DONCEL

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-Una deshonra para la familia, lárgate y no vuelvas-grito la cabeza de la familia Kagami, Taiga miraba con desprecio a su progenitor escupió sangre del golpe en la mejilla y se levantó serio. Camino a su cuarto, cogió su mochila y cargo las cosas indispensables que el mismo se compró y salió con la cabeza en alto. Él no quería nacer doncel pero lo hizo, su madre era doncel y él lo heredó algo muy extraño con su contextura ya que Taiga era un chico robusto, alto, musculoso y con una mirada fiera pero ahora ya nada eso importaba, su padre después de años de ocultarle su secreto lo descubrió y echo de la casa aunque esto lo venía venir, Taiga le dolió que la única familia que le quedaba lo despreciara. En la estación de tren abrió una cabina y sacó un maletin, tenía dinero ahorra y al ser mayor de edad ya podía irse donde quisiera pero iba a volver a ese sitio donde gratos recuerdos guardaba. Miró su móvil suspirando, lo tiró molesto y fue a comprar otro, lo malo que no sabía los números de aquellos amigos que dejó por capricho de su progenitor

-Taiga-se giro viendo a Tatsuya y Alex acercándose a él, este los miró sonriendo

-¿Qué tal? -sonrió cómo si nada, Alex lo abrazo acariciando su espalda y por un momento se rompió llorando sin poder retener sus lágrimas. Después de unos minutos, fueron a una cafetería a hablar

-Fui a tu casa, tu padre me corrió-murmuró Tatsuya mirándolo

-Ese engreido, es un estúpido-gruño sería, Taiga se rio suave y suspiro

-Volveré a Japón, el piso lo compré y tengo donde vivir, conseguiré un trabajo y podré vivir feliz allí-sonrió suave, Tatsuya asintió

-Iré contigo, estuve unos días de vacaciones pero Atsushi ya quiere que vuelva-dijo riendo, el pelirrojo asintió mirando su nuevo móvil. Comenzó a recordar su triste despedida, Kuroko no lo dejaba irse, su equipo fue a despedirlo y aunque le hubiera gustado verlo, sabía que sería peor pero justo al embarcar lo vio corriendo y gritando que lo esperaría, cumpliría su promesa y volvería ahora sin nadie que lo até, de eso habían pasado ya 5 años y aunque no hablaban mucho por no torturarse esperaba que él cumpliera su palabra. Pasaron los días rápido, ya estaban en Japón y su sorpresa fue ver a toda la kiseki no sedai esperándolos

-Kagami-kun, bienvenido-dijo Kuroko sonriendo, todos seguían iguales parecía que el tiempo no había pasado. Kise estaba de la mano de Yukio, Midorima llevaba en brazos a un pequeño pelinegro con ojos verdes y a su lado Takao sonreía animado como siempre. Atsushi corrió abrazando a su pareja llenándolo de besos, Akashi cogía de la mano a Koki el cual algo avergonzado saludaba a Taiga sin moverse del lado de pelirrojo. Momoi y Kuroko sonreían felices de verlo, aunque lo busco no lo encontró y eso le sorprendió

-Daichan, no sabe que has vuelto-dijo Momoi sonriendo, Kagami la miro

-Pensamos que querías sorprenderlo-Taiga asintió sonriendo

-Gracias por venir, os echaba de menos-dijo abrazando a Kuroko, este acarició su espalda sonriendo suave. Akashi había llevado una limusina para todo por lo cual no les sorprendió a nadie. Dejaron a Taiga en su antiguo barrio, Kuroko bajo con él despidiéndose de los demás

-Kuroko... ¿Todavía me amará?-pregunto Taiga entrando, tenía miedo, mucho miedo de saber si el moreno lo había esperado

-Kagami-kun, Aomine ha seguido con el baloncesto, esta en la universidad y vive con sus padres en la misma casa de siempre-dijo tras su amigo-Siempre viene al parque a jugar solo, esperando verte por la ventana, lo vemos todos los días sin falta y no ha tenido una pareja en estos 5 años-sonrió el pequeño fantasma, Taiga sonrió abriendo su casa feliz

-Hogar, dulce hogar-Taiga le puso al día a Kuroko con lo que había pasado en su casa y el peliazul le puso al día con las noticias que habían pasado en esos 5 años. Después de unas horas Kuroko se tuvo que ir, Taiga abrió la ventana viendo ese parque donde siempre jugaban. Se lleno de recuerdos felices, quería verlo pero primero debía buscar su nuevo futuro solo, salió a comprar algunas cosas para la cena. De vuelta a casa vio a alguien jugando en la cancha, sonrió contento acercándose

-Hola guapo-dijo alto silbando, Aomine giro su cabeza rápido fallando el tiro. Corrió hacia el pelirrojo el cual sonreía contento

-Taiga-lo abrazo fuerte sin soltarlo, aspiro su aroma, toco su cuerpo, cada centímetro de él por si desaparecia

-He vuelto, Daiki-murmuró Taiga en su oído besandolo. Esa noche Daiki no lo soltó, pensaba que se iría si se alejaba y así pasaron los años.

La familia Aomine estaba feliz yendo a visitar a la pareja, la señora Aomine llevaba regalos para su tercer nieto

-Taiga, querido-dijo entrando ignorando a su hijo que abrió la puerta. Taiga estaba sentado en el sofá amamantando a su pequeño hijo

-Yo también te echaba de menos, mamá-dijo Daiki junto a su padre entendo, la señora levantó la mano quitándole importancia

-Te tuve más de 20 años en casa, me aburre verte la cara hijo-dos pequeñas corrieron con su abuelo saludandolo

-Mika, Ran-dijo abrazando a sus nietas el mayor. Daiki sonreía feliz al ver como su familia estaba completa, Taiga al ser doncel podía dar a luz a sus propios hijos y eso hizo que tuvieran dos gemelas y un último pequeño, Alexander Aomine, en honor a Alex que los ayudo con ese embarazo ya que Daiki estaba trabajando en la comisaría por su ascenso. Una familia al completo, feliz y llena de amor

-Cumplí mi promesa-beso su mejilla, el pelirrojo sonrió feliz y asintio

-La cumpliste a la maravilla-lo besa suave sonriendo feliz.

Aokaga MothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora