Chan acababa de terminar su primer día en el jardín de niños, fue divertido, le había ido bastante bien y le gustaba socializar con todos.
La madre de Changbin lo había ido a recoger para luego llevarlo a su casa, en donde seguro estarían el resto de los bebés junto con sus madres. Todo con el propósito de que el niño recién salido de la escuela pasara tiempo con los más pequeños.
—¿Cómo te fue? —preguntó la mayor mientras seguía manejando, pero no recibió respuesta —. ¿Channie...? —Miró por el retrovisor, atrapando al menor intentando abrir discretamente una bolsa de gomitas en su mochilita—. ¡Te atrapé! —gritó espantándolo, haciendo que el pequeño, rendido, le extendiera la bolsita llena de dulces.
—Lo siento, tía —La mayor, sin quitar la vista de en frente, tomó los dulces para luego meterlos en su bolso.
—Sabes que no puedes comer golosinas antes de almorzar, bebé —recordó viendo al menor asentir
—. Cuando llegues a casa y comas las puedes destapar, pero recuerda compartirle a tus amigos porque si no lo haces seguro llorarán.—¿Qué es compartir? —cuestionó el menor haciendo a Seo pensar la respuesta.
—Ofrecer una parte de lo tuyo a alguien más para que los dos puedan disfrutarlo —respondió la mayor.
—¿Qué es ofrecer?
La mujer inhaló y exhaló con calma sabiendo que el australiano empezaría una larga ronda de preguntas.
Chan entró a su hogar estruendosamente llamando la atención de los demás pequeños, quienes jugaban en el suelo del living frente a la televisión, incluso de Jeongin, quien estaba en su cojín portabebés bajo la supervisión de su madre.
—Yina, tu hijo intentaba traficar esta bolsa de gomitas a mis espaldas —dijo la madre de Changbin mientras entregaba los dulces a Yina, la madre de Chan.
—Que bueno que no se las comió. —Proporcionó una mirada amenazante a su hijo—. Su tía Jiwon hizo caldo, niños —le avisó a los niños ignorando sus muecas. Yina no sabía si entendían, pero no lucían contentos.
—¿Con este calor? —protestó la madre de Jeongin como si fuera una niña pequeña —. Jiwon, estás realmente loca...
—Cállate, que la que cocina aquí soy yó —dijo la señora Seo.
Debido a que Minho a penas aprendía a dar sus primeros pasos, su torpeza lo hizo caer de cara al suelo haciendo que su naricita se golpeara con fuerza. Pocos segundos después empezó a llorar alarmando al resto de los menores y a las mujeres.
—Ay, no... —se quejó la menor sabiendo lo que pasaría.
De un momento a otro todos los bebés empezaron a llorar, y las tres madres que estaban con ellos intentaban calmarlos sin poder lograrlo.
Chan era el único tranquilo, así que estaba decidido a empezar a ayudar. Se acercó a Minho, quien estaba siendo cargado por Yina sin mostrar indicios de que se calmara.
—Mami... —habló Chan llamando la atención de la dama. Como todavía no sabía expresarse bien, señaló a Minho y luego el suelo, para después ver como su progenitora lo entendió y le hacía caso dejando al niño con lágrimas a su lado.
Chan aprovechó en abrazar a Minho y depositó un besito en su herida de la nariz haciendo que parara un poco con su llanto. Luego, con ayuda de su mamá, buscaba en el botiquín de primeros auxilios ungüento para el dolor y unas banditas para ayudar a Minho. Sabían que si este se sentía mejor y dejaba de llorar, los otros harían lo mismo.
Las madres miraban enternecidas la escena del australiano poniendo crema en la nariz de Minho para luego intentar usar y colocarle bien una bandita ya que era la primera vez que lo hacía. Para ese entonces el niño de tres años ya había parado de llorar porque estaba entretenido y enfocado en todas las acciones que el mayor hacia para sanarlo. El resto también se había calmado al no seguir escuchando al niño llorar.
Porque una vez que calmabas el origen, calmabas al resto.
—¡Llegamos del trabajo! —gritó la señora Han mientras entraba junto a la madre de Felix.
—Cuando ustedes llegan, Jiwon y yo nos vamos —dijo Yina refiriéndose a ella y a la madre de Changbin.
—Llegan justo cuando ya no hay más escándalo —apuntó la señora Yang.
—No es verdad, Suni. Justamente llegamos hace veinte minutos pero al escuchar tanto ruido no quisimos entrar —soltó la señora Lee ganándose un codazo por su compañera.
—Rachel, se supone que no diríamos eso —sarmoneó en un susurro la madre de Jisung.
—Lo bueno, Hana y Rachel, es que ahora les toca a ustedes cambiar pañales —se burló la señora Bang.
Yina y Jiwon se despidieron de sus hijos y del resto de los niños dejando a sus otras amigas a cargo.
—¡No Changbin, no te quites el pañal!
—exclamó la mayor de las tres.—¿Ya almorzaron? —cuestionó la señora Lee y Suni negó en respuesta—. Genial, el trabajo difícil nos toca a nosotras... ¿Cómo se supone que haré para que mi hijo deje de meter su cara en el tazón con comida?
—Haz lo que yo con Jisung, amárralo a su silla. —Hana sacó de su bolsa una cuerda para saltar con la que solía atar a su hijo cuando se portaba inquieto a la hora de comer.
El pequeñito Bang se acercó a la madre de Jisung y tiró levemente de su pantalón para luego decir:
—Yo y Minho ya comemos solitos.
—¿Qué hay de Changbin? —le preguntó, viéndolo alzar sus hombros en respuesta.
—Necesita un poco de ayuda —contestó Suni —, pero es muy tranquilo al igual que Seungmin, pero este odia que lo ayuden a la hora de comer; Hyunjin es muy educado y no ensucia nada cuando come, y Jeongin... el tomará leche. —Guardó silencio por unos segundos, pero aún no había terminado de hablar— ¿Pedimos pizza para nosotras?
—Totalmente de acuerdo. No comeré caldo con tanto calor —contestó la mayor viendo asentir a Rachel.
Suni sabía varias cosas sobre los niños, ya que mientras no asistía al trabajo por el permiso que le habían otorgado para cuidar a Jeongin, solía pasar bastante tiempo con los pequeños.
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🌼GROW UP🌼 {Stray Kids}
Fiksi PenggemarDonde los pequeños niños y amigos desde la infancia experimentan lo que es crecer y cambiar juntos. •Stray Kids (OT8) •Changlix, Minsung y Hyunin. •Historia inspirada en la canción > del grupo Stray Kids. •Historia completamente mía. ©Todos los dere...