ERIC
Intento respirar profundo para calmarme e inconscientemente cierro con fuerza mis puños a los costados de mi cuerpo. Cuento hasta diez una y otra vez para intentar recobrar la compostura y hacerme dueño de mis pensamientos de nuevo, para impedirles divagar por cualquier lugar, más que nada en este momento, pero su voz sigue llamando mi nombre a mis espaldas y el sonido de sus tacones repiqueteando por el piso me ponen los pelos de punta.
- Eric... ¡Eric detente! - sisea, intentando no gritar, pero su voz suena fuerte y clara en mis oídos.
No le hago caso y sigo caminando. Sé que no llegaré muy lejos, a tan solo metros de distancia hay una pared, llena de plantas y flores, que me impedirá seguir alejándome de ella.
- Eric, joder, ¿puedes parar?
Y, sin poder controlarlo más, una rabia nueva me carcome por dentro, recorriéndome de pies a cabeza sin piedad.
Detengo mi paso de repente y me giro hacia ella al instante.
- ¿Para qué? - ahora, mi voz suena dura y furiosa. Ella detiene el paso y me mira algo asombrada, supongo que por la forma en la que siento que la estoy observando -. ¿Qué me quieres decir, eh? - camino hacia ella, doy dos pasos, y ella los retrocede -, ¿para qué mierda me has seguido?
Traga saliva y se endereza, levantando la barbilla y deteniendo su paso para enfrentarme. Así que sigo caminando y acortando la distancia que nos separa, hasta que estamos frente a frente de nuevo.
Siento que toda mi piel arde cuando la miro, noto como mis fosas nasales se abren y se cierran repetidamente y como mis puños hormiguean con ganas de querer golpear una pared, o el maldito rostro de Jacob Wostern. Pero entonces me percato de lo que estoy sintiendo: enojo y odio. Y por primera vez, van dirigidos hacia la persona menos esperada para mí: ella.
Es estúpido, lo sé, enojarme por algo tan pequeño como un beso. Pero no es lo mismo haber presenciado algo así ahora, dos semanas después de que estuvimos juntos de nuevo, a haberlo presenciado cuando apenas nos dirigíamos la palabra.
Mi corazón ha sido destrozado por esta mujer tantas veces ya, que el único mecanismo de defensa que encuentro para mantenerme unido y de pie es aferrarme al dolor e intentar convertirlo en enojo y nada más. Porque si me permito sentir otra cosa, voy a sucumbir de nuevo, y no toleraré otro corazón roto, no más.
Val pasa la lengua por sus labios y entonces me fijo en ellos. Tiene su labial corrido.
Sin poder evitarlo, hago una mueca y chasqueo mi lengua.
- Limpiate la boca. Tienes el puto labial corrido. - digo antes de que ella pueda decir nada.
Val aprieta su mandíbula y se pasa la mano bruscamente por sus labios, mirándome enojada.
¿Por qué mierda se supone que es ella la enojada en esta situación?
- ¿Contento? - me escupe con sarcasmo.
- Estaría mas contento si te fueras y me dejaras malditamente solo. - le respondo, mirándola de arriba abajo. Ella suelta una risa irónica.
- ¿Por qué no me sorprende que estés comportándote como un imbécil después de lo que has hecho? - se ríe sin ninguna pizca de gracia, cruzándose de brazos y observándome -. Y yo que decidí seguirte para... Mierda, no debería ni haberlo hecho.
- Pues no, no deberías - enojado, paso la mano por mi rostro -. Pero igualmente aquí estás, así que dime lo que sea que hayas venido a decirme y vete - mi tono de hartazgo, despectivo incluso, logra que me mire con rechazo -. No quiero ni verte en este momento.
ESTÁS LEYENDO
BETWEEN YOU (Losing Virginity II)
Teen Fiction- Ya no puedo seguir con esto. - Me lo prometiste, ¿No lo recuerdas? Lo vi bajar la cabeza un segundo antes de que volviera a levantar la mirada y me observara con sus ojos destrozados, al igual que mi corazón. - Esto ha sobrepasado mis límites. Te...