Capítulo 17

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No le aclaro a Estela si me gustan las mujeres o no.

El resto del entrenamiento me centro en seguir las órdenes del entrenador y en quedarme en silencio, aunque me pregunten por la identidad de la persona a la que está dirigido el video. De verdad agradezco no haber dicho el nombre de mis crush en los videos, dentro de la locura tuve un atisbo de sentido común o de supervivencia, depende de cómo lo vean.

Descifrar la identidad tampoco es tarea para un genio; la pista está en que es chica y tiene buenas calificaciones; Joelle no es la única, sin embargo, que yo sepa, las porristas solo envidian a una y esa es Joelle. Porque Fiona es inteligente, sabe desenvolverse al hablar, pero, de acuerdo a los estereotipos de belleza, no es tan bonita como Joelle. Y apuesto a que no es ni la mitad de malvada. Dudo que Fiona sea malvada, solo hablé con ella una vez y fue muy linda. Ella es de las pocas que han declarado ser homosexuales abiertamente.

Acá lo importante es que nadie se entere. Que me perdone Fiona, pero si todos creen que ella es el motivo de mi segundo video, estaré eternamente agradecida.

Una vez que termina el entrenamiento y el entrenador me firma la hoja, escapo de la alberca. Antes de salir, David hace ademán de decirme algo, pero lo corto antes de que abra la boca, la mera visión de él en ropa logra causar un minúsculo cosquilleo en mi estómago, ahora, si tengo una vista perfecta de su pecho y abdomen desnudos, podría decir estupideces o quedarme anonada. Y sí, lo admito, verlo hace que me desestabilice, todo por leer un ensayo.

Espero a mi hermano en el estacionamiento, trato de camuflarme con unos arbustos, pero fracaso, me hace falta tener piel verde. Me urge una piel que cambie de color cuando la situación lo amerite, así no tendría que recurrir a una poderosa sudadera con capucha para pasar de incógnito.

Una parte de mí espera que Joelle aparezca de improviso con su rostro de ángel, pero una sonrisa perversa. La única persona que aparece en mi vista es mi hermano quien llega acompañado de Sandra. Vaya, vaya, sospechoso.

―Pensé que lo de Fabrizio pasaría a segundo plano cuando saliera lo de Jo...―mi hermano puede ser idiota algunas veces―. Da igual, a Fabrizio le encanta ser el centro de atención. Le armaste una grande a Ana Laura ―Sandra finge que está metida de lleno en su teléfono móvil, pero sé que está atenta―. Olvídalo, mejor no te metas a las redes sociales ―hace un ademán con la mano―. Solo vine a decirte que no iré ahorita a la casa, ya hablé con mis padres, nos vemos al rato.

Y se va. Pudo haberme mandado un mensaje, así no lo habría esperado todo este tiempo (ya, fueron como quince minutos). Genial, creo que hoy no es mi día, creo que nunca ha sido mi maldito día. Llego a casa más rápido que de costumbre, mi padre está viendo un programa de televisión sobre detectives y mi madre está cosiendo una imperfección de la cortina de la sala. Sé que mi madre sabe coser, mi abuela le enseñó durante su niñez, pero verla en acción es extraño, nunca presencié el suceso. Se ve tan tierna, tan humana; no la mujer empoderada que destruye a otros abogados en el juzgado. Y sin saber por qué, me dan ganas de llorar.

Para evitar las lágrimas, los saludo a ambos desde lejos y subo corriendo a mi habitación con la excusa de que tengo una tarea importantísima que entregar. Después de orinar y ponerme mi cómoda pijama, me hundo en la ardua tarea (que pospuse por mucho tiempo) de echar un vistazo a las redes sociales.

Es peor de lo que imaginé. Ya sabía que mis seguidores incrementaron a cuesta de la peor metida de pata de mi vida, pero tener más de treinta mil seguidores es exceso. Mi última fotografía subida está bombardeada con comentarios de dos tipos: "Qué bonita eres" "Valiente" "Ejemplo a seguir" "¿Cómo te va con tus crush?" "El mariscal no vale la pena" "Yo te apoyo". Esos se agradecen. Y luego están los comentarios en los que me preguntan si soy lesbiana (con adjetivos no tan agradables), si ya estoy contenta con la atención recibida, si mejor no me mato para llamar la atención y que soy una mierda de persona por "quemar" a una persona. Esos últimos son varios.

Cómo declararte a tu crush...sin morir en el intentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora