19 | DISTINTAS DIRECCIONES

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ERIC

Los gritos se escuchan perfectamente y me aturden. Cierro los ojos con fuerza e intento ahuyentar el miedo que me recorre de pies a cabeza. No puedo tener miedo. No puedo tener miedo porque tengo que cuidar de Emma.  Zach está en su habitación, al final del pasillo y no está aquí para protegerla así que tengo que hacerlo yo.

Abrazo el pequeño cuerpo de mi hermanita con fuerza pegándola a mi cuando se escucha como un golpe seco hace que las paredes casi retumben. Papá está muy enojado esta noche y mamá siempre nos dice que nos mantengamos alejados cuando llega a casa así de alterado, ella siempre dice que puede controlarlo sola, pero he empezado a dudar de eso.

Emma se revuelve entre mis brazos cuando los gritos alterados de nuestro padre nos hace saltar en nuestro lugar. Se aparta de mi de un empujón. A pesar de ser un año menor que yo, definitivamente tiene más fuerza.

- Eric... - susurra, sus ojos están llenos de lágrimas. De fondo se escucha otro golpe -, Eric, tenemos que ayudar a mamá.

Sus ojos llenos de  lágrimas estaban enojados, profundamente enojados.

- No podemos, Emm - negué con la cabeza -. Mamá dice que...

- ¡Pero no podemos dejarla sola! - me interrumpe en medio de un grito.

Abro la boca para decirle algo, lo que sea pero antes de que pueda hacer nada, lo siguiente que veo es como sale corriendo de la habitación, con rabia y decisión. La sigo, desesperado, ¡no puedo dejarla con él! ¡le prometí a mamá que iba a cuidar de ella, se lo prometí a Zach también!

Me apresuro para llegar al pasillo, y entonces todo se reproduce demasiado rápido, pero al mismo tiempo en cámara lenta. Lo último que veo es como mi hermanita, mi pequeña Emma, cae por las escaleras. Papá la empujó. 

Me desperté en medio de un grito, aturdido y asustado. El cuerpo me temblaba con fuerza y mi cabello se pegaba a mi rostro por el sudor. El corazón me latía demasiado rápido, tan rápido que pensé que saldría de mi pecho en cualquier momento. Sentí perfectamente como las gotas caían por mi rostro, pero no podía diferenciar si eran mis lágrimas o era el sudor. Me concentré con todas mis fuerzas para dejar de temblar, para dejar de sentir ese miedo paralizante, pero nada funcionaba. 

Me concentré a mi alrededor. Val siempre me decía que me fijara en mi entorno y entendiera la realidad para relajarme un poco. Val siempre me calmaba cuando las pesadillas no me dejaban dormir tranquilo por las noches. 

Le hice caso a mi chica y me concentré en mi entorno. Pero resultó ser que la realidad era igual de horrible que el sueño. 

Sentí como mi corazón empezaba a relajarse, pero mi mente continuaba dando vueltas más rápido de lo que yo podía procesar. La resaca no me ayudaba para nada y definitivamente el escenario a mi alrededor no me hacía sentir para nada mejor.

Había ropa tirada por toda la habitación. Ropa de mujer. Bueno, mujeres. Lo poco que recordaba de la noche anterior era haber conocido a dos amigas en la playa, ambas morenas de cabello marrón claro. Ambas divertidas y salvajes, entretenidas. 

BETWEEN YOU (Losing Virginity II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora