🦇Capítulo 21: Lobos🦇

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Tras aquel enorme ruido, Ayato se posicionó delante mía. El resto a mi izquierda y derecha. Estábamos juntos, expectantes a que algo más sucediera.

Al momento, la puerta del salón se abrió precipitadamente y un muchacho rubio cayó al suelo de rodillas, herido.

-¡Kou!- Exclamé, despavorida.

Tras él se asomaron los demás Mukami, exhaustos y con rasguños, al igual que su hermano.

No necesité pensar ni un segundo más. Corrí hacia ellos. Cuando estuve lo suficientemente cerca del idol, miré detenidamente su ropa. Estaba empapada con sangre.

-Dios mío, ¿qué os ha pasado?

-Fundadores.- Dijo Ruki, apoyado en el marco de la puerta.

-Hécate-san... Tienes que... Huir de aquí...- Logró explicar Azusa.

-¿Vienen a por mí?

Yuma asintió, mientras se limpiaba de la mejilla unas gotas de líquido carmesí.

-Te fuiste en el momento adecuado M-Neko-chan... Si hubieras estado con nosotros, no podríamos haberte protegido.- Añadió Kou.

Su mirada reflejaba dolor, pero no era físico. Llegaba a otro plano diferente del material. Nuestros ojos quedaron encadenados. No podíamos separarlos. Aquel azul celeste... Tan brillante y maravilloso como el cielo.

-Siento que no hayamos podido pasar esas dos semanas.- Confesé, posando una mano en su hombro.

-M-Neko-chan...

-Bueno, ya está bien de nostalgia.- Interrumpió Ayato, alejándome del Mukami.- No volverás a ponerle ni un dedo encima a mi presa, ¿entendido?

-¿Presa?- Preguntó con cierto tono de furia Ruki.- ¿Eso es lo que significa para ti Hécate?

-Sí.- Respondió, serio.

-No creo que nadie se moleste tanto en ir hasta una casa enemiga para rescatar a una simple "presa".- Debatió.

-Cállate, desgraciado. No hables como si supieras todo de mí.

-Ayato, por favor. Compórtate.- Calmó Reiji.- Hay cosas más importantes de las que preocuparse. Pueden venir en cualquier momento. Debemos actuar rápidamente.

-El Makai.- Nombré.- Allí reina Karl Heinz, ¿no? No entrarán así como así en un territorio contrario.

-Bien pensado, Bitch-chan.- Halagó Laito.

-¿Cómo conoces la existencia de...?- Comenzó a interrogar el de pelo azul.

-No hay tiempo para eso.- Cortó Shu.- Cuando estemos allí hablaremos sobre ese tema con más detenimiento. Vamos.

El idol se levantó, y, al hacerlo, algo rompió los cristales de las ventanas repentinamente. Miles de añicos volaron sobre nuestras cabezas. A su paso, se adentraron numerosos lobos. Estaban aquí.

-¡Han llegado!- Exclamé.- ¡Son los familiares de los fundadores!

-¿¡Esas apestosidades eran también de los fundadores!?- Preguntó Yuma, con asco.

Asentí.

-¡En la parte subterránea hay una puerta que conduce al mundo de los demonios!- Anunció Subaru.

Ante su declaración, Ayato me envolvió por la cintura y abandonamos la estancia, igual que los demás. En un abrir y cerrar de ojos, nos encontrábamos delante de aquella majestuosa salida.

Reiji la abrió y la sujetó para que pasáramos todos, y así lo hicieron el resto. Sin embargo, faltaba alguien. ¡Kou!

Cuando el pelirrojo se dispuso a meterme junto a él, me aparté bruscamente y me dirigí hacia las escaleras. No obstante, una mano me agarró del brazo.

-¿¡Qué coño haces, Hécate!?- Gritó Ayato, alarmado.

-¡Kou no está! ¡Se habrá quedado atrás para cubrirnos! ¡Tengo que volver a por él!

