21 | COMIENZOS

1.2K 103 24
                                    

ERIC

El sol golpeaba mi rostro y me hacía sudar por el calor. Eso, mas el autobronceante que había comprado estando demasiado borracho como para recordar, me hacían rostizar bajo el sol de Jamaica. 

La playa estaba repleta, a penas si entraba un alma más. La música en un idioma que no reconocía levantaba el ambiente. Las chicas iban y venían, bailando, bebiendo, riéndose. Los hombres se baboseaban por ellas, claramente. Pero yo estaba demasiado ocupado con mi resaca como para prestar atención a nada a mi alrededor. 

Ese era el último día en Jamaica. La mañana siguiente tomaría el avión de regreso a Nueva York, y dentro de dos días empezaría mi entrenamiento para volver a ponerme en estado para las temporadas. No sentía que mi cuerpo me permitiría exactamente rendir al cien por ciento, pero era mi trabajo, así que debía hacerlo.

Lo cierto era que me sentía para la mierda. El dolor emocional se las había arreglado para ser físico. 

Había encontrado una forma para que mi mente y mi corazón no me dieran una mala pasada. Sí, el pequeño agujero que se había instalado seguía intacto, allí. Pero ya no dolía, ni molestaba como antes. Simplemente estaba ahí, y yo era consciente de ello, pero era solo una sensación de vacío extremo con la que había aprendido a lidiar en esas dos semanas en Jamaica. Por supuesto que el alcohol, las drogas y las noches desvelándome hasta caer casi muerto en la cama ayudaban, pero incluso estando casi sobrio, no le prestaba tanta atención.

De reojo, a través de mis gafas de sol, vi como Zach se sentaba en la banca a mi lado. Iba mojado de pies a cabeza porque acababa de salir del mar. Miré hacia el frente de nuevo, ignorándolo. 

Luego de la última pelea que tuvimos, no volvimos a hablar realmente. Simplemente nos cruzábamos en la habitación, decíamos "buenos días" o "buenas noches", y eso era todo. Ninguno de los dos estaba preparado para decir nada más, y estoy seguro de que ninguno de los dos estaba listo para dejar su orgullo de lado y así dar el primer paso para pedir disculpas. 

Yo, claramente, no iba a ser el primero en pedirlas.

Zach soltó un suspiro y me tiró una botella de agua. La atrapé en el aire con mucha suerte, porque seguía algo atontado de la noche anterior. Lo miré, intentando darle las gracias, pero no pude. Así que simplemente abrí la pequeña botella y le di el trago más largo de mi vida, dejándola casi por la mitad.

- Al menos tienes que darle a tu hígado un descanso, hermano. - bromeó, soltando una risa pequeña, pero claramente incómodo.

Ladeé la cabeza y asentí lentamente.

- Supongo que sí - lo miré -. Gracias.

- No hay problema - dijo mientras se acostaba en la reposera y me miraba de costado -. ¿Estás sobrio?

Solté una risa ante su tono indulgente y pensé en la respuesta un segundo.

No sabía si estaba exactamente, por completo, sobrio, pero esa mañana era lo más cercano a estarlo que sentía. Eran las once y aún no había bebido o fumado, absolutamente nada. Comí una manzana como desayuno y me sentía como la mierda. Literalmente, podía hasta oler el alcohol que salía de mi cuerpo.

Así que, supongo que estaba en ese proceso.

- Creo que sí - respondí, colocando las manos detrás de mi cabeza, movimiento que me hizo refunfuñar -. El dolor de cabeza simplemente me lo confirma.

- Quizás podrías mantenerte todo este día así, ¿no te parece? - su tono preocupado me hizo mirarlo fijamente. Él suspiró -. Mañana ya volvemos a Nueva York, supongo que podrías soportar estas horas sin meterte nada.

BETWEEN YOU (Losing Virginity II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora