VAMPIROS U HOMBRES LOBOS

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Habían pasados unos meses desde que Kagami fue al bosque a recolectar setas, le habían dicho que en Japón podía ir un día en otoño que estarían perfectas para comer y no mentian. Recogió un montón de setas, ya iba a casa hasta que escucho unos ruidos. La curiosidad pudo más que el miedo y fue despacio donde el ruido

-¿Hay alguien ahí?-murmuró acercándose con sus puños el alto, cubierto por un arbusto vio unos pies. Pego un grito y corrió hacia allí, al ver el cuerpo entero casi se desmaya pues no pensaba encontrar un lobo o bueno un hombre lobo. El cuerpo desfallecido, malherido con varias manchas de sangre era de un joven de piel morena, sus orejas y cola estaban abajo y al igual que su pelo eran azules. Abrió sus ojos intentando levantarse y protegerse más fue en vano ya que su fuerza ahora mismo casi no existía. Kagami no lo pensó y se acerco rápidamente, tenía agua y algunos pañuelos e intentó limpiar en lo posible. Lo llevó a su casa cubriendo lo con su chaqueta, al llegar buscó en Internet como cuidar a un lobo pero también a un humano, era confuso pero lo intentó exhaustivamente. El hombre lobo se desmayo por la perdida de sangre

-Entonces... Debo tratarlo como un lobo pero con algunos cuidados humanos-murmuró viendo las heridas, lentamente las curo y vio que eran algunas puñalas profundas. Lo dejó dormido con otra ropa y tapado, esperando que despierte. Paso una noche durmiendo, al levantarse el moreno vio al pelirrojo dormido en el suelo

-¿Qué ha pasado?-murmuró sentándose despacio, miró donde estaba y también sus heridas que estaban curadas. El pelirrojo se removió y sonrió suave viendolo

-Menos mal, te has despertado-dijo levantándose y estirandose-Haré el desayuno, tendrás hambre-camino hacia la cocina, el moreno seguía sin entender esa normalidad pero le agradaba esa calidez en su pecho, no había preguntas ni nada, simplemente un trato amable.
Desayunaron sin palabras, aunque Kagami tenía mil dudas dentro no quiso decir nada simplemente ayudo porque quería y ya, no quería que le pagará ni nada por el estilo

-Mi nombre es Aomine Daiki, soy un hombre lobo, el último de esta zona-dijo viendolo, Kagami sonrió tierno

-Me llamo Kagami Taiga, me crié en Estados Unidos pero desde la secundaria vivo solo aquí-sonrió feliz terminando de comer, Aomine asintió suave

-¿Por qué me ayudaste? Podria haberte hecho daño-dijo serio, Kagami lo miro sin quitar la sonrisa de su rostro

-Simplemente quise ayudar, puedes volver al bosque si quieres-dijo recogiendo todo-Coge una chaqueta y cubre te las orejas y cola, al llegar la tiras y ya-fue a la cocina sin decir nada más, Aomine sorprendido fue donde él

-No respondiste-gruño

-Lo hice porque quería, porque te vi mal y quise ayudar, no hay más-dijo lavando los platos, Aomine lo abrazo por la espalda

-Gracias-murmuró muy bajo, Kagami se rio suave

-Ve al baño, huele horrible-dijo tapandose la nariz divertido.
Aomine hacia años que no veía a un humano tan tranquilo por su presencia, le curo, lo dejó dormir, le dio comida y ahora un baño sin querer nada a cambio. Los humanos son personas egoístas por naturaleza, él siempre se había topado con humanos así, buscaban hombres lobos para tener sus orejas y cola, venderlas en el mercado negro o para probar nuevas armas.
El moreno hizo caso, camino hasta el baño quitándose la ropa por el camino, entró oliendo todo mientras buscaba el agua

-Hay que llenar la-Kagami entró pero se tapo los ojos al verlo desnudo, Aomine le miró sin entender

-¿Por qué te tapas los ojos? Es normal ver a hombre sin ropa-dijo de brazos cruzados, Kagami con sus mejillas sonrojada tapandose su entrepierna excitado negó

-Yo soy distinto-murmuró abriendo el agua llenando la bañera sin verlo o intentándolo. Aomine sin entenderlo se acerco oliendolo

-¿Estás en celo?-pregunto sorprendido, Kagami le miró más rojo negando

-No-o es eso-balbuceo intentando salir de ahí

-No soy mujer así que no puedo ayudarte-dijo Aomine, Kagami lo miro y sonrió enternecido

-Aunque sea así, no siempre es hombre con mujer aveces puede ser hombre con hombre y mujer con mujer-dijo saliendo de ahí, Aomine se metió a la bañera pensativo. Recordó algunas cosas que sus hermanos mayores le decían

"-He visto a dos humanos hombres besándose cerca del parque, estaban en celo-decía su hermano mayor, la madre al escuchar eso entró en la conversación sonriendo
-A veces tu alma gemela no es una mujer, hijo míos, a veces es un hombre, si esa persona hace latir tu corazón con fuerza significa que es el elegido-dijo la señora Aomine acariciando la cabeza de sus hijos, estos a sintieron aunque algunos no lo tomaron tan enserio como Daiki"

Esas palabras nunca las dejo de tener en la cabeza, al mirar al pelirrojo sentía cierta paz que no había sentido más que con su familia. Su corazón latía tranquilo y con cierta felicidad, se quedaría un tiempo con él hasta estar seguro de que Kagami era su alma gemela.

Aokaga MothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora