Cap 23

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- "Anciana. – aquel dragón que conocí estaba frente a mis ojos, pero a la vez, se veía diferente, pues ahí estaba feliz, lejos de la nostalgia y del dolor

- ¿Qué haces todavía aquí? Los ancestros te han estado llamando.

- No deseo cumplir ese cometido. – expresó.

- Deberás cumplirlo en un futuro. Eso es lo que somos, sacrificio del mundo. Traemos prosperidad y aunque ahora pienses que no es necesario. Llegado el momento, deberás dar la vida por el mundo. Tu poder, será el sacrificio necesario para que el resto de universo prosperé.

- ¿Qué hay de mi vida? – preguntó.

- Antes que humanos, somos dragones y ese es uno de nuestros finales. Sin embargo, ese final solo será aceptado cuando el final de la prosperidad llegué. Así que no te preocupes, porque es posible que tú vivas tu vida plácidamente, pero no puedo decir lo mismo de los futuros dragones que vendrán.

- Iré a hablar con las deidades."

- Tn. – expresó Jungkook por lo que regresé en mí.

- Ya sé donde tenemos que ir. – pronuncié.

- ¿Estás bien? Tus ojos se volvieron como los de un reptil. – expresó.

- Más bien, como los de un dragón. Pude ver a los dragones pasados. Me envió aquí para dar descanso a aquellas almas que fueron masacradas por Suga. Aún, lo estaban esperando. – añadí.

- ¿Y qué tiene el lugar al que vamos? – preguntó.

- Unas escrituras. Creo que fueron hechas por un oráculo y creo que nos dará una pista para salvar a tu hermano. – pronuncié.

- Entonces, no perdamos más tiempo. – expresó.

Un nuevo viaje había comenzado y aunque aquellas piedras parecían no estar demasiado lejos, nos llevó varios días alcanzarlas, pero entonces cuando llegué allí, lo supe, había algo más de lo que realmente había descubierto y entonces, supe que para saber la verdad y lo que realmente escondían, debía sacrificarme. Aquel dragón que tomaría ese destino, era yo.

- No veo nada. – aquellas piedras puestas en círculo brillaban, era como si de ellas emanaran magia, pero no me atreví acercarme pues al verlo supe que me deseaban, ya que mi pecho brillaba con aquella misma tonalidad dorada.

- No eres un dragón. Así que, hay algo que quiero pedirte. – pronuncié.

- ¿De qué se trata? – acarició mi rostro mientras que sonreía.

Debía de admitir que nos habíamos acercado en aquel viaje, que había logrado entenderlo y que lo había mostrado una parte de mí que Yoongi jamás conocería, uno que hacía saber que también era vulnerable y a la vez, uno que me permitió conocerlo, hasta el punto de que entendí porque esa mujer lo amaba.

- Gracias por creer en mis palabras y por acompañarme en este viaje, pero es hora de regreses a casa. – quise separarme de él cuando me frenó.

- No sé lo que planeas, pero no pienso dejarte marchar. – pronunció tras abrazarme.

- No planeo nada. Solo deseo seguir lo que mi destino dice. – acaricié su rostro y después lo observé detenidamente.

- ¿Vas a sacrificarte por nosotros? – preguntó.

- Hay una maldición que afecta al mundo, no solo a Yoongi. No sé si con mi sacrificio el mundo quedará satisfecho, pero al menos lo intentaré. Mientras tanto y pasé lo que pasé, reclama el trono. No puedes dejar que Suga lo tomé, pero recuerda que el cuerpo es el de tu hermano. – sin pensarlo, besé su frente y le di una bendición.

- ¿Qué acabas de hacer? – preguntó tras mirarme.

- Solo hice que tu cuerpo no sea tan débil. – pronuncié. – Podrás luchar sin miedo. Nos vemos. 

- Siento no haber podido hacer nada por ti. Te juro que ganaré y que te buscaré. – tomó mi cuello con cierta brusquedad y después me llevó hasta él, para finalmente besarme.

Una despedida estaba junto aquel beso, por lo que una lágrima se deslizó por mi rostro pues la realidad que me estaba despidiendo incluso de Yoongi. Sin embargo, él se estaba despidiendo de su amada, una que jamás había logrado despedirse.

Me separé de él y caminé hacia el centro de aquellas piedras, con solo poner un pie en él, supe que algo estaba comenzando, pues esas piedras con aquellas escrituras estaban reaccionando a mí.

El nuevo reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora