Sentada en mi sillón favorito (el café desgastado), reproduzco por quinta vez el video. Mis redes sociales son escasas, tengo cuenta en Instagram y Facebook, uso más la primera, pero después de un descubrimiento fatídico en el pasado, decidí pasar más tiempo en la vida real que en la virtual.
Desde el sábado evité entrar a las redes, primero, porque el sábado estaba impactada por verme proyectada frente a todos; segundo, porque el domingo estuve todo el día ocupada y tercero, porque mi una profunda parte de mí no se sentía lista para enfrentar lo que se dijera de mí. Y ahora resulta que el video no sólo se proyectó en la escuela. La persona responsable no se contentó con humillarme frente a mis compañeros si no creó una cuenta de Youtube falsa a mi nombre y lo subió a la plataforma.
Estoy circulando en el jodido internet.
Oh, mierda. En este momento me debato entre aplicar la de: ¡Mamá, salí en televisión! O la de: Mi mundo se acaba de desmoronar. Y es que no logro entender cómo es que un estúpido video de una chica declarando su amor haya logrado llegar a las cuarenta mil vistas. Porque sinceramente, si yo viera que alguien anónimamente confiesa amor y al mismo tiempo manda a la mierda a su crush, no me interesaría. Menos mal no son tantas visitas, espero que en poco tiempo todo haya desaparecido.
Juro que jamás me creé una cuenta en Youtube, seguramente quien lo hizo no tardará en subir otro video. El primero en la lista es el de Fabrizio, si sale a la luz todo lo que digo en esos seis minutos y medio, Fabrizio sabrá que efectivamente, fue mi crush y además algunos imbéciles van a salir perjudicados. Si las cincuenta mil personas se enteran de lo ocurrido...bueno, los involucrados van a querer crucificarme. No digo nombres en algún momento, a veces no es necesario hacerlo.
—Dime que no te ha dado un ataque o algo —André se acerca con dos tazas de café, en cuanto le dije donde se encontraban los ingredientes, no dudó en hacer para ambos—. Te ves muy pálida. Te traje el café sin azúcar, te sentirás mejor.
Le agradezco el gesto de todo corazón. Soy una idiota por invitar a un extraño a casa, pero confío en él. No sé si fue su buena fe al querer evitar mi suicidio imaginario, o su preocupación cuando me caí y me llevó al hospital. Tal vez sólo es que no puedo pensar bien porque tengo atrofiado el cerebro, pero de cualquier forma, algo me hace confiar ciegamente en este sujeto extraño.
—La palidez es por otra cosa, pero el café seguro me hará bien —doy un sorbo y siento la boca arder, en este momento, no me importa—. ¿Por qué alguien haría una cosa así? No he sido una hija de puta con nadie. Mira, fui una tonta al grabar ese video, planeaba hacerlo llegar a los involucrados cuando ya no estuviera aquí para que me reclamaran —suspiro suavemente—. Pero recapacité y destruí los videos.
Dejo de reproducir el video, ya me harté de ver mi rostro burlón, me veo bien, debo admitir, pero me da pena. ¿En qué estaba pensando cuando grabé eso? Ah, sí, ya, tenía el corazón y el espíritu roto.
André se sienta a mi lado mientras toma un sorbo de su taza. No me incomoda su cercanía, pero su brazo musculoso está tan cerca del mío que puedo sentir irradiar su calor. Discretamente, me distancio un poco, un centímetro cuando mucho. Trago saliva antes de beber un poco más antes de armarme de valor para leer los comentarios. "¡Qué valor tienes! Espero la primera confesión." "Ah, oc, a nadie le importa, amiga." "Eso, si tú puedes superar a tu crush, todas podemos." "¡SIGUE!" "Qué oso, quiérete." "Adoro las historias de amor." "Sube pronto las confesiones."
Necesito fingir mi muerte y desaparecer. Ayuda.
—Cuando lo vi en una página de facebook lo iba a pasar de largo hasta que vi que se trataba de ti —André me mira entre con pena y diversión—. Incluso te seguí y todo, no sabía que se trataba de una broma. Creo que tienes talento —le lanzo una mirada molesta—. Vale, no te enojes.
ESTÁS LEYENDO
Cómo declararte a tu crush...sin morir en el intento
Novela JuvenilBrisa Galetto junto con sus compañeros de la preparatoria deciden, en su último año, hacer una cápsula del tiempo en la que guardarán algún objeto personal con el fin de que veinte años después, los alumnos de último año encuentren la cápsula y pued...