Aomine Daiki, ex policía y cazador de Androides. También con un caracter duro, arisco y serio-Odio esos malditos, Adroides-gruño levantándose de su cama, cada noche soñaba con una guerra entre humanos y androides, cada noche el mismo sueño y se levantaba justo antes de morir. Ya vestido se fue donde su quería abuela, ella era la única familia que le quedaba y a la que más amaba
-Pequeño granuja, pensé que no vendrías a comer-dijo abriendole la puerta, Aomine negó sonriendo abrazandola
-Sabes que jamás me perdería tu tarta de carne-dijo yendo a la cocina, para su sorpresa un pelirrojo estaba de espaldas terminando de cocinar. La abuela entró sonriendo suave
-Daiki, este es Taiga, mi nuevo androide asistente-dijo la señora sentándose, el androide se giro mirándolo serio
-Buenas tardes, señor Aomine-dijo sirviendo los platos, el moreno serio negó mirando a su abuela
-Ya te he dicho que estos son muy peligrisos, no debiste comprarte uno-gruño serio golpeando la mesa
-Daiki, comportarte-dijo la señora seria, este haciéndole caso se sentó todavía molesto-No lo compré, me lo gane en la lotería del mercado-dijo la señora sirviendo sus platos, el androide los dejo solos limpiando la casa con cuidado y serio. Los androides estaban bajos las órdenes de un humano, no desobedecian esas órdenes para nada y tampoco hacían daño a los humanos, fueron creados para su protección y ayuda. Daiki hace años había peleado contra unos perdiendo en esa pelea a su mejor amigo, Kuroko Tetsuya por lo cual no querría verlos ni en pintura y aunque ahora estaban para ayudarlos, él se negó rotundamente a tener uno como compañero en los casos de la policía por lo cual lo despidieron de forma permanente.
Aomine a disgusto comió lo servido, su abuela le comentaba las últimas novedades y antes de irse, la señora le dio un pequeño mando-Llévatelo, que limpie esa pozilga que tienes como casa y me lo traes-dijo sería, este le miro riéndose negando
-Jamás, sabes que...-quedo callado al ver a su abuela molesta de brazos cruzados con el ceño fruncido
-Lo harás, quiero esa casa ordenada o iré yo misma a tirar todas tus revistas de tonterías-dijo sería dándole la espalda, Taiga se puso una chaqueta grande saliendo a la puerta
-Me llamó, señora-esta asintió
-Acompañaras a Daiki a su casa, la limpiaras y volverás conmigo-este asintió mirando a Aomine, gruño molesto y camino hacia su casa seguido del androide. Todos lo miraban sorprendido, había varios murmuros entre la gente
-Daiki, no sabía que tenías esos gustos-dijo un conocido suyo, este le miro sin entender
-¿Cómo?-le miro, el pelirrojo pequeño sonrió quitándose las gafas dejando ver sus ojos de distinto color
-Ese androide, es un androide para juegos sexuales aparte de los quehaceres de la casa-sonrió divertido, por primera vez Aomine lo miro detenidamente sorprendiendo se de que en verdad tenía rasgos finos, curvas y piel suave al tacto humano. Este negó molesto
-Es de mi abuela, solo viene a limpiar mi casa-ante toda esa charla el androide estaba a un lado quieto sin decir nada más. Llegaron a la casa del moreno y el pelirrojo comenzó a limpiar, ordenar mientras el dueño de la casa dormida tranquilamente en el sofá. Al terminar todo Taiga se iba a ir pero un golpe lo activo yendo donde Aomine, este se había caído del sofá y en el suelo se sobaba el golpe dado
-Mierda-murmuraba serio
-Señor, ¿Se encuentra bien?-acercándose a él, este le mira serio y molesto
-Aléjate, ya terminaste así que vete-dijo serio levantándose, Taiga suspiro y salió cabizbajo. Daiki le miró algo culpable
-¿Por qué pones esa cara? No que no sienten-murmuró tomando agua, Taiga lo miro negando
-Yo siento todo, como dijo el señor en la calle, soy un androide sexual por lo cual puedo sentir todo-hace una reverencia yéndose, Daiki miro su espalda bajando a su trasero. Negó rápido molesto
-Espera-Daiki no sabía lo que hacía, sería el tiempo sin una pareja o que extraña el sexo causal pero algo hizo que detuviera a Taiga. Se miraron por minutos sin decir una palabra, Aomine se levantó cogiéndolo el brazo tirándole a la cama
-Señor-se sorprendió Taiga viéndolo echado en su cama, Aomine gruño molesto
-Callate, solo déjame-murmuró besandolo ferozmente, no había delicadeza pero en ese beso sintió calidez cosa extraña de un androide. Aomine acariciaba su cuerpo quitándole todas las prendas dejando ver que tenía un buen cuerpo con una piel casi humana, algunas marcas de Androides pero bien tapadas por tatuajes. Aomine beso cada parte vista, escucho suspiros y suaves jadeos del androide
-Señor Aomine-murmuró jadeando suave abriendo sus piernas, ante Aomine estaba expuesto
-Prepárate para el placer-gruño Aomine sacando su miembro, estaba duro y aunque odiaría admitirlo ese cuerpo, esos ruidos, lo estaban excitando como ninguna mujer lo había hecho. Taiga asintió colocándose en cuatro excitando, Aomine metió un dedo en ese pequeño agujero, un gemido salió de la boca del pelirrojo
-Yo puedo... Todo-jadeo relajándose autolubricandose, era una máquina por lo que Aomine entró de lleno en él perdiéndose en sus emociones.
Se levanto primero el pelirrojo con unas punzadas en la cadera, miró a su lado y su señor seguía dormido con marcas en todo su cuerpo, miró su cuerpo y era un desastre. Se golpeo la frente levantándose rápido vistiendo se como pueda-La señora-murmuró preparándose, miró al moreno con una sonrisa y salió corriendo. Horas después Daiki se levantó pensando encontrar al pelirrojo abrazado a él más no lo encontró, molesto se ducho pensando en que cumplió su misión y se fue. Camino despacio donde su abuela
-Daiki, ya me dijo Taiga que le dejaste dormir en tu casa-la señora sonreía alegre, Taiga a un lado ayudándola y sirviendola
-Uhmm si-murmuró mirándolo fijamente, la señora se metió haciendo que entre llevándolo al salón, Taiga hizo una reverencia
-Bienvenido señor Aomine-dijo sonriendo, Daiki agarró su cuello viendo lo bien que escondió las marcas. Sonrió más prepotente y orgulloso de esas marcas
-Ayer gemias mi nombre, te hice mio así que desde ayer eres mío-murmuró en su oido con una voz gruesa y potente, hizo estremecer se al pelirrojo
-Si, Daiki-murmuró bajito sirviendo les, aunque dentro de él estaba feliz. Había encontrado a alguien que lo hacía sentir mil cosas en un segundo.
ESTÁS LEYENDO
Aokaga Moth
FanfictionEs la primera vez que participio en este acontecimiento y eso que sigo a esta pareja desde hace muchos años. Espero estar a la altura de este reto y que os guste. Gracias al grupo Aokaga 5x10 (Aomine x Kagami) por dar una guía para este año.