Eso fue todo, cinco preguntas, cinco respuestas. Lo suficiente para conocernos. Excepto que siento que no me conoció tanto como yo lo conocí a él. Y es injusto porque al responder su última pregunta di un paso a ciegas cuyo objetivo desconozco, pero que no me llevará a ningún buen lugar. Admitió que hizo cosas ilegales, admitió que es un drogadicto (o fue, al menos). En esta etapa de mi vida debería correr hacia lo seguro...excepto que lo único seguro de la vida es la muerte; de esa nadie escapa.
Evitamos cualquier tema que tenga que ver con las cinco preguntas realizadas, le hablo de la escuela, de mi hermano, de mi papá y de mi mamá. Le digo que debido a la proyección de hace una semana me han sancionado con hacer servicio comunitario y es lo más aburrido del mundo.
También le hablo de Demi, de cómo nos hicimos amigas y cómo logramos extender la amistad hasta este momento. No sé por qué, pero me pregunta por Carlos Hernández, tal vez porque me vio con él en la fiesta. Le digo lo básico: Nos llevábamos bien hasta que "besé" al que le gustaba y se enojó conmigo. Después de que me ayudara a destapar mi cerveza, dudo mucho que fuera él quien proyectara mi video.
Oh, vamos, quedé en no obsesionarme con eso. Preocuparme no va a servir de nada.
Él me dice que su pasantía consiste en ayudar a un ingeniero con mucha experiencia con los planos y diseños de varios artículos. También administra las cuentas en conjunto con más pasantes. No es el trabajo más entretenido, pero es algo y la experiencia nadie se la quita. No habla de su familia, tampoco lo presiono; después de lo que dijo, creo que por hoy ha sido suficiente.
André es tan alegre, honesto, se nota tan cómodo que no logro entender como es que logro causar esas sensaciones en alguien. Es como si todo el tiempo estuviera caminando a ciegas, buscando algo sin saber qué exactamente y ahora todo se vuelve tan claro. ¿Qué veo claro? Ay, no sé, estoy bien mal.
Cuando dan las once de la noche y estoy por subirme a la motocicleta para ir hacia mi casa, me entra una llamada de Demi. Vaya, hasta que se digna, está bien, no me enojo; lo importante es que se divirtió...espero.
―¡Hola, Demi!
―Bris, necesito ayuda, es que creo que...―su voz suena titubeante, apenas puede pronunciar bien las palabras y su tono es desesperado. Esta ebria―. Romina me provocó, lo juro, no quería, no planeaba...
―¿Sigues donde Jafet? ―escucho que asiente, dice que está encerrada en el baño―. Quédate ahí, voy para allá.
André me lanza una mirada interrogante. Por dios, no quiero abusar de su confianza, pero le pido de favor que me lleve a la fiesta.
―Puedo esperarte si quieres, ¿tu amiga está muy mal?
―Está muy ebria, no sé qué hizo, espero que no haya sido muy grave.
El camino se me hace eterno. Un molesto burbujeo nace en mi estómago, son los nervios. Ay, no, esto no está bien. Joder, no debí dejar a Demi sola, no debí irme. Sé que ya está grande para cuidarse sola, pero fui con ella; si llegas con alguien a la fiesta, te vas con esa persona de la fiesta. Se trata de cuidarnos mutuamente y fui muy egoísta al irme porque estaba incómoda. Soy pésima amiga.
La casa desde fuera no se ve tan mal. Hay algunos estudiantes fuera, charlando y bebiendo de vasos color rojo, pero se notan tranquilos. La música se escucha fuerte, eso sí. Menos mal que los vecinos no han hablado a la policía.
Al escuchar el motor, dos chicas nos voltean a ver, curiosas. Me bajo de un salto y corro hacia el interior de la casa. Alguien dice mi nombre seguido por otras palabras, pero lo ignoro. Mi prioridad es saber que Demi está bien y no cometió un error garrafal de esos que no tienen remedio.
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Cómo declararte a tu crush...sin morir en el intento
Teen FictionBrisa Galetto junto con sus compañeros de la preparatoria deciden, en su último año, hacer una cápsula del tiempo en la que guardarán algún objeto personal con el fin de que veinte años después, los alumnos de último año encuentren la cápsula y pued...