Aokaga Moth

ÁNGEL/DEMONIO

POV Aomine Daiki:
A mis ojos era un verdadero ángel, venía a buscarme, íbamos a su casa, me hacía de comer, hablabamos de nuestro día, me ayudaba con los deberes que nunca hacía. Nos íbamos a jugar, me preparaba la cena y a veces me dejaba dormir con él, siempre se preocupaba por mí, me preguntaba por mi familia, me hacía salir de mi zona de confort para hacer cosas nuevas y solo eso, era una pequeña parte de mi novio, Kagami Taiga. Habían pasado varios meses desde que empezamos a salir y en verdad cada día me enamoraba más de él e intentaba estar a su altura pero parecía que yo fuera un demonio. Tetsu me ayudaba en eso, como hoy, estamos en el magi burguer hablando de lo pasado últimamente

-No sabía que estarías al pendiente de mi relación-dije sorprendido pues de todos me lo esperaría menos de él

-Estoy preocupado por Kagami-kun, él es mi mejor amigo y no me gustaría verlo sufrir por ti-dijo serio tomando su batido de vainilla. Era verdad que no era muy romántico ni cariñoso ni detallista y muchas cosas más siendo opuesto a mi pelirrojo. Había quedado con Tetsu para planear mi primer aniversario, había pasado ya un año tan rápido que ni cuenta me di

-Sigo sin entender porque Kagami-kun esta contigo, Kise lo trata mejor aunque a veces es muy pegajoso-murmura tomando, en eso tenía razón. Aunque éramos pareja, todavía muchos chicos estaban tras Kagami y eso me molestaba

-Lo sé, por eso te llamé... Quiero hacer algo para Taiga, algo significativo ya que será nuestro primer aniversario-murmure sonrojado, nunca hubiera hecho esto por alguna de mis exs novias pero él lo valía. Después de estar hablando casi toda la tarde me dirigí a casa, de camino pase por la cancha donde siempre jugamos y los vi. A mi pelirrojo con la rubia oxigenada, estaban jugando, él le daba esas sonrisas tan hermosas, a veces fruncida su ceño y lo hacía ver caliente pero no eran para mí, eso me enfurecida. Salí corriendo hacia ellos molesto, cogí del brazo a Kagami

-Daiki-sonrio viéndome sorprendido, quedé embobado por esa sonrisa. Esas mejillas levemente sonrojadas, esos labios dulces y tiernos, esas cejas raras y esos hoyuelos

-Aominechi-dijo el rubio sacándome de mi trance

-¿No estabas en casa?-le pregunté primero a Kagami, este asintió

-Como dijiste que no podías quedar pensaba quedarme en casa pero Kise vino por mi y salimos a jugar-sonrió inocente, asentí sin soltarlo acariciando su mano

-¿Te unes?-me pregunto la rubia, negué sonriendo

-Debo seguir mi camino... Y pensaba ir a cenar a tu casa-mire a Taiga pero este sonrió de lado

-Lo siento, Daiki, Kise me va llevar a un lugar nuevo en la ciudad-eso fue peor que una picadura de abeja, enserio iría con ese rubio a cenar a alguno de esos sitios lujosos de renombre. Esperaba un milagro pero no iba a pasar, asentí sonriendo y sin más salí de ahí, molesto, celoso con ganas de partir a esa rubia a la mitad y llevarme lejos a mi pelirrojo

-Daiki-me gire al escuchar su voz, pensé que me gritaria algo pero lo vi cerca. Sus labios era gloria para mi, me beso dulcemente y sonrió

-Mañana te veo, como siempre-volvió a la pista, sonreí orgulloso, prepotente, ahora si que debía esforzarme y enseñarle mi mejor lado. Pasaron los días mientras planeaba todo, Satsuki venía a ver cómo iba al igual que Tetsu aunque pensé que me animarían más

-Nunca había visto el demonio haciendo cosas bonitas-se burló por décima vez Satsuki, Tetsu asintió mirandome

-Kagami-kun es un ángel, mínimo algo decente debes hacer demonio-kun-escuche una leve risa, bufé negando molesto

-Dejarme, sino vais ayudarme iros-gruñi levantando mis manos para que se vayan. Ya está todo listo, solo faltaba decirle a él

-Taiga, este fin de semana me quedo a dormir contigo-dije acariciando su cintura, este pego un salto asintiendo suave

-Por mi bien-me beso, lo bese y me derreti entre sus labios pero no debía perder la cabeza ahora. Este fin de semana sería algo largo, nuestro aniversario era el sábado y estábamos a jueves, solo un poco más.
Viernes en la noche estaba tocando la puerta emocionado, más quien me abrió me dejó helado

-Aominechi-la rubia otra vez, esto me dejó un mal sabor de boca más no dije nada entrando

-Rubia-busque a Kagami con la mirada

-Salio a comprar-murmuró sentándose en el sofá, asentí dejando mi mochila a un lado

-¿Y tu? ¿Qué haces aquí?-me senté en el suelo viendo la TV, este sonrió divertido

-Claramente intentando robarte a Kagamichi, sabemos que él será más feliz conmigo-apreté mis puños, estaba a nada de romperle la cara de modelo que valía millones

-No lo vas a conseguir-murmure sin verlo

-Yo creo que si, lo invite a cenar, le doy pequeños obsequios, flores y hamburguesas, también lo saco a citas-sonrió prepotente, Aomine se levantó cogiendo lo por el cuello de la camiseta

-Es mío, es mi ángel y no vas a quitarme-gruñó molesto apretando el agarre-Nadie me lo va quitar, lo amo demasiado... Es mi ángel-dije molesto, ya estaba cansado de esas ganas de intentar quitármelo. No soy perfecto pero por Kagami lo intento, necesito de él más que cualquier cosa en el mundo

-Daiki...-solte al rubio girandome, lo vi sorprendido y sonrojado. Abrí mis ojos algo nervioso

-Yo-o.. Es..-negue saliendo corriendo, me vio en la peor forma. Como un demonio lleno de ira y celos, nadie quiere a un demonio gruñón... Y él seguramente tampoco, no se cuanto corrí que llegue a un parque, me senté en un banco mirando mis pies, la peor noche.

POV Yo:

Aomine no se dio cuenta pero Kagami lo siguió tan rápido como pudo, Kise vio a los dos irse suspirando

-Perdí-cogió su móvil llamando a su senpai el cual estaba en su casa esperando, sabía que esto iba a pasar. Kagami encontró a Aomine en un parque y se acerco a él despacio

-Daiki-me sento a su lado cogiendo su mano, este le miró con los ojos llenos de lágrimas. El pelirrojo solo lo abrazo acariciando su espalda

-Lo siento... No te merezco y-Kagami lo callo besandolo suavemente

-Yo también te amo, Daiki-sonrio tierno, acarició su mejilla limpiandole las lágrimas. Aomine sonrió viendole, en verdad tenía a un ángel a su lado, uno que soportaba su pereza, su mal genio, sus rarezas e imperfecciones pero con todo eso lo amaba como a ninguno.