-¡No pienso dejar que regreses a la mansión! ¿¡Estás loca!?

-¡Ayato, basta! ¡No puedo abandonarle!

-¡Vosotros dos, entrad ya!- Insistió el muchacho de las gafas.

-¡Vendrás conmigo te guste o no!- Decidió, furioso.

-¡Para!- Supliqué, casi al borde del llanto.

-¡Te perdí una puta vez, Hécate! ¡No pienso hacerlo una segunda!

-¡Y yo no pienso perderlo a él!

Enfurecido, chasqueó los dientes.

-¡Reiji, cierra la puerta! ¡Ya iremos en cuanto podamos!- Exclamó el menor de los trillizos, mirando hacia su hermano.

El segundo de la familia quedó desconcertado ante sus palabras. Sin embargo, asintió con la cabeza y se acomodó por última vez las gafas. Me dedicó una mirada íntima y luego nos deseó suerte. Se despidió con un "os estaremos esperando". Luego, Ayato volvió a usar su poder de teletransportación para regresar al salón.

(...)

-¡Agh!- Exclamaba con dolor Kou, resistiéndose a dos lobos.

-¡Kou!

-¿¡M-Neko-chan!? ¿¡Qué diantres haces aquí?! ¡Tendrías que haberte ido!

-¿¡Y dejarte aquí!? ¿¡Por quién me tomas!?

Ayato se despegó de mí y apartó con una fuerza descomunal a uno de los animales que atacaban al idol. Gracias a eso, el rubio pudo deshacerse del que quedaba.

-¡Vámonos de aquí antes de que lleguen más!- Ordenó el Sakamaki, acercándose de nuevo a mí.

-¿Iros a dónde?- Preguntó otra voz, con tono burlón.

Giré la cabeza y vi a un muchacho alto caminar hacia nosotros, tranquilo y decidido.

-Hécate, ya nos conocemos. Pero ellos no saben quién soy, ¿verdad?- Comentó, con una malévola sonrisa.

-Shin...

Los dos vampiros se dieron la vuelta para divisar otra puerta por la que salir, sin embargo, un fundador más salió de entre las sombras en aquella dirección.

-Buen trabajo, Shin. Has conseguido encontrar esta mansión en muy poco tiempo. Lo justo para dejarlos sin escapatoria.- Halagó Carla, andando hacia el frente, de manera amenazante.

-Gracias, Nii-san.

-¡Desgraciados!- Insultó Ayato, fuera de sí.

-¿Qué nos has llamado?- Interrogó el joven del parche.

Tras las palabras de su hermano, el rey de los fundadores alzó la mano derecha y obligó tanto a Ayato como a Kou a arrodillarse. Quedé de pie en el centro.

-¿Por qué tú no estás en el suelo?- Cuestionó el albino, con el ceño fruncido.

Permanecí conmocionada ante su declaración. ¿Debería estar arrodillada? ¿Por qué no lo he hecho?

Noté la forma en la que Carla fortaleció su magia, con la intención de echarme abajo. Pero fue inútil, seguía igual que antes. Como consecuencia, los dos vampiros cayeron incluso hacia atrás, debido al poder del Tsukinami.

-¿Chichinashi..?- Logró pronunciar el pelirrojo, confuso y dolorido por el efecto del hechizo.

¿Qué estaba pasando?

-Shin, ¿estás seguro de que esta mujer es humana?

-Claro que sí, ¿qué iba a ser si no?- Debatió, extrañado y atónito.

-Hécate...- Susurró el albino, pensativo.- No le hará honor a su nombre, ¿verdad?

-Es imposible que sea una diosa, Nii-san.

-Eso ya lo sé. ¿Pero de qué era diosa Hécate?

-De las brujas.- Contestó, molesto.

El hermano mayor frunció todavía más el ceño.

-Exacto.- Afirmó.

🦇《Atrapada en un mundo irreal》🦇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora