Cap 6

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- Me pregunto si seguiría siendo tu prometida si no hubiera hecho aquellas cosas. – expresé antes de tomar la puerta.

- ¿Acaso...? – se levantó y posó la mano en la puerta.

- Me enteré que en verdad Tae no es mi prometido, pero es posible que en el futuro lo sea. Dime, ¿Sigue en pie eso de ser aliados? – pregunté.

- ¿Por qué cambiaste de idea?

- No recuerdo nada, tal vez por eso, lo que antes veía horrible, hoy lo veo hermoso. – tal vez, aquello era inapropiado, tal vez, no debí de empujar a mi ser hacía él, porque en aquel momento ni siquiera sabía magnitud de aquella maldición, pero fuera cual fuera el camino, volvería a escogerlo.

- Sin duda algo afectó a tu cerebro. – su mano se posó en mi mejilla y después se acercó ligeramente, me miró como si deseará que lo que parará, pero lo que él no sabía es que no tenía planes de hacer aquello.

- ¿Por qué eres tan lento? – agarré aquella ropa y lo atraje hasta a mí, sus labios se posaron en los míos con cierta brusquedad, pues no había medido aquella fuerza, pero rápidamente aquella brusquedad se convirtió en suavidad, me agarró por la cintura y me llevó hasta él.

Ni siquiera podía describir aquello, aquel beso, aquellos labios y aquellas manos tocando mi cuerpo, pues por alguna razón, aquel corazón que jamás había palpitado por nadie, ahora se estaba desbordando, hasta el punto de poder escucharlo por mí misma. Me separé de él y me quedé mirando aquellos labios rojizos, rojizos por mí, por mis labios, pero no tardé en mirar aquellos ojos y preguntarme que es lo que pasaba por su cabeza.

- Esto, tengo que irme. – por alguna razón me sentía avergonzada, por lo que rápidamente salí de allí, mientras que sentía como mis pómulos estaban rojizos y como en mis labios aún quedaba su huella.

- Princesa. – la voz de alguien me interrumpió por lo que rápidamente me paré. – Parece que tienes algo de prisa. – alcé mis ojos hacia aquel chico, cuando me quedé observando su belleza.

- ¿Quién eres? – pregunté al instante.

- Veo que los rumores son verdad, soy Jungkook, el menor de los príncipes.

- Ahora que lo pienso, soy princesa, pero...

- No, no eres familiar nuestro, viniste de otro reino. – rápidamente me giré hacia aquella voz, por su forma de vestir y belleza, sin duda era otro príncipe, pero me preguntaba, ¿Quién sería? – Soy Hoseok, el tercer príncipe.

- Encantada de conocerte.

- Ya nos conocíamos, pero puesto que has olvidado, aceptaré tus palabras. – sonrió por lo que pensé que se veía brillante como el sol.

- Tn, ¿De dónde vienes? – preguntó Tae.

- Ya apareció nuestro hermano el cuidador. Sabes, aunque se cruce con Yoongi, él no puede hacerla nada.

- ¿Por qué me haría algo? – pregunté curiosa.

- Vaya, con esto de la amnesia olvidaste todo, incluso que lo traicionaste. – en ese momento me pregunté hasta qué punto era capaz de llegar aquella chica en la que albergaba. ¿Traicionarlo? ¿No era eso demasiado?

- Por tu cara puedo ver que es así, ¿Quieres saberlo? – expreso un chico desde atrás, era alto, y hermoso.

- Quiero saberlo.

- Esta bien, entonces síguenos. Por cierto, soy Namjoon, el cuarto príncipe. – ni siquiera lo dudé, le seguí cuando todos entraron en el interior del lugar, parecía una sala de reuniones, en ese momento miré a todos, pero mis ojos se posaron en dos de ellos, uno de ellos era alto y hermoso, y el otro era bajito y parecía más pequeño.

- Ellos son Jin y Jimin. Son el primer y el quinto príncipe. Creo que ya conoces a todos, si tienes alguna duda pregunta. – en ese momento pensé en aquello, cuando los ordené en mi cabeza, Jin, Yoongi, Hoseok, Namjoon, Jimin, Tae y Jungkook, esos eran los príncipes del reino y uno de ellos, sería el próximo rey, aunque por edad, era Jin el próximo.

- No, no tengo dudas sobre eso. Lo que quiero saber es que hice para traicionar a Yoongi.

- ¿Qué hiciste? Debiste ser la persona que más le apoyará, debiste estar ahí, pero entonces tu familia le tendió una trampa, lo intentaron matar para que tú te libraras de casarte con él, lo vendieron... ¿Por qué crees que se llama el demonio negro?

- Ella no tiene nada que ver con eso. – interrumpió Tae.

- ¿A no? Acaso ella no le amaba antes de que aquello pasará, no decía que se casaría con él, pero cuando obtuvo esa cicatriz, miró hacia otro lado y entonces él fue desechado, ya no tenía nadie cerca, ni siquiera a nosotros, porque incluso ahora, para nosotros no es más que un extraño.

- ¿Qué pasó después de todo aquello? – pregunté.

- Abandonado en el bosque, destinado a morir, pero sobrevivió, se volvió fuerte y se convirtió en lo que todos temen, pero ahora no le queda nada, ni siquiera su familia lo quiere por esa marca.

- ¿Por qué me culpas a mí de todo? Qué yo sepa también es vuestro hermano y jamás vi algo llamado amor hacia él.

- Es cierto, no lo hay, pero tampoco somos de la misma madre, así que, aunque nos acerquemos, aunque algunos de nosotros lo recomendemos como hermano, los más pequeños, solo lo recuerdan como monstruo

- Y ese es vuestro problema, pensar que una simple cicatriz desvanece la belleza y lo convierte en monstruo. No sé que hice en aquel entonces, pero sé lo que quiero hacer ahora, así que no me culpes por mis errores del pasado. – salí de allí y caminé sin rumbo fijo, cuando terminé en aquel puente nuevamente. 

El nuevo reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora