🦇Capítulo 2: Sangre🦇

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Eché un vistazo fugaz al interior del coche. Era prácticamente igual a como lo veía en la serie. No sabía exactamente si emocionarme o llorar hasta deshidratarme, puesto que me llevarían a la mansión y lo más probable es que no saliera jamás de allí.

-¿En qué piensas, Chichinashi?- Me preguntó Ayato, curioso.- Eres muy osada, ¿lo sabías?

-¿Por qué?

-Porque tienes al gran Ore-sama junto a ti y prefieres mirar a través de la ventana. Hmph... Además, tampoco eres precisamente habladora. El gran Yo desea conocer más sobre ti.

-No hablo porque no tengo nada que decir.- Confesé. Prefería tener la boca cerrada y responder cuando me interrogaran antes que cagarla con algún comentario innecesario.- Y... Tampoco hay mucho que contar...

-Al menos no es tan ingenua.- Murmuró Shu.- Creía que iba a ser la típica cotorra que no sabe cuando callarse.

-De todas formas, la conversación relacionada con tu ilógica aparición te aguarda en nuestra residencia. Ya casi hemos llegado.- Finalizó Reiji, abriendo un libro y pasando las hojas de manera amena.

Agaché la mirada y, sin darme cuenta, tensé los hombros. Supongo que era lo normal, ¿no? Estoy rodeada de unos vampiros que disfrutan con los gritos y súplicas de sus víctimas.

-¿Tienes miedo?- Pronunció Kanato, satisfecho.- Estás muy tensa. ¿A que sí, Teddy?

-Oh, pobre Bitch-chan. Atormentada por unos desconocidos. ¿Temblarás descontroladamente cuando entremos en casa? Solo de pensarlo me excito más y más.- Añadió Laito, con un gemido característico.

Los miré de soslayo. No te das cuenta de lo raros que son hasta que los tienes de cerca.

-Maldito pervertido, siempre con tus mierdas y fantasías. Cállate de una vez.- Protestó Subaru, de brazos cruzados.

-Pero Subaru-kun... ¿Acaso no te divierte la idea de poder pasarlo bien con esta muchacha?- Rió, mientras lamía la comisura de sus labios.- A lo mejor es una brujita mala como dicta su nombre...

Joder, está como una cabra... ¿De verdad piensa comerme nada más entrar? Tengo que pensar en algo... Ya.

Sin embargo, para mi desgracia, la limusina frenó. Mierda. Ni plan ni nada. Todo al garete.

-Ya estamos aquí.- Anunció el vampiro de las gafas.- Serás la primera en salir del automóvil, ¿de acuerdo?

Asentí obediente e hice caso. Cuando pisé el suelo, sentí un escalofrío. Por favor, si hay alguien ahí arriba, en el cielo, que me proteja o algo.

Justo tras de mí, los demás comenzaron a bajar poco a poco. Algunos por la derecha y otros por la izquierda.

-¡Bienvenida a nuestra dulce morada, Bitch-chan!- Exclamó el mayor de los trillizos.

Ahora que la veía más de cerca, no se parecía en nada a una "dulce morada". Era una mansión insufriblemente turbia, perturbadora, tétrica y deprimente. Gran sitio para sufrir... 

Los seguí hacia el interior y me acompañaron al salón, justo donde Yui conoció la verdadera naturaleza de los Sakamaki. Me pregunto cómo me irá a mí. No me sorprenderé, está claro, pero es inquietante.

-Comenzaré con las presentaciones, antes que nada.- Informó Reiji.- El mayor de la familia es Shu, aquel muchacho que acaba de recostarse en el sofá.- Señaló, con la mirada.- El segundo del linaje soy yo, Reiji Sakamaki; luego entran los trillizos: Laito, que lleva un sombrero, Kanato, de pelo morado y Ayato, de melena rojiza. Por último, el menor de todos: Subaru. Espero que recuerdes los nombres adecuadamente, no me gusta repetir las cosas.

🦇《Atrapada en un mundo irreal》🦇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora