Aokaga Moth

HOSPITAL

-No me gusta, debemos hacer algo, algo se puede hacer-Aomine no se creía que en tan solo dos días todo su mundo se venía abajo, hace meses su mundo era perfecto. Se había casado con su verdadero amor, Kagami Taiga, habían tenido dos hermosas niñas y último les dijeron que iban a tener un pequeño niño. El embarazo fue bien, todo normal hasta últimos todo estaba bien pero pronto todo cayó en tragedia.

-Midorima, ¿Qué podemos hacer?-preguntó Kuroko preocupado, Daiki no sabía qué hacer ni qué preguntarle. Veía a Taiga entubado apunto de irse al otro mundo y él sin poder hacer nada

-Hoy dará a luz, le haremos cesaría y esperemos que recupere su energía, no haya complicaciones... Sino puede-quedo callado viendo a Daiki, este le miro con los ojos aguados

-Puede morir, dilo-su voz sonaba cortada, en verdad no quería eso pero era la realidad, su dura realidad. Acaricio la mano de su pareja viéndolo, sus hijas estaban con su madre

-Puede que...-quedo callado al escuchar el pitido de la máquina, miró la cama y vio su pulso caer de golpe. Daiki lo miró asustado, Midorima llamó a sus enfermeros y se lo llevó a quirofano

-Aomine, vamos-lo sentó en la sala de esperar, estaba en shock no podía moverse ni hablar. Las lágrimas comenzaron a salir, negaba apretándo sus puños

-No se puede ir, no... Él es mi-miraba la puerta llorando sin cesar esperando verlo salir, no salía y eso lo preocupa cada vez más. Kuroko se quedó a su lado sin moverse, esperando lo peor o lo mejor apoyando a su antigua luz

-Familiares de Aomine Taiga-una enfermera salió después de horas, Daiki se levantó rápido viendola

-Yo-o-su voz estaba cortada, la enfermera le vio

-Sigame-dijo caminando, Daiki le siguió con un nudo en la garganta. Pasó por varias salas y nunca llegaba a la suya

-Quiero-quedo callado al ver al peliverde manchado de sangre, estaba en medio cambio de todo. Aomine ya se veía lo peor, eso era mal presagio

-Doctor-Midorima lo miro bajando la mirada, Aomine cayó de rodillas viéndolo

-Felicidades-dijo acercando un pequeño carrito con un bebé recién nacido, era idéntico a Daiki en todo sentido. Él miró al bebé sonriendo con los ojos aguados

-Taiga, ¿Qué pasó con él?-Midorima miró la camilla, corrió hacia él

-Amor, Taiga-lo movió esperando respuesta, Taiga no se movía-Lo siento, yo... Debí decirte lo mucho que te amaba, besarte más veces, mimarte más, estar más en casa... Ayudarte con la casa y...-escucho una risa, miro y vio a Taiga riéndose suave

-Fue difícil pero todo salió bien-dijo por fin Midorima-Pero tu esposo quería gastarte una broma-Daiki miraba a los dos con los ojos aguados

-Hola Daiki-sonrió suave acariciando su mejilla limpiandola las lágrimas

-Sois iguales de idiotas-salio dejándolos solos con el bebé, aviso a Kuroko tranquilizando lo. Daiki lo miró feliz llorando a mares

-No puedo imaginarme una vida sin ti, ni puedo... Es egoísta pero enserio que no puedo-murmuró, Taiga sonrió feliz

-Ni yo, Baka-sonrió suave acariciando su mejilla. Después de varios días, Daiki durmió sin soltar a su esposo

-¿Tranquilos?-entró Midorima para revisarlos, el pelirrojo asintió feliz

-Están los dos durmiendo, gracias Shintarou-este negó

-Es mi trabajo-los dejo descansar, Daiki dormía con una sonrisa en la cara.