17 | (IN)DESTRUCTIBLE

1.3K 111 51
                                    

ERIC

Dos semanas después de la última vez que la vi todo se descontroló un poco. 

No estaba acostumbrado a vivir un día donde ella no estuviera conmigo. Era difícil despertar, abrir los ojos, y no verla de su lado de la cama. Era difícil no ver su cepillo de dientes en el baño. Era horroroso no sentir el olor a su perfume favorito cada mañana luego de que se duchara. Era imposible beber café. Y, puedo decir que lo intenté. De verdad lo intenté, con todas mis fuerzas. Intenté vivir de una manera que no me resultara agobiante. Esas dos semanas, al menos, de verdad lo traté.

Hasta que simplemente ya no pude. Me rendí. 

Me di por vencido a mis vanos intentos de querer vivir una vida actuando como si ella jamás hubiera existido, que era la forma más fácil de sobrellevar las cosas. Me rendí y me abracé al dolor, lo dejé entrar y le permití consumirme por completo.

Me tiré en mi cama. Me tapé hasta el cuello. Me abracé a su almohada y me quedé allí por lo que se sintieron cuatro semanas pero en realidad fueron solamente días. Ahí comprendí que, cuando estás sufriendo, los días largos son los más cortos y tres minutos se sienten como tres horas.

Estaba cómodo, debo admitir, en la desgracia que estaba consumiendo mi vida. No me quería mover, no comía tampoco. Me dije a mí mismo varias veces que estaba bien si el resto de mi vida se pasaba así. Todo eso hasta que mi hermano entró por la puerta de la habitación y abrió las ventanas.

- Okey, fue suficiente, no puedes seguir así - su voz demandante me hizo gruñir. La luz del sol me cegaba -. Tienes que levantarte de la cama. Comer algo. Salir a dar una vuelta en el auto, lo que sea. Pero tienes que moverte.

Una parte de mi quería ponerse de pie y romperle la cara a golpes por decirme qué es lo que tenía que hacer. Otra parte simplemente quería largarse a llorar como un niño pequeño y abrazarme a mi hermano mayor hasta que el dolor desapareciera de mi cuerpo. 

Pero ninguna de esas partes tenía la fuerza suficiente para hacer nada.

- ¿Cuántos días ya pasaron? - pregunté como pude. 

Era la primera vez que escuchaba mi voz después de varios días. Me escuché raro. Apagado. Mi voz estaba muy ronca.

Zach me miró con pena y preocupación en los ojos. Suspiró pesadamente y se cruzó de brazos.

- Ya ha pasado una semana y media, Eric - me contestó -. Te he dado tu espacio, pero empiezo a preocuparme.

- No tienes porqué.

Bufó, incrédulo.

- No te levantas de la cama, no comes, apenas si te mueves para ducharte y tomar agua, ¿y me dices que no tengo por qué preocuparme? - su tono fue cambiando. Sonaba verdaderamente enojado, y entendía sus razones.

Pero yo también tenía razones para estar como estaba. Él, entre todas las personas del mundo debería comprenderme en este momento.

- Pensé que era solamente una etapa, pero para este punto creí que...

- ¿Una etapa? - lo interrumpí inmediatamente, sintiendo como la furia trepaba por mi cuerpo. Me enderecé en la cama -, estoy así porque el jodido amor de mi vida me dejó tirado en el puto altar, ¿y tú piensas que es una jodida etapa? - apreté los puños a mis costados -. Pues déjame decirte, Zach, que en lo que a mi respecta estaré así toda mi maldita vida. Así que ve acostumbrándote.

- Lamento informarte, hermanito, que aunque tú estés cómodo en tu desgracia, quieras o no, en algún momento saldrás adelante - bufé y revoleé los ojos ante sus palabras estúpidas -. ¿O qué? ¿Piensas que ella te llorará para siempre?

BETWEEN YOU (Losing Virginity II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora