Confesión

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A quién me dio la oportunidad de experimentar, quién me enseñó a disfrutar, a desear, a aceptar.

Grabar los videos anteriores fue complicado pues tuve que remover el cajón de los recuerdos y hacer recuento de los daños. Además, me di cuenta de que todos los anteriores influyeron en mi vida, me cambiaron, me hicieron lo que hoy soy, pero ninguno como tú.

Eres alegre, carismático, atractivo, seductor, inteligente y aventurero, sin cruzar el límite de la idiotez. Y lo más importante, eres millonario.

Llegaste en un momento crucial en mi vida, creo que por ello es que influiste tanto en mí, sinceramente, hiciste de mi agonía una buena etapa de rebeldía y por ti aprendí a disfrutar; a exigirle a la vida.

Eres el único a quién le contaré la historia de una chica que fue reacia a aceptar su destino, pero que al final cedió porque no tiene caso pelear si no existe la forma de ganar. Esa chica se llama Brisa.

A los tres años me diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda. No conservo un solo recuerdo del tiempo que estuve internada en el hospital, tampoco recuerdo haber sufrido como me lo describen mis padres. De mi mente se borró aquella época y es que, por lo que me han dicho, yo ni siquiera tendría que estar viva.

Fue grave, fue intenso. Mi madre jamás se alejó de mi lado y estuvo cuando me diagnosticaron y hasta los días en que se supone que iba a morir. Fue un año difícil, me sometieron a tantos procedimientos que parecía película de ciencia ficción y todo porque mi leucemia era resistente. Llegó el momento en que mi médico le dijo a mis padres que lo más probable es que no sobreviviera, pronosticó dos mese más de vida. Y resultaron en catorce años.

De alguna forma inexplicable, mi organismo buscó luchar por salir adelante. No creo en milagros a pesar de que dicen que soy la prueba viviente de que existen, quiero pensar que mi cuerpo encontró la forma de combatir el cáncer y en conjunto con la terapia, logró vencerlo. Mi madre organizó toda una fiesta para celebrar que me aferré a la vida, prometió volverse creyente si es que yo vivía y lo fue durante un tiempo, pero actualmente no vamos ni a misa.

El término remisión completa es la palabra que cualquier persona con cáncer quisiera escuchar. En mi caso, significa que las células leucémicas ya no se pueden detectar y que mis resultados de laboratorio salieron normales. No significa que ya no se tenga cáncer, que te hayas curado, pero al ser indetectable, la senda oscura que aguardaba, de pronto se haya iluminada por la luz. Y era muy pequeña como para entender la magnitud de la noticia. No recuerdo, creo que mi mente me protegió al olvidar las situaciones feas.

Asistía recurrentemente a consulta médica para llevar un seguimiento y controlarme. Pasaron años en los que la leucemia continuó indetectable y mis laboratorios jamás presentaron anomalías. Llegó un momento en me dieron de alta y se arriesgaron a decir que podía continuar con mi vida normal. Cuando entré a la secundaria, viví como si jamás hubiese presentado la enfermedad. Para mí fue como si jamás la hubiese tenido y no fuera más que un suceso de otra persona. Jamás viví con el miedo de que la enfermedad se presentara de nuevo; yo me creía curada.

Excepto que no era así.

A finales del segundo año de preparatoria, tuve que hacerme unos análisis de rutina para el entrenador de natación. Cada vez que se presentara una competencia fuerte, debíamos ir a cita médica para que se cercioraran de que estábamos en perfecto estado de salud. Y resultó que mi salud no estaba bien. Mi recuento de leucocitos estaba incrementado y la cifra fue lo suficientemente alta como para buscar ayuda. Aunado a ello, estaba el tema de la anemia y el recuento bajo de plaquetas.

No era razón para asustarse porque los valores no eran tan escandalosos, pero debido a mi antecedente de leucemia, no podíamos dejarlo pasar.

Me hice más estudios, frecuenté el hospital y trataba de convencerme de que podría deberse a una equivocación, que tal vez todo se trató de un error. Pero resultó que no. La leucemia volvió, era el mismo tipo, la misma jodida enfermedad. No me sentía mal, algo que me dijeron es que a veces se cursa asintomático, pero que estábamos a tiempo de empezar con tratamiento para evitar futuras complicaciones.

Cómo declararte a tu crush...sin morir en el intentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora