🦇Capítulo 8: Kou Mukami🦇

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Maldita sea... ¿De verdad está pasando esto? Sinceramente, me alegra verlo porque es un personaje fascinante, como todos, pero... Si llamaba mucho su atención podría estar en problemas.

Irritada, sonreí.

-Ah, sí, es verdad. Nos encontramos por el pasillo.

-Pues, si quiere, señorita Hécate, puede presentarse primero delante de la pizarra y luego sentarse a su lado.- Ideó el profesor.

Aguanta, aguanta, luego tienes la opción de cambiarte a la clase de Ayato y Kanato...

-De acuerdo.- Respondí, todavía con la sonrisa en el rostro.

Avancé hasta donde se encontraba el maestro y miré hacia el resto de alumnos.

-Soy Hécate. Encantada.

-Di algo más, anda. Estamos muy intrigados por tu presencia.- Insistió el hombre.

-Bueno... Me gusta leer, dibujar, escribir... Ese tipo de cosas. Y... Mi pintor favorito es Vincent van Gogh.

-¿Dónde vives?

Callé. No creo que fuese conveniente hablar sobre los Sakamaki.

-Bueno... Eso es algo personal, ¿no cree?- Dije, incómoda.

-Ah, sí, cierto. No pasa nada si no quieres decirlo.

Me hizo una seña para que tomara asiento y obedecí. Luego, saqué de mi cartera lo justo: una libreta y el estuche. Suspiré. Notaba la mirada de Kou sobre mis hombros. Examiné el reloj, impaciente. Que esto se acabe pronto, por favor.

Tomé apuntes, ya que ayudaba a distraerme de que tenía pegado a un vampiro totalmente desconocido. Es decir, vale, sé quién es y eso pero... No he convivido con él y probablemente no deba involucrarme con su familia. Al rato, divisé cómo su mano me entregaba una nota por debajo de la mesa. ¿Ya empezamos? La cogí y la abrí. Menos mal que estamos al final de la clase y el profesor no se va a enterar...

"Eh, Hécate. Se te ve responsable, ¿me dejas todo lo que has copiado? Puedo darte un autógrafo especial solo para ti en compensación."

¡Pero bueno! Este chico se aprovecha de cualquier persona que tenga a su lado. Además, ¿para qué quiero su firma? Menudo pimpinela. ¡Qué cara tiene! ¡Que tome nota él solo! Ya es mayorcito.

"No."

Le entregué el papel y me dedicó una sonrisa. Seguro que estaría pensando en que iba a darle todo mi trabajo. Hmph... Como imaginaba, nada más leer el contenido, su cara cambió repentinamente. Veloz, volvió a escribir algo. Acto seguido, me dio el mensaje.

"¿Por qué no?"

Pero, pero... Este chaval no tiene vergüenza ninguna. Exhausta, respondí.

"Porque no. En vez de mirar por la ventana, ponte a copiar. Si hubieras estado malo, te lo dejaría sin rechistar. Sin embargo, la razón de tu mandato no es ni más ni menos que un sentimiento de dejadez y pereza. Búscate la vida, como todos. Que seas un idol no te convierte en un dios."

Hecha una furia, se lo devolví, de mala gana. Cuando comenzó a verlo, su cara se quedó a cuadros. De nuevo, apuntó su contestación. Examiné el interior, agotada.

"Eres extraña, Hécate-chan. ¿Te apetece quedar algún día en mi casa? Poseo problemas para estudiar y tienes pinta de saber muchas cosas. Porque al parecer te gusta leer y escribir, ¿no? Estoy seguro de que la lengua y la literatura se te dan estupendamente."

No pienso irme a su mansión por dos simples razones: la primera, Ayato no me dejaría; y segunda, no tengo la intención de que haya más gente bebiendo mi sangre. Me disponía a poner el bolígrafo sobre el papel, cuando, de repente, el timbre sonó. ¡Menos mal!

🦇《Atrapada en un mundo irreal》🦇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora