🦇Capítulo 14: Regalos🦇

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Desperté con la luz de la mañana. Me sentía muy bien acomodada en algo suave y blando. Abrí somnolienta los ojos y bostecé. Luego, alcé la vista y vi una nota en la mesa: "tengo una sopresa para ti." ¿Una sorpresa? Este chico es una "sorpresa" en sí. No puedo ni imaginarme lo que es capaz de traer.

Me levanté de la cama y aparté del todo las cortinas.

-¡Buenos días!- Exclamó alguien detrás mía.

-¡Dios santo, Kou!- Grité, atemorizada.- No me asustes de esa manera, ¿quieres?

-Lo siento, lo siento.- Disculpó, feliz.

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?

-Acabo de entrar.- Pausó.- ¿Ya has leído el papel que te he dejado?

-Sí.

-¡Pues vamos, no hay tiempo que perder!- Dijo, eufórico, mientras tomaba mi mano.

Me arrastró por toda la mansión hasta llegar al salón. Cuando vi lo que había, casi se me cayó la mandíbula al suelo.

-¿Qué diablos es todo esto?- Cuestioné, atónita.

-¡Ropa!- Respondió, orgulloso.- Y es exclusivamente para ti. Ordené en una tienda de confianza que empaquetaran las prendas equivalentes a tus medidas. Miré la etiqueta de tela que hay en tu camiseta y en tus pantalones. También hay zapatos.- Explicó, sonriendo.- ¿A que es genial?

Las palabras no salían de mi boca.

-Lo sé, lo sé. Es maravilloso. ¿Quieres quedarte aquí, verdad? Después de ver esta montaña no desearás volver con esos vampiros, es normal.

-Kou...- Musité.

-¿Qué?

-¿¡Por qué lo has hecho!? ¿¡Estás mal de la cabeza!?

-¿Cómo?- Preguntaba, confundido.- Lo he hecho para que te quedases. Te gusta la ropa, ¿no?

Me llevé las manos a la cabeza. Está loco. Loquísimo.

-Devuélvelo. Vamos. Te acompañaré hasta la tienda.

-¿No te gusta?- Interrogó, molesto.- Tú y tu comportamiento desagradecido. ¿No aprendiste nada ayer?

-Me gusta la ropa, pero no me va la vida en ello. Y, por supuesto que apreciaría el gesto, sin embargo, la razón por la que lo has hecho es insufrible. ¡Me estás comprando, Kou! ¿No te das cuenta? ¿Piensas que dándome ropa, zapatos, collares, bolsos, y más cosas podrás convencerme para que permanezca aquí? Deberías mirarte primero antes de que criticar mi comportamiento.

El muchacho pareció extrañarse todavía más con mis palabras. No le cuadraban. Era como si no lo entendiera en absoluto.

-Kou, mírame.- Pedí. Hizo caso y posé mis manos en sus mejillas.- No tienes por qué hacer esto. No necesito cosas materiales para que mi corazón decida quedarse en esta casa. Eso lo dictarán mis sentimientos. Lo inmaterial.

Pareció perderse en mí. No se movió ni dijo nada, pero al rato apartó mis manos con las suyas y chasqueó los dientes.

-Tsk... No entiendo nada...- Masculló, dándose la vuelta y caminando hacia otro lado.- Y ya quédatelo, no puedo devolverlo.- Finalizó de mala gana antes de desaparecer de mi vista.

Miré de reojo todas las bolsas y suspiré. Bueno, al menos ya tengo algo con lo que cambiarme. Registré cada una de ellas y, afortunadamente, trajo pijamas y ropa interior. Me asustó el hecho de que supiera mi talla y copa, hasta que, al parecer, comprendí que se trataban de prendas estándar y elásticas. Menos mal...

🦇《Atrapada en un mundo irreal》🦇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora