🦇Capítulo 18: De mal en peor🦇

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Le miré con los ojos como platos. Dios mío...

-Pues... Este de aquí es de una marca buena.- Sugerí, señalando uno al azar.

-En ese caso, me lo llevaré. Gracias.- Respondió, cogiendo la pata.

Al darse la vuelta, respiré aliviada. Sin embargo, volvió a dirigirse hacia mí, confundido.

-No trabajas en el supermercado, ¿verdad?- Cuestionó, con una mirada rara.

-No. Pero me gusta mucho el jamón y sé de lo que hablo.- Contesté, nerviosa.

Se quedó un rato parado, mirándome de arriba a abajo.

-Ya veo.- Murmuró, al fin.- Bueno, un placer.

Volvió a alejarse, pero, de nuevo, regresó hasta donde me encontraba.

-Oye, ¿por casualidad no sabrás el estante de los postres?

-Creo que está en el pasillo doce.

-De acuerdo. Gracias de nuevo. ¿Cómo te llamas?

-Hécate.

-Vale, pues... Adiós, Hécate.- Despidió, de una vez por todas.

¡Joder, joder! ¡Tengo que encontrar a Yuma lo antes posible! ¡Ni carne ni mierdas!

Avancé rápidamente hasta la sección de pescadería, puesto que no estaba en nuestro punto de encuentro. Lo vi pidiendo merluza.

-¡Yuma!- Exclamé, agarrándome a su ropa.

-¿Hécate? Estás pálida, ¿has empeorado?- Preguntó, sorprendido.

-No, no es eso. Pero tenemos que salir de aquí cuanto antes.

-¿Qué? ¿Por qué?

-No puedo explicártelo ahora.

-Tsk... Vale, vale.

Molesto, puso la merluza en el carro y fue a la parte de la carnicería quejándose de que no había cogido lo que me pidió. Cuando lo tuvimos todo, nos dirigimos a caja.

-Tu urgencia me costará un segundo viaje hasta aquí otro día. No hemos completado la lista.

-Créeme si te digo que no podemos permanecer más tiempo aquí.- Murmuré, temerosa.

Me fijé en todas las direcciones posibles. Ni rastro de Shin. Eso era bueno, al menos no me verá con Yuma. Uf, de verdad. ¿De entre todos los supermercados de la ciudad teníamos que coincidir en el mismo? Ahg...

Una vez nos tocó pagar, pusimos todo en la mesa de la dependienta y ella empezó a cobrarlo poco a poco. Al vaciar el carro, lo quité de en medio y lo dejé donde los demás. Volví con mi acompañante.

Entonces, lo vi en la cola. Estaba al final, esperando. ¡Mierda, mierda! Pero lo peor solo acababa de empezar, porque, de repente, vi a Carla entrando en el supermercado. ¡Me cago en todo! ¿¡No podría haberse quedado en su puta casa!?

Disimulé y le di la espalda, corriendo el riesgo de ser todavía más visible para Shin. De reojo, contemplé cómo se posicionó al lado de su hermano. ¿¡Dios, cuánto le queda a Yuma para pagar!?

Quise asegurarme de cómo iba, no obstante, al hacerlo visualicé una mano alzarse entre la cola. ¿¡Qué demonios!? ¡Lo que faltaba, Shin se ha percatado de mi presencia y me está saludando!

-Eh, Hécate. Tenemos un problema.- Me dijo Yuma.

-¿¡El qué!?

-Oye, no me grites, ¿quieres? Se me ha olvidado la harina. Corre y cógela del estante ese que está al final de la cola.

-¡Da igual la harina!

-¡No, no da igual! ¡Vamos!

Me dio un pequeño empujón y me adentré otra vez en aquella pesadilla. Mierda, mierda... Caminé hasta la estantería que, para mi desgracia, estaba donde los fundadores. Por favor, que salga todo bien.

-Hola.- Saludé.

-Eh, Hécate.- Dijo Shin.- Te estaba llamando con la mano, ¿no me habías visto?

-Pues no, lo siento.- Disimulé, rascándome la nuca.- De hecho, venía a por la harina que está justo detrás tuya.

-Oh, toma.- Ayudó, entregándomela él mismo.

Qué educado es cuando el contrario no sabe su verdadera identidad...

-Muchas gracias.- Respondí, breve.- Bueno, hasta luego.

-Oye, espera.- Interrumpió.- ¿Te acuerdas del jamón que elegiste? Era para él.- Explicó, señalando a Carla, quien no había pronunciado ni una sola palabra.- Le ha dado el visto bueno al llegar. Dice que estabas en lo cierto, era una gran marca.

-Anda, me alegro.

-Gracias de nuevo por tu recomendación.

-No es nada. Espero que lo disfrutes.- Añadí, dirigiéndome esta vez a su hermano.- Ahora, si me disculpáis, debo irme. Me están esperando.

Me di la vuelta y escuché a mis espaldas: "¿Lo has notado, Nii-san? La chica huele a vampiro, pero es humana. ¿Nos ocupamos de él?"

Volví aun más rápido hasta Yuma y, al fin, terminó de pagar. Tomé dos bolsas, una en cada mano y él las otras cuatro. Le metí prisa para salir del centro comercial y entramos en la limusina. Una vez arrancó, suspiré aliviada y me derrumbé en el asiento, sin aire.

-¿Qué cojones te ha pasado ahí dentro? Parecía que te iban a matar.

Ay, Yuma, si supieras que al que querían asesinar era a ti.

-Solo vi algo que no me gustó nada.

-¿El qué?

¿Debería mentirle? Al fin y al cabo, cuando llegáramos a la mansión y lo contara, Kou se daría cuenta del engaño. ¿Qué tengo que hacer?

-Creo que vi a un vampiro.

-¿Qué?- Respondió, atónito.- ¿Cómo estás tan segura?

-Porque tenía colmillos. ¿Necesitas más pruebas?

-Tsk... De acuerdo, cerda. Si tú lo dices...

Miró a través de la ventanilla, pensativo. Seguí su ejemplo y no conversamos durante lo que quedaba de viaje.

(...)

-Eh, M-Neko-chan, ¿ya habéis vuelto?- Preguntó Kou, alegre.

-Sí.- Contesté, cansada.

-¿Ha pasado algo?

-Dice que ha visto un vampiro. Se ha asustado tanto que ni siquiera nos ha dado tiempo a completar la lista de la compra.

-Bueno, bueno, ya estás con nosotros, Hécate-chan. Nadie podría hacerte daño, ¿verdad?

Asentí, disimulando la incomodidad que sentía en aquel momento.

-Iré a la habitación un momento, ¿vale? No me encuentro demasiado bien...- Confesé, posando la mano izquierda sobre mi frente.

-¿Te habrá subido la fiebre?- Cuestionó Ruki, dubitativo.- En cualquier caso, sí, lo mejor sería que te recostaras en la cama.

-Vaya... Hécate-san... Qué mala... Suerte...- Comentó Azusa, con una expresión triste en el rostro.

-Pues sí... En fin, hasta luego.- Despedí, subiendo las escaleras.

-¿Nos vemos para cenar?- Interrogó el idol.

-Claro.

Volví a fijar mi vista al frente y recorrí los dos pasillos que quedaban para entrar al dormitorio de Kou. Ya allí, fui a tumbarme, cuando algo captó mi atención. Miré el marco de la ventana y en él había una nota. ¿Pero qué? La tomé y la leí.

"Solo espera, Chichinashi."

No estaba firmada por nadie, sin embargo, sabía perfectamente quién era el autor del mensaje. Me llevé una mano a la boca y un par de lágrimas escaparon de mis ojos. Ayato...

🦇《Atrapada en un mundo irreal》🦇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora