🦇Capítulo 25: Fuego🦇

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Escudriñé la mitad del libro en poco tiempo. Particularmente, me llamó la atención un encantamiento que estaba relacionado con la comunicación en sueños. Al parecer, si la persona con la que querías hablar se encuentra durmiendo, puedes acceder a su sueño y conversar con ella. Será de gran utilidad.

-¿Has visto algo interesante?- Preguntó Ruki, curioso.

-Sí. Nos servirá para comunicarnos con el resto, e incluso con Ayato y Kou.

-¿¡De verdad!?- Exclamó Laito.

-Los demás, al estar en el mundo de los demonios, no pueden hablar con nosotros ni saber si estamos bien. Pero no hay barreras entre sueños. Pongamos el ejemplo más claro: Shu. Ese chico está durmiendo casi siempre. Si yo me sumerjo en un letargo al mismo tiempo que él y preparo el hechizo antes de acostarme, podría acceder a su sueño y conversar con él. ¿No es extraordinario? De la misma forma, Ayato, al estar inconsciente, también sería un candidato con el que establecer una conexión comunicativa. Así no perderíamos la relación y realizaríamos una red de contacto entre las tres partes: el mundo de los demonios, la mansión Tsukinami y el calabozo. ¿Qué os parece?

-Es extraordinario, sin duda...- Murmuró fascinado el Mukami.

-¡Qué inteligente, Bitch-chan!

-Solo queda aprenderlo...

-¿Cuánto crees que tardarás en hacerlo?

-No lo sé, pero empezaré ahora mismo.

-Bueno, Hécate-chan, entonces te dejamos tranquila.- Finalizó Laito, sentándose en la última y lejana silla de la gran mesa donde me encontraba.

El de pelo azul siguió su ejemplo y me dispuse a estudiar los pasos para realizar aquel fascinante hechizo que nos ahorrará bastantes problemas y, además, nos dará ventajas. 

(...)

-Eh, Hécate.- Llamó Shin, entrando repentinamente a la biblioteca.- Nos vamos.

-¿Qué? ¿A dónde?

-A la escuela, por supuesto.

-¿De verdad?

-¿Por qué demonios iba a engañarte? Venga, ve a tu cuarto y ponte el uniforme. En diez minutos cogemos la limusina.

-¡Shin, no me da tiempo!- Exclamé, recogiendo los libros.

Rió a carcajadas y salió tranquilo de la estancia. Nerviosa, corrí hacia mi dormitorio acompañada por los dos vampiros. Una vez allí, divisé un uniforme nuevo. Dejé los libros en la cama y tomé el traje. Acto seguido, me metí en el baño, para cambiarme en segundos y peinarme a duras penas. Después, me despedí de Ruki y Laito y les advertí que no salieran de la habitación bajo ningún concepto. Por úlrimo, recorrí exhausta toda la mansión hasta llegar a la parte exterior.

-Te han sobrado dos minutos, felicidades.- Anunció el joven del parche.- La próxima vez te llamaré ocho minutos antes de irnos, a ver si eres capaz.

Le fulminé con la mirada pero no dije absolutamente nada. Suspiré y me adentré en el vehículo. Ya todos en su interior, miré a través de la ventana. El trayecto fue en completo silencio. Cuando la limusina aparcó, salimos y avanzamos hacia la escuela. Ya allí, paré en seco.

-¿Qué ocurre?- Preguntó el rey de los fundadores.- No he dicho que pudieras detenerte.

Noté algo extraño. Húmedo y raro. Lo primero que se me vino a la mente fue la menstruación. Ay no, dime que no me ha venido ahora la regla. Dios mío... Joder, joder...

-Necesito ir al baño un momento, es urgente.- Supliqué, a punto de perder la cordura.

-¿Para qué?

🦇《Atrapada en un mundo irreal》🦇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora