Cap 28

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Caminé por aquella oscuridad mientras que intentaba resistirme a la misma, pues aquella alma, Suga, no estaba sola.

- Así que eras tú el que estaba detrás de todo. – expresé al percatarme de la presencia de otro dios en el interior.

- Jamás pensé que vendría otro dios. ¿Cómo lograste entrar en este cuerpo? – preguntó tras aparecer en aquella oscuridad.

- La espada. – pronuncié.

- Ya veo. Bueno, como ves este cuerpo esta sumido en la oscuridad. Solo Suga puede controlarlo y él solo me obedece a mí.

- Así que en realidad siempre fuiste tú. Debí saberlo cuando esa maldición se activó.

- Los dioses a veces pueden ser un poco idiotas. Te diré algo. Matar a Suga no romperá la maldición, porque yo soy el titiritero, pero siempre puedo tener un nuevo peón.

- Así que así eres de cobarde. Escondiéndote detrás de humano. Haciendo que jueguen a tu juego.

- Nací del odio. Así que es lo justo. – expresó.

- Dios de la oscuridad. Es así como debería llamarte. ¿cierto?

- Existen otros nombres, como el caos y la destrucción, pero al fin al cabo todo se resume a la oscuridad y poco a poco el mundo se verá arrastrado a la oscuridad. Que dioses tan ingenuos. Lo que pensasteis que sería un castigo para el mundo, era una bendición para mis planes. – expresé.

- Maldito. – pronuncié.

- Es una lastima diosa del agua, pero no podrás salir de aquí y mi oscuridad, te acabará devorando, haciéndome mucho más fuerte.

- No voy a permitir que eso pase.

- No es algo que puedas evitar. El destino ya fue fijado. – rio y después se marchó dejando que su risa hiciera eco en el lugar.

Debía de encontrar la manera de salir de allí, de avisar al resto de los dioses, pues aquella batalla iba más allá que la de un simple humano. Sin embargo, la única vía para poder lograrlo era lograr que Yoongi tomará conciencia y expulsará a Suga. Ya que por lo que había visto, era el alma que usaba para introducirse en otros cuerpos.

Caminé sin rumbo fijo y con dificultad cuando comencé a escuchar una voz, era suave y a la vez, llena de terror, de gimoteos, por lo que no dudé en acercarme hasta allí.

- Son recuerdos. – pronuncié tras ver a Yoongi de niño. – Maldito bastardo. – en ese momento eliminé aquellas imagines y me acerqué a aquella alma destruida por su propio dolor.

- Ha parado. – esa voz débil se hizo eco en aquel lugar, por lo que me acerqué hasta ella.

- Yoongi. – mis ojos se posaron en él cuando nuestras miradas cruzaron.

- Te amo, Tn. – escuché atrás de mí. En ese momento mi corazón dio un zumbido y por un segundo unas lágrimas se deslizaron por mi rostro.

- Esos son tus recuerdos felices. He vuelto por ti. – acaricié su rostro y después me acerqué a él. Donde uní mis labios a los suyos. En ese instante no pensaba en nada romántico, sino que más bien pensaba en devolverle parte de su vitalidad y por eso aquel beso le recompuso ligeramente.

- ¿Quién eres? – preguntó.

- Mi alma no cambió tanto como para que no puedas reconocerla, Yoongi. – ni yo misma entendía mi forma de actuar, pero por alguna razón, deseaba permanecer a su lado.

- Tn. – expresó.

- Ahora no me llaman así. Mi nombre es Diosa del agua, pero recientemente Jungkook me dio un nombre más humano. Me llamo Dania.

- ¿Dónde estoy? Lo último que recuerdo es dormir a tu lado.

- Así que fue ahí cuando perdiste todo tu ser. Pasaron muchas cosas, pero por ahora solo debes centrarte en regresar.

- ¿Cómo podría hacer eso? – preguntó tras incorporarse ligeramente.

- Primero debes recomponerte y segundo debes vencer tus propios demonios. Porque es así como Suga te esta manipulando.

- ¿Y qué pasará después? – preguntó.

- Si vences tus propios medios no habrá nada con lo que pueda amenazarte y la oscuridad que habita en vi se disipara, dejando pasó a la luz.

- ¿Eso significará que lo mataré?

- Significa que serás libre y a su vez yo, pero después debo cazar al verdadero culpable. Al Dios de la oscuridad. Sin embargo, será más fácil derrotarle con su propia esencia, si usa a un humano para esconderse jamás podré herirlo.

- Entonces, debemos de escapar de aquí.

- Así es, pero por ahora no hagas demasiados esfuerzos debo de purificarte. – expresé.

- ¿Cómo harás eso? – preguntó.

El nuevo reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora