Capítulo 15

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La oficina del director está tan concurrida como estadio en la gran final de fútbol. Tomo asiento en una silla acolchonada que está alejada del grupo de tres chicas y un tipo chaparro y espero a que me llamen. En mi mente rememoro los últimos momentos que viví de la pelea.

Entre varios compañeros y algunos profesores detuvieron la pelea épica. Demi terminó en el suelo, pero Romina no le hizo daño, la empujó, pero de ahí en fuera se contuvo. Ana Laura se puso a llorar incontrolablemente mientras se pegaba a la pared, una de sus amigas la consolaba y entre ella y otro chico la sacaron del embrollo. Carlos apareció de nuevo y me jaló mientras esquivábamos a dos tipos que se empujaban. Quise quedarme para cerciorarme de que Demi estaba bien, pero me llegó más fuerte el olor a orina y tuve que irme de ahí.

No vi el momento exacto en que terminó el slam escolar, pero cuando nos fueron a buscar al vestidor de natación de mujeres, nos dijeron que debíamos presentarnos en la oficina. Estela me prestó una sudadera con el logo de la escuela y otra chica me cedió su short. Y hasta entonces me presenté en la oficina.

La puerta del despacho principal se abre y veo que sale Demi junto con Romina, una chica de gimnasia y Jafet, el capitán de soccer. Durante la pelea no vi a mi hermano, supongo que es una buena noticia, pero tipos de soccer y americano no faltaron. No se diga porristas. El conglomerado de cuatro chicos entra a la oficina mientras Demi sale soltando una carcajada y Romina le echa una mirada de disgusto antes de alejarse, Jafet ríe junto con mi mejor amiga, se despiden de la chica gimnasta y entonces me ven.

Tanto el capitán del equipo como mi amiga se acercan, no sé si sonreír, pararme, quedarme sentada o desparecer. Dado que la última opción aún no está disponible, me voy por la tercera. Jafet alza una mano en señal de saludo, un atisbo de sonrisa aparece en mi rostro, pero estoy tan impactada por los sucesos recientes, que no puedo fingir alegría genuina.

—Ahora sí se armó en grande —dice Demi a modo de saludo—. El director está que revienta —Jafet asiente a su lado—. No pueden castigarnos a todos, así que se irán por los iniciadores.

Ambos me miran con una mezcla de pena y disculpa ¿Soy iniciadora? Oh, no, que ni se les ocurra acusarme ¡me lanzaron orina! Si hubiese víctimas, una de ellas sería yo.

—Tu hermano estaba en clase, por suerte —explica Jafet tranquilamente—. Pensé que suspenderían a los de soccer, al menos los que estuvimos en la pelea —ahora que habla, noto una herida minúscula en su labio—, pero no, seremos campeones, lo tenemos tan cerca, el director no se arriesgaría.

La tranquilidad de ambos debiera ser contagiosa, pero en lugar de hacerme sentir mejor, me siento tan nerviosa como cuando apliqué para Mazca...o como cuando recibí el resultado que me cambió la vida. No puedo mantenerme quieta, me muevo de un lado a otro y mi respiración está acelerada, estoy temblando aunque haga calor y definitivamente siento unas agresivas avispas picotear en mi estómago.

—¿Qué les dijo?

—Preguntó quien inició todo —responde Jafet quien ahora toma mi lugar en la silla—. Yo iba pasando cuando Ana Laura empezó a gritar, dije los nombres de dos, no supe quién era la otra chica.

—Y afirmó estar avergonzado por nuestro comportamiento.

Demi vuelve a soltar una carcajada cuando lo dice. Desearía poder ver el mundo desde su divertida perspectiva, porque en estos momentos tengo ganas de todo menos de reír ¿Podría tomarlo con humor? Si estuviera segura de que no me expulsarán o peor, seguramente sí.

Antes de poder decir que tengo miedo y que voy a vomitar, se escucha un escándalo proveniente de la puerta. Una comitiva entra, está formada por Fabrizio, tres futbolistas y dos porristas que acompañan a Ana Laura. Genial, justo lo que quiero. Tal y como creí, las porristas se burlan y los futbolistas abuchean.

Cómo declararte a tu crush...sin morir en el intentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora