La mamá de Hyunjin había llevado al grupo de ocho niños al centro comercial para que se divirtieran un rato.
Los niños estaban tan entretenidos en el área de juegos y videojuegos que a la mujer le pareció buena idea escaparse unos minutos para ir a comprar un bikini que había visto en un local cerca de ahí.
Mientras ella de había desaparecido, Hyunjin y Minho estaban demasiado concentrados en aquella máquina de baile en la que debían seguir los pasos de la pantalla. Seungmin y Jeongin se estaban divirtiendo mucho en el boliche, mientras que Jisung y Felix pasaban esa tarjeta por todos los videojuegos para probar cada uno de ellos y recolectar una enorme cantidad de tickets, todo con el propósito de poder reclamar esa consola de videojuegos como premio.
Bang Chan y Changbin estaban jugando en esos juegos que supuestamente medían tu fuerza, pero al mismo tiempo vigilaban que ninguno de los chicos se hicieran daño o tuvieran un accidente.
Pero conociéndose, algo malo iba a pasar.
Después de un corto tiempo, los ocho se reunieron para juntar todos sus tickets ganados, pero para su mala suerte aún les faltaban diez mil tickets para ganarse aquella consola.
—Solo nos quedan mil quinientos wones —habló el de pecas—. Nos alcanza para un juego más y para unas fotografías.
—Ya pensaremos en algo —dijo Bang Chan—. Gastemos los quinientos wones en la cabina de fotos.
Dicho y hecho. Pasaron la tarjeta para que la maquina cobrara los quinientos wones y entraron a ese cubículo, apretaron el botón de "Start" y empezaron a hacer diferentes poses graciosas mientras la cabina se encargaba de tomar las fotos. Ni ellos mismos sabían como los ocho habían entrado ahí, pero si podían hacer eso y dormir todos en una sola cama, nada los detendría.
Cuando terminaron, el mayor tomó las tres tiras de fotos que salieron de la maquina, para luego decir:
—¿Ven ese juego? —Lo señaló y los menores asintieron—. Solo tenemos una oportunidad. El premio máximo son diez mil tickets y el mínimo es solo uno. Debemos girar la ruleta y dejar que la suerte decida.
—Hay poca probabilidad que ganemos —dijo Jeongin—. El único diez mil está entre dos unos, y el resto de los tickets que podemos ganar en la ruleta no serán suficientes.
—Hay que confíar en la suerte. — Minho pasó su brazo sobre los hombros de Jeongin para empezar a caminar hacia allá junto con el grupo.
Felix pasó la tarjeta y Seungmin apretó el botón para que empezara a girar.
Los chicos miraban con atención aquel juego esperando a ganar su meta, pero al ver que la ruleta tenía intenciones de detenerse justamente en el uno antes de la casilla ganadora, pensaban en soluciones rápidas para que eso no sucediera.
Jisung fue el primero en reaccionar empujando la rueda, haciendo que el resto de los chicos hicieran lo mismo a exepción de Jeongin; porque sabía que eso no serviría para nada, Bang Chan; quien intentaba detenerlos, y Hyunjin; quien estaba avergonzado y fingía que no los conocía.
Para la sorpresa de todos si funcionó, la ruleta marcó el número más alto haciendo que todos festejaran, pero había una consecuencia... habían roto el juego.
Los cientos de boletos salían y salían mientras el grupo era regañado por una trabajadora del establecimiento quien insistía en que no podían llevarse el premio por lo que habían causado. La mujer estaba siendo demasiado dura, tanto así que los menores querían empezar a llorar, pero para la suerte de los chicos, la señora Hwang acababa de llegar apreciando como la otra señora le levantaba cruelmente la voz a sus niños.
—¡Tú no tienes ningún derecho de hablarles a mis niños así! —alzó la voz, pero sin gritar por completo.
—Para qué tiene tantos hijos si no se hará cargo de ellos como corresponde —respondió de una forma grosera.
Hyunjin palmeó su frente con una mueca sabiendo lo que se vendría y su madre abrió la boca ofendida, primero, ¿su espectacular cuerpo parecía haber egendrado a ocho niños?, obvio no; segundo, esa señora no tenía ningún derecho de faltarle el respeto a ella ni a los menores, por lo que no le debía explicaciones, pero aun así se metería en su papel.
Mientras, los menores presenciaban todo con atención.
—Intente ser joven, hermosa, sexy, madre soltera y una modelo que trabaja las veinticuatro horas del día tratando de cuidar a sus ocho hijos — Dijo Hyuna, la mamá de Hyunjin—¡Mis niños se ganaron eso justamente!, que el juego se haya roto por su mal mantenimiento no es su problema. ¡Quiero hablar con el gerente!
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Después de ir al cine, los chicos se encontraban en una tienda de helados comiendo de estos mismos.
—¡Tu mamá es increíble Hyunjin! —confesó Seungmin lamiendo su helado.
—Gracias a ella nos llevamos esto. — Felix puso sobre sus piernas la caja con la consola por la que tanto lucharon—. ¡Ahora podemos jugar videojuegos a diario!
—¡Tía Hyuna!, usted es una madre muy cool —añadió Jeongin a la nombrada, quien estaba en la misma mesa que el resto de los niños comiendo un helado.
—Gracias por sus halagos, niños. —Rio alegre—. Y felicidades por su nueva consola.
—Fue gracias a ti, mamá. —Sonrió Hyunjin lamiendo su helado.
La señora Hwang amaba a esos niños tan alegres y asombrosos, tanto así que esperaba que algún día uno de ellos se convirtiera en su yerno.
—¡Soy asombrosa, lo sé! —Los menores rieron alegres.
