Capítulo 11

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La cena transcurre lenta y sin inconvenientes, Demi es tan alegre y parlanchina que casi no tengo que aportar mucho. No logro poner atención por mucho que lo intente, pues el asunto de Joelle me trae rondando la cabeza. El asunto con Fabrizio todavía no se enfría y ahora traigo a Joelle encima; vamos, entiendo que Fabrizio no tendrá mayor problema, al contrario, seguro le dará fama y le irá mejor, pero en el caso de la capitana de matemáticas...es un asunto muy distinto. Quitando el hecho de que seguro su familia la odiará y rechazará, no quiero pensar en lo que le haría a su historial académico el que se sepa que consume anfetaminas y por ello tiene tan buenas calificaciones. Si de por sí es estudiosa, bajo la influencia de estimulantes del sistema nervioso central, su capacidad es máxima. Y es trampa y poco tolerado por la escuela y cero tolerado en cualquier universidad.

Hasta donde recuerdo, su identidad no es tan obvia como la de Fabrizio, pero tampoco es el misterio mejor guardado en el mundo. Quiero pensar que a nadie le va a interesar averiguar y lo dejarán pasar; pero me da miedo porque por muy poco que me agrade Joelle, tampoco quiero joderle la vida. No sé si podría vivir con ello.

No vi la magnitud del problema hasta ahora, quise creer que podía sobrepasar esta prueba sin problemas, pero ahora que se publicó el primer video, seguramente se publicará el segundo. La fecha la desconozco, el horario también, pero para evitar una tragedia, necesito descubrir la identidad del ladrón lo más pronto posible. Es hora de empezar a jugar un poco sucio y no me gusta, pero las situaciones extremas requieren medidas drásticas.

-Necesito ir al baño -me levanto bruscamente de la silla-. Ya vuelvo.

La gente en el restaurante charla alegremente, ríe con entusiasmo y come con elegancia. La mayoría se nota despreocupada y siento tanta envidia porque quería disfrutar de un fin de semana tranquilo, pero todo dio un giro. Siento un retortijón en el estómago, es leve, puedo soportarlo. Espero que no me de diarrea porque me choca. Y no quiero estar mal para mi cita con André el día de mañana. Y hablando de André, me llegó un mensaje, pero como estaba cenando no lo vi.

Efectivamente, es de André, corrobora la hora y pregunta si tengo algún problema. Claro que no, por dios, si estoy tan emocionada que ni siquiera es sano o lógico. Le respondo brevemente y guardo el teléfono, tengo que contenerme de revisar las redes sociales, en esta etapa de mi vida me perjudica más que el beneficio del entretenimiento. Además, no respondí el mensaje del tal Alfredo; si vuelvo a verlo, la ansias de contestar serán mayores que mi autocontrol.

-Dime que estás bien -Demi entra por la puerta-. Tantas preocupaciones te dañan, te ves muy pálida y ojerosa, creo que necesitas vacaciones.

Lo que necesito es que el maldito video desaparezca. Pero Demi no sabe la razón, creo que es el momento perfecto para relatar la trágica historia de como me dejé impresionar por un par de ojos bonitos. Fui usada, humillada, pero Demi es mi amiga, todo estará bien.

-Es Joelle -suelto sin más la bomba-. Me enamoré de ella y resultó que solo me quería para conseguirle anfetaminas.

Exhalo una gran bocanada de aire. Oh, qué bien se siente externar las preocupaciones. Aun siento el peso sobre mis hombros, pero es escasamente más ligero. Me recargo en el lavabo mientras muevo las piernas con nerviosismo. Ahora sabe de Joelle y por supuesto sabe lo de Fabrizio. Me debato si contarle lo de David y Abel, cada uno tuvo sus puntos buenos y también las causas de mi descontento, es un poco embarazoso, de hecho, creo que esos relatos pueden esperar.

-¡Sabía que Joelle no podía ser tan inteligente sola! -exclama triunfante-. Aunque jamás me lo imaginé. Es linda y todo, Bris -dice titubeante-, pero no entiendo qué viste en ella. He hablado con ella dos veces y no la soporto.

Cómo declararte a tu crush...sin morir en el intentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora