UNA PRUEBA DE NUESTRO AMOR

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Un dia como cualquiera Aomine Daiki iba a ver a su pareja, el moreno se enamoro yendo a buscar a su madre a sus clases de cocina. El profesor de cocina que seria poco mayor que él, siempre salía último y acompañaba alguna que otra señora a su casa, cada vez iba más y más hasta que un día entró a la clase de cocina y se sorprendió de verlo explicando varias cosas, fue un dia caotico pero divertido, su madre sigue recordandoselo todos los días y por fin despues de meses empezaron a salir y formalizaron su relacion. Con el paso del tiempo Aomine se graduó de la secundaria y comenzó la universidad, su pareja seguía trabajando dando clases de cocina y en un restaurante, cada fin de semana era su momento ni trabajos ni estudios podían separarlos pero recibir esa llamada un viernes a la hora de comer le quito completamente el apetito

-Lo siento, Daiki, este fin de semana no podremos vernos-la voz no era la misma, era más gruesa forzada

-¿Es porque estás malo? Noto tu voz distinta-dijo serio intentando comprender a su pareja, tiempo le costo entender que debía comprender y atesorar a su pareja, ahora intentaba calmarse y hablar las cosas con él

-Si, no quiero contagiar te, nos veremos el próximo fin de semana, adiós-dijo para colgar pero de fondo se escucho una voz masculina

-Taiga, no esta...-Se corto la llamada, Aomine con un tik en el ojo intentaba contar hasta 10 y confiar en su pareja, pero su cuerpo no era igual y ya estaba caminando hacia la casa de su pareja pero el problema era que todavía tenía horas de clase y eso fue lo único que le detuvo de salir corriendo a la casa de su pareja. Kagami Taiga por su parte tapado hasta la cabeza en el sofá triste pensaba en sí Aomine estaría bien sin verlo esos días

-Sigo sin entender porque hiciste eso, seguramente te ayude más que yo y te trate mejor que yo-dijo el pelo negro acercándose a él, este le miró y negó

-O seguro piensa que una mujer le vendría mejor que yo-dijo triste y cabizbajo, un gran problema que tuvieron día a día en su relación era la inseguridad del pelirrojo. Hacía años que Kagami luchaba contra ese miedo, las malas experiencias solo agrandaron ese problema y ahora en una relación tan firme como la que tiene con el moreno duda de él. Al principio Aomine era hetero, si podría dudar de él pero después de varios años y demostraciones Kagami tendría que estar algo más seguro de su relación con el moreno

-Creo que le tienes muy poca confianza al muchacho, conoces a su familia, él a la tuya aparte que tenéis amigos que si lo ven con otra lo matarían-se encoge de hombros-Se que es normal tener inseguridades pero Taiga, no es para agrandar lo tanto-suspiro suave abrazando lo, este sollozo en su hombro intentando calmarse. Sabía que no era el mejor novio, sabía que las inseguridades podrían acabar con su relación pero él seguía pensando que una pechugona rubia y alta le quitaría al moreno de su lado. Pasó toda la tarde sin querer comer tampoco salía de su bolita de manta hasta que su hermano se fue, le despidió en la puerta con un beso en la mejilla y antes de cerrar un moreno sudoroso cogió al pelinegro por el cuello

-¿Dónde está Taiga?-dijo serio viéndolo furioso, el pelirrojo se quedó sorprendido viéndole

-Daiki, ¿Qué haces aquí?-dijo el pelirrojo acercándose a él, este le miró sorprendido pestañeando varias veces

-¿Quien...?-de la sorpresa soltó el agarre y se acerco al pelirrojo-¿Eres tu?-murmuró suave escaneando lo de cabeza a pies, Kagami asintió suspirando suave

-Lo siento... Daiki, no quería que me vieras así-murmura bajando la mirada con lágrimas en sus ojos, Aomine negó abrazando ese pequeño cuerpo, no estaba acostumbrado a ser tan suave pero ahora su pelirrojo lo necesitaba. El pelinegro se fue sonriendo acomodando se la ropa

-¡Que bárbaros son aquí! -pensó saliendo de ahí antes que recibiera una golpiza. Kagami hizo que entrarán a casa y explicó la situación, Aomine aunque ya escuchaba seguía con ciertas molestias al escuchar todo

-Ayer después de trabajar, fui al mercado y compré cosas para este fin de semana, cuando volví cene lo de siempre y me eche a dormir, hoy me levante así-murmura suspirando, ahora no era un hombre, era una mujer de cabeza a pies, al levantarse llamó de inmediato a su medio hermano explicándole lo que pasó y no tardo en venir, en verdad Aomine tenía cierta preocupación pero seguían esos celos

-¿Por qué no me llamaste a mí?-murmura viéndole dolido, la pelirroja le miró y suspira suave

-Lo siento, Daiki, es solo que... Pensé que.. Tu..-no sabía explicar sus inseguridades, Aomine ya se había dado cuenta de ella y suspiro acariciando su mano

-Me da igual tu cuerpo, yo te quiero porque eres tu... Te lo he dicho muchas veces, si antes era hetero no te lo voy a negar pero al conocer no quise saber de nadie más que de ti, ni me interesan los otros hombres ni las mujeres, solo te quiero a ti-aunque Aomine seguía dolido tenía que ser comprensivo con su pareja y transmitirle calma

-Lo siento, Daiki-dijo abrazando lo, Aomine acaricio su espalda sonríe suave

-¿Has comido algo? Mañana temprano llamaré a Akashi, seguro él puede saber algo-sonrió suave acariciando su mejilla besando su frente, esta asintió sonriendo suave

-Cocinare algo-dijo levantándose rápido, el moreno la agarró y la hizo sentar en su regazo

-Déjame, lo haré yo si? No soy un chef pero puedo mínimo hacer algo de cena-rio divertido, la pelirroja se sonrojo y asintió

-Pero puedo...-el moreno negó

-Métete a la bañera, relájate un buen rato y cuando salgas cenaremos, nos iremos a dormir y mañana solucionaremos esto si? - sonrió tierno el peliazul, esta asintió acariciando su mejilla besando lo

-Gracias, Daiki-se levantó yendo al baño, Aomine sonrió contento y se metió a la cocina buscando en su móvil que hacer de cena. Kagami comenzó a cantar en la bañera mientras enjabonaba, su cuerpo era distinto y el creía que todo era igual aunque dentro de él sabía que no era así. Aomine entró con un delantal oliendo a especies

-No digas nada, Taiga-dijo viéndole avergonzado, la pelirroja comenzó a reírse, se levantó besando su mejilla y cogiendo una toalla se comenzó a secar

-Ahora te iré a ayudar-comento la pelirroja viéndole, el moreno estaba con los ojos casi fuera de su orbita viendolo de cabeza a pies.

-No se como lo haces, puede ser lo que sea-dijo el moreno acercándose a él-Un hombre o una mujer que siempre me vas a poner duro-dijo señalando su pantalón, Kagami negó

-No empieces con tus cochinadas-dijo sonrojada alejándose de él, salió del baño y se metió a su cuarto.

Ese idiota siempre sabe que decir pensó Kagami terminando de vestirse y yendo con su moreno a ayudarlo, más seguro de sí mismo.

Aokaga MothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora