🦇Ruta Ayato: Chapter 4🦇

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-Así que eso es lo que deseas, ¿eh? Muy bien, Ore-sama se asegurará de que tiembles de placer.

Respiré profundamente y vi cómo posó sus labios en mi clavícula izquierda. Nunca imaginé que algún día haría el amor con un vampiro, y menos en una tienda. De todas formas, la vida da muchas vueltas. Y yo quiero desentrañarlas todas y cada una. Prosiguió con mis dos pechos, acariciándolos y lamiendo cada parte de ellos. Después mi abdomen y, por último, paró justo al nivel de mis bragas. Un camino de saliva quedó en los lugares que acababa de besar. Mi voz se quebraba en miles de gemidos, seguidos de unos pequeños temblores. Estaba impaciente por sus caricias.

-Vaya, vaya, Chichinashi. Estás ardiendo. ¿Es porque te gusta lo que hago?

-Sí...- Confesé, sin remordimientos.

-De acuerdo... Me esforzaré para que sea aun más increíble.- Bufó, satisfecho.

Y con eso, bajó la última prenda que quedaba. El corazón me latía a mil por hora. Es decir, joder, menudo momento estoy teniendo, ¿no? Miré al techo y esperé algo fascinante. Sin embargo, nada ocurrió. Frustrada, bajé mi mirada hasta el muchacho.

-Lo mejor será que te agarres a las paredes, Hécate.- Sugirió, notando mi ansia.

-¿Por..?

Ni siquiera me dio tiempo a terminar la pregunta cuando noté un dedo dentro de mí. ¡Me cago en la puta! Automáticamente me aferré a lo primero que estaba a mi lado: las paredes. Gemí mucho más fuerte. Bajé la vista hacia Ayato y lo vi disfrutando de la panorámica. Sonreía y cierto rubor en sus mejillas se hacía presente. Él lo sabía. Sabía lo que sentía cuando me tocaba de esa manera. También sabía que quería más y más. Incluso sabía que yo era capaz de abalanzarme encima suya si no me daba lo que deseaba en aquel momento y me hacía esperar demasiado. Y eso le hacía abrir más su sonrisa, porque comprendía que no era el único depredador aquí. Ya no. Tanto él como yo estábamos hambrientos del contrario, y no íbamos a parar hasta quedar completamente complacidos.

No obstante, su tarea se vio interrumpida instantáneamente, como si acabara de darse cuenta de algo. Posé mi mano derecha en su hombro, preguntándole con la mirada qué es lo que le había obligado a detenerse de esa forma. Me devolvió un gesto serio y se llevó el dedo índice libre hasta los labios, ordenando un silencio sepulcral. Obedecí a duras penas y, unos segundos más tarde, comenzó a reponerse en sí mismo. Se levantó y empezó a vestirme rápidamente. ¿Qué estaba pasando? Más importante aún, ¿por qué parece tan sumamente preocupado? Nunca lo había visto así.

-Tenemos que irnos, ya.- Susurró- Este lugar ya no es seguro, aunque se encuentre en una zona pública.

-¿Qué?- Logré balbucear, atónita- ¿A qué te refieres? ¿Qué es lo que has notado ahí fuera?

-Cuando lleguemos a casa te lo explicaré, no podemos perder el tiempo aquí.

Dicho eso,  recogimos todo y nos llevamos el vestido. Tras unos pasos en el exterior de la tienda, divisé unas pequeñas gotas de sudor deslizándose por la frente del vampiro. Me agarró la mano y se dirigió hacia una calle llena de gente. En su otro brazo llevaba la bolsa con la prenda de vestir. Confusa, miraba a mi alrededor. Fuera lo que fuese ese ser, hacía temblar a Ayato. ¿A qué nos estábamos enfrentando? Y mientras seguía al pelirrojo, sentí algo cogerme por la otra muñeca e intentar arrastrarme hasta otra dirección. Alarmada, abrí la boca para gritar y avisarle, pero un paño húmedo cubrió mi boca y nariz, impidiéndome decir una sola palabra. Descifré un leve olor a planta y solté la mano de mi pareja. 

(...)

El aire era frío, aunque reconfortante. Deduje que estaba todavía en alguna calle. Levanté mis pesados párpados y, ligeramente, comencé a mirar todo lo que había a mi alrededor.

🦇《Atrapada en un mundo irreal》🦇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora