SUPERHÉROES

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Nadie hubiera dicho que unos adolescentes serían superhéroes pero las cosas en la vida pasan por algo y ese algo fue dos cosas que marcaron la vida de estos dos jóvenes.

Aomine Daiki, aspirante a policía. Un chico vago que sólo jugaba al baloncesto, un humor terrible con todo el mundo. Un día tuvo un accidente en su laboratorio de química del colegio. Por una vez que fue y justo tenía que pasar eso, una pequeña explosión de un gas aparentemente inofensivo hizo que sus sentidos se agudizaran, al pasar los días su visión se volvía mejor pudiendo ver todo, sus oídos eran ahora finos y sin darse cuenta tenía más fuerza y agilidad. Al ir al médico se sorprendieron de ver que era verdad, sobrepasaba al promedio y lo mandaron a un instituto de fenómenos, así lo llamaban todos aunque su verdadero nombre era Instituto Alfred para personas especiales.

Kagami Taiga, estudiante de intercambio de Estados Unidos. Un chico tranquilo, que no destacaba más que por su físico y su buen hablado inglés, por lo demás era un chico promedio. Le gusta cocinar y jugar basketball, pero antes de darse cuenta tenían una visión láser. Nadie sabía cómo había pasado pero el pelirrojo comenzó a tener que usar gafas, ya que su visión se debilitó pronto la perdió y al ir al médico lo mandaron al mismo instituto pues había quemado toda la oficina del doctor.

En ese instituto se conocieron y se hicieron grandes amigos, formaban un buen equipo y ayudaban siempre a los demás. Con el paso de los años se graduaron y formaron parte de la sociedad, se escondían entre la gente ayudando a los que lo necesitaban. Pronto se hicieron conocidos los superheroes, las calles estaban seguras de todo mal o eso pensaba la gente

-Bakagami, casi me quemas el pelo-gruño desde un tejano Aomine, su traje consistía en una traje aprueba de todo que le ayudaba a ser más ágil y fuerte. Kagami le miro suspirando, el traje de Kagami era más simple tanto que parecía ropa normal de calle y lo que destacaba de él eran sus gafas rojas que hacía ver mejor el exterior devolviéndole la vista

-Te cruzaste en mi camino, Ahomine-gruño serio, una flecha llego entre ellos. Al ver de donde venía vieron a Takao Kazunari

-Hola chicos, ¿Ya peleando?-Kagami negó

-Yo ya me voy-dijo corriendo entre los edificios y saliendo de ahí, Aomine gruño bajo

-¿Y esta tensión sexual que siento?-Aomine se rio

-Callate, no sabemos nada de nuestra vida privada así que no se que tanto a cambiado-murmuró suspirando, Takao sonrió divertido sentándose mirando al suelo del edificio de varios metros de altura

-Tu no sabrás, pero yo si-se tiro sonriendo desapareciendo en las sombras, Aomine lo miró sorprendido golpeando el borde de la azotea. En verdad le llamó la atención el pelirrojo pero no podía esperar tener una relación o si quiera una amistad. Ser superheroes es difícil en toda la palabra, se cambió y camino por las calles yendo a su casa

-Un ciego, no esperes un trato especial-escuchó que venía de un parque cercano, miró lo que pasaba y vio un grupo de chicos rodeando a alguien. No vio mucho y aunque no le gustaba los problemas, escucho que era ciego al comprobarlo vio un baston en mano

-Oye-no terminó la frase ya que vio a los 4 chicos en el suelo, el intimidado tenía un balón en la mano y su baston en la otra

-¡Qué débiles!-dijo el chico, no podía ver nada simplemtne estaba con una chaqueta roja y una gorra que cubría su pelo, una gafas negras

-Gracias señor-unos niños se acercaron a por su balón, el ciego se los dio y salió de ahí caminando despacio con su baston. Aomine lo siguió despacio sorprendido por lo visto, al seguirlo vio que se metió a un parque lejano. No había nadie, miró alrededor sin ver gente al volver la vista al frente el ciego ya no estaba, sintió un golpe en las rodillas y cayó al suelo dejando caer sus gafas y gorra

-¿Por qué me seguías? ¿quién eres?-el ciego sujetaba su baston en la nuca del moreno, serio sin haberse quitado nada mirándolo fijamente

-Sólo pasaba por aquí, te vi en el parque dándole una paliza a unos chicos-el ciego quito el bastón

-Algo normal, da igual-siguió caminando serio

-Eres ciego, no deberías poder hacer eso a menos que sea mentira-se levanto rápido mirándolo, bajo una farola vio unos mechones de pelo rojo. El ciego se giro sonriendo, se quito la gorra dejando ver sus cabello rogizos

-Quién sabe, Ahomine-no le dio tiempo a decir nada más ya había desparecido dejándolo embobado con esa suave sonrisa

-Maldito, Bakagami-sonrio yendo a su casa, es verdad que la vida del superheroe era problemática y difícil pero esos momento eran perfectos para recuperar fuerza y enamorarse más de ese pelirrojo.

Aokaga MothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora