Tema Libre

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Kagami Taiga había rescatado a un pequeño gato-humano azul oscuro de la calle, especificando más de un grupo de perros callejeros que estaban apunto de matarlo, sin pensarlo corrió hacía ellos que tanto temia y los echo a balonazos, cuando vio al pequeño gato-humano estaba herido, delgado, con las ropas hecha girones y sucio, se lo llevo a casa sin pensarlo mucho aunque era la primera vez que veía un gato-humano.
Habia visto algunos perros-humanos o conejos-humanos ya que era muy popular en esos tiempos en ciertos "clubes sociales", sin entrar más en detalles, esas eran mascotas sexuales que tenían características físicas animales.
De eso ya habia pasado varios años, ahora ese gato era grande y confiaba plenamente en Kagami cosa que a él le encantaba

- Daiki - le grito dejando su plato para el desayuno, el gato perezoso fue hacia él. Lo lamio bostezando y se sentó frente a él comenzando a comer

- Vendré tarde, Daiki, tengo trabajo extra y una compañera de trabajo me ha dicho de ir a tomar algo - dijo Kagami sonriendo, Daiki chasqueo la lengua molesto. Kagami Taiga era un conocido chef de renombre por el mundo, aunque siempre estaba ocupado, venía antes para jugar, pero esta vez no.

- Si si - dijo sin más dejandolo solo, salió por la ventana como todos los días y se quedo echado en el tejado de su casa esperando a sus amigos. Después de un rato llegaron dos gatos, uno morado llamado Atsushi y otro rubio llamado Ryota

- Daikichi, llegaste pronto hoy - dijo sonriendo Ryota sentándose a su lado, este solo bufo mirando a un lado.

- Parece que Daiki esta molesto - dijo Atsushi comiendo un bolsa de patatas. Atsushi y Ryota eran amigos de Daiki desde que comenzó a vivir con Kagami aunque Daiki les tenía cariño, había momentos en los que los detestaba y mucho, también eran gatos-humanos rescatados o regalos a familias con dinero.
Daiki entro a la conversación cuando el tema comenzó a interesarle y serle útil, Ryota contaba como su dueño comenzó a utilizarlo para lo que fue creado aunque no siendo tan rudo y serio como él pensaba que sería

- Yukiochi es muy amable conmigo, me esta enseñando cosas nuevas sobre lo que los humanos llaman sexo - dijo sonriendo, Atsushi bostezo

- El sexo es muy divertido, yo lo hago con Tatsu todos los días cuando llega de trabajar - sonrió suave, el dueño de Atsushi, Himuro Tatsuya, era un niño de familia poderosa. Le regalaron a Atsushi en uno de sus cumpleaños para que lo criara y lo sirviera, pero Himuro lo crío como su mejor amigo y mascota con el tiempo se habían encariñado tanto que Atsushi lo atacó en una noche a lo cual Himuro respondió contento. El caso de Ryota y su dueño, Kasamatsu Yukio, era pareció al de Daiki, Yukio lo recogió de la calle cuando escapaba de sus dueños que lo maltrataban y abusaban de diversas formas cosa que enfureció a Kasamatsu haciendo que se llevara a Ryota con él. Esos malos años atrás era agua pasada, ahora los tres vivían felices con sus dueños aunque con una gran deuda por salvarlos de caer en malas manos.

- ¿Entonces puedo atacar a Kagami, si él siente lo mismo que yo? - dijo Daiki mirándolos, Atsushi asintió mientras Ryota negaba

- Eso esta mal - dijo de brazos cruzados - Mejor dile lo que sie - quedo callado al escuchar una voz conocida. Atsushi se levanto también

- Me voy, mi dueño ya vino - sin darse cuenta, el día ya había pasado y cada gato volvía a su casa con su dueño menos Daiki que seguía molesto y dudoso en el tejado

- Daiki, ven - esa voz le hizo correr hacia casa y tirarse a los brazos de su dueño. Kagami llego temprano ya que su amiga se le había declarado y él no estaba interesado en esas cosas

- Tardaste mucho, Bakagami - gruño Daiki aferrándose a él, Kagami se rio negando

- Vamos a ducharnos, después haré la cena - dijo caminando al baño. Daiki se relajaba en los baños calientes con burbujas por lo cual siempre Kagami hacia dichos baños. Ya con los dos dentro Daiki seguía molesto por lo que Kagami le contaba de su día y cada vez que mencionaba a la muchacha su pecho ardía en rabia. Kagami salió despacio cargando a Daiki, este mordió su cuello dejando una leve marca

- Daiki, eso duele - le gruño molesto y serio, Daiki le miró sonriendo

- Esa marca es para que sepan que eres mío - dijo sonriendo moviendo su cola. En verdad Kagami no se esperaba eso y se sonrojo algo nervioso

- Eres un gato tonto - murmuró suave secándolo y llevándolo al cuarto, pues si, ellos dormían juntos por petición de Daiki que no quería su cama ni cuarto.

"Todavía esperaré pero en algún momento te haré mío y estaremos siempre juntos" pensó Daiki sin soltarlo.

Aokaga MothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora