- ¿A dónde vamos? – pregunté al ver que se adentraba hacia el bosque.
- No podemos ir por el camino, debemos de atajar por el interior del bosque.
- Bien. – lo seguí con cierta dificultad por aquel vestido. – Déjame tu daga. – expresé tras verla en su cinturón.
- ¿Para qué? – preguntó un tanto desconfiado.
- Tranquilo, no voy a hacerte nada, solo voy hacer algo respecto a este vestido. – en ese momento tomé la daga y corté la parte baja del vestido.
- ¿Qué haces? – preguntó tras ruborizarse.
- ¿En serio? Son dos piernas, ha decir verdad solo puedes ver hasta mis rodillas. – en ese momento le tendí la daga y después comencé a caminar con agilidad.
- Pequeño Dragón. – en ese momento me giré rápidamente cuando me encontré con Jungkook.
- ¿Qué pasa? – preguntó tras tomar mi rostro y mirarme fijamente.
- Pequeño Dragón, por fin viniste. – en ese momento sentí un escalofrío, pues alguien me estaba llamando, pero en ese momento, no podía acudir a su llamada y a la vez, no podía evitar preguntarme si realmente quería acudir a su llamada.
- Tn. – expresó Jungkook. – No volverán a hacerte daño. – miré sus ojos y por un segundo me dejé sucumbir por aquellos ojos, aunque en mi interior deseé que fuera Suga.
- Gracias, pero...
- Pero nada, la emperatriz, no volverá a tocarte. – en ese momento sentí miedo, o tal vez, era por aquel rostro inexpresivo o por aquellas palabras que escondían una intención, una amenaza y un final. Sin embargo, tampoco deseaba manchar sus manos de sangre, por lo que simplemente lo detendría.
- ¿Cómo supiste...?
- Supe de tu enfrentamiento con ella, y solo era cuestión de tiempo, pero mandarte al barrio rojo, es demasiado rastrero.
- No quiero que hagas nada, Jungkook.
- Pero eres la princesa, la enviada de los dioses y aún así se atrevió a ponerte una mano encima
- Lo sé, pero quiero solucionarlo sola, no quiero que crean que tengo favoritismo entre los príncipes.
- Los tienes, todos y cada uno de nosotros, te apoyaría. No solo por ser la enviada de los dioses, sino por ser tú.
- ¿Qué clase de relación teníamos? – pregunté ante aquellos ojos llenos de dulzura, como si deseará decir algo, algo que iba más allá de una amistad.
- Eras tu amante. – en ese momento mis ojos se abrieron con sorpresa, pues al parecer aquella chica, la misma en la que residía, había escogido a uno de los príncipes. – Siento no haberme acercado a ti o no haberme acercado de la manera correcta, pero ahora no te dejaré. – se acercó rápidamente cuando hundió sus labios en los míos.
- Basta. – expresé tras empujarlo, cuando pude ver sorpresa y decepción en sus ojos. – Lo siento, pero no soy ella. – corrí rápidamente y me alejé de él, pues pude ver como le había causado dolor y realmente, no lo soportaba, no soportaba saber que realmente ella amo a alguien y que yo se lo había arrebatado.
Seguí corriendo, cuando me tropecé y caí al suelo. Mis ojos estaban inundados en lágrimas, mientras que pensaba en que hubiera sido mejor no llegar, cuando escuché su voz.
- Tn. – Suga vino corriendo hacia a mí, se arrodilló y me abrazó. – Me alegra tanto que estés bien. Cuando supe que habías sido secuestrada, sentí que te perdía.
- No fue gracias a ti que ella salió de allí. Más bien diría, que fue por tu culpa que ella se vio en vuelta en todo esto. – Jungkook nos había alcanzado, tomó mi brazo y me llevó hasta él.
- ¿Qué haces aquí? – preguntó tras alzar sus ojos hacia él.
- ¿Qué hago? Salvarla, cosa que tú como siempre no logras hacer. Sabes, todos la culpan porque te traicionó, porque esa maldición se desencadenó a raíz de aquello. Parece que te sorprende que lo sepamos, pero la diferencia es que a mí no me importa, no te tengo miedo. Como sea, ¿Acaso sabes el dolor que la provocaste tú a ella? – en ese momento me llevó más cerca de él, por lo que lo observé ligeramente.
- ¿Por qué te importa? – en ese momento pensé en que sus palabras no eran acertadas, pues hasta a mí me dolía su indiferencia.
- Porque la amo y ella me amaba a mí. Sabes, siempre pensasteis que se casaría con Tae, pero la realidad, es que esa solo fue otra orden de su majestad, influenciado por la misma persona que la quiso vender esta noche al barrio rojo, tu madre, la emperatriz. Así que nuestra única opción era escapar, huir, y sabía que seríamos perseguidos, pero nos importa y entonces pasó algo, pues jamás llegó al lugar de encuentro y cuando regresé, escuché que ella no recordaba y que estaba a tu lado. Sin duda, una completa locura. – aquellas últimas palabras estaban llenas de rabia y de dolor, por lo que pensé, que al menos el debería de saber mi verdad, debía de saber que aquella mujer lo amó, pero yo, no podía, porque no era ella, pero aquel secreto era algo que no quería Yoongi supiera, por lo que simplemente miré a Yoongi.
- Pero ella ya no te ama. Así que suéltala. – expresó tras desenvainar su espada.
- Basta, parar. Yoongi, ahora necesito hablar con Jungkook. – pude leer su incomprensión, sus dudas, pero ahora mismo, era eso lo que debía hacer, porque de lo contrario, Jungkook siempre estaría esperando su regreso y realmente, desconocía si eso podía pasar.
- ¿No puedes hablar conmigo delante? – preguntó.
- No, no puedo, pero estoy segura de que no me hará nada. – respondí.
- Jamás te lastimaría. – Jungkook acarició mi rostro y me miró con dulzura nuevamente.
- No pienso marcharme.
- Yoongi, maldita sea. – alcé mi voz, por lo que ambos se sorprendieron.
Esta bien, pero te esperaré en la entrada del palacio.– en ese momento comenzó a caminar hacia el palacio, por lo que nos dejó completamentesolos.
Holaaa, muchas gracias por leer. El reto para el siguiente capítulo serán siete estrellas, y ya saben comentarios los que gusten. Espero que os guste el capítulo ❤️❤️❤️❤️
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El nuevo rey
FanfictionSi por alguna razón viajarás a aquel tiempo en el que una cicatriz marcaba tu historia. ¿Qué harías? Si te encontrarás con aquella persona que para ti sigue siendo hermosa, pese a cualquier cosa, pero por alguna razón es repudiado por todos. ¿Le rep...