Capítulo 20. Fred Weasley.

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Soy un Weasley.

Walburga se mordió el labio, mirando con incomodidad a los demás, ¿Acaso era la única que veía mal que los Weasley tuvieran tantos hijos? No, no era por cosas de puristas, sino por la economía de la familia, amor no faltaba pero el dinero si y, quieran o no, es necesario.

¿Acaso no comen o hacen fotosíntesis? Pensó Walburga.

Mi padre, como sabrá papá y mi tío, es  George Weasley. Hago honor a tan grande linaje y soy un bromista, lo cual causa dolores de cabeza a MacGonagall y a mi madre.

La bruja suspiro, no, no tenía descanso con ninguna generación.

Pero aún así nos ama, en fin, soy el primer hijo y quién dirá a mi mamá será mi hermana. Bueno, no me gusta ninguna materia más allá de la comida y como dije antes, soy bromista. Amo las bromas, sin ellas no sería yo mismo.

Fred y George estaban haciendo un baile raro mientas decían “Mi hijo/sobrino es bromista” y Gideon junto con Fabián le seguían el baile.

Pertenezco a Gryffindor, así es, soy un orgulloso león y no solo por mi casa (Si saben a lo que me refiero, ¿No?( ͝° ͜ʖ͡°) ). Juego Quidditch como golpeador, no tengo novia ni novio, soy un alma libre y pacífica.

«¿Pacífica? Ayer me preguntaste como hacer una broma “mortalmente divertida”»

Cornamenta tiene la culpa, no yo.

«Ajá»

Yo pertenezco a los merodeadores, mi apodo es canuto en honor a Sirius Black. ¡Señor Sirius, cásese conmigo!

Una carcajada salió de Sirius cuando noto el entrecejo fruncido de Remus. – Lo siento, chico. – Comenzó divertido. – Ya estoy apartado.

En fin, soy estudiante promedio como deben imaginarse y... Oh, mi puesto es golpeador, espera, idiota eso ya dije, tengo dieciséis ¿Que falta?

«Tