Aokaga Moth

MEDIEVAL

Capitan de la guardia real, Aomine Daiki era uno de los hombres más codiciados en el reino pero él siempre era devoto a su trabajo

-Daiki, en la última guerra me trajiste la victoria y muchas riquezas-dijo el rey Akashi Seijuro sonriendo, el moreno lo miro haciendo una reverencia

-Si, mi señor, traje todo lo que nos robaron y deje al pueblo libre como me dijo-Akashi asintió

-Es isla es un regalo para mi prometido, aunque se hace el difícil se que caerá ante mi-sonrió prepotente

-Nadie caerá ante ti, Seijuro-las puertas se abrieron dejando ver al rey Koki Furihata con su escolta real y su leal mano derecha Kagami Taiga, capitán de su ejército

-Me honras con tu presencia, más no la esperaba-se levantó sonriendo yendo hacia él

-Quiero que dejes de regalarme tierras conquistandolas por el terror, esas tierras pertenecen a sus pueblos y no por conquistarlas te dan derechos-le dijo serio y molesto, Akashi cada vez adoraba más a ese difícil chihuahua. Aomine quiso irse de ahí más su señor no le había dicho que se marchara, el pelirrojo que entró con el prometido de su señor le sorprendió ya que nunca había visto cabellos tan rojos como los de él. Era mestizo ya que su piel blanca y fina

-Daiki, puedes retirarte, descansa-dijo Akashi, Aomine asintió saliendo de ahí

-Taiga, tu también, descansa-dijo Koki sonriendo, Akashi gruño por lo bajo pues nunca había recibido una de esas sonrisas. El pelirrojo asintió saliendo quitandose un poco de su armadura, Aomine le pico cierta curiosidad y lo siguió con cuidado. Vio como caminaba con su caballo hacia las cascadas, ahí termino de quitarse sus ropas dejando ver su hermoso cuerpo, piel blanca y fina, sin cicatrices ni golpes, musculos marcados más no brutos, sus cabellos largos y rojos cosa que le sorprendió. Un caballero con cabellos largos era raro de ver en esas tierras, sabía que en el lejano oriente era normal

-¿Quién esta ahí?-dijo cogiendo su arco apunta en dirección a Daiki, este salió mirandolo

-No era mi intención asustarlo, pero me resultaba interesante saber de ti-dijo acercandose sonriendo, Kagami bajo el arma entrando al agua

-No podia ser en otro momento, un viaje largo y el agua es lo único que calma el calor-Aomine recorrió el cuerpo de Kagami otra vez

-Calor me da al verte, tan buen cuerpo y escondido bajo tanto metales-murmuró sentandose

-Puede acercarse y verlo mejor, dejo que lo toque si me insiste-dijo el pelirrojo de espaldas sonriendo, esa era una invitación que Aomine no rechazaría. Se saco su armadura y entro al agua con él, acaricio sus hombros hasta su cintura viendolo intentando recordar cada lunar, cada marca... Todo

-Un hermoso cuerpo cubierto por metales, este cuerpo ganaría guerras sin tener que sujetar una espada-besa su hombro sonriendo coqueto, el pelirrojo sonrie girandose y besandolo suavemente. En verdad los dos capitanes no tenían que pelear por una caricio o una sesión de sexo, pero ese momento de olvidar sus titulos, simplemente sentir las caricias del otro eran lo mejor. Los besos en la piel morena, caricias en la blanca piel y todo en una pequeña cascada dejandose en claro que sin saberlo eso era amor. Gemidos ahogados en besos, arañazos y marcas que dejan en claro ese momento de pasión

-¿Te volveré a ver?-murmuro el moreno sentando en la hierba con pocas prendas

-Si vienes en mi busca si-sonrio coqueteo el pelirrojo, Aomine se levantó cogiendo sus manos

-Hasta el fin del mundo-beso sus manos sonriendo, Kagami algo sonrojado se marcho de ahí con una sonrisa

-Parece que te paso algo bueno, Taiga-dijo el rey Koki, este asintió sonriendo

-Una experiencia única-

-Daiki, estas en las nubes, parece que tu descanso te vino genial-dijo el rey pelirrojo, el moreno asintió

-Me perdí entre un piel blanca y un corazón sincero-sonrió para si recordando cada detalle en su mente grabado. Akashi sonrió feliz

-Me alega que sea asi, próximamente iremos a ver a mi prometido a su reino... Quiero seguir conquistandolo-dijo emocionado

-Yo ya conquiste a mi amado-murmuró Daiki sonriendo feliz, Kagami y él no solo se unieron fisicamente sino sus corazones ya no estarían solos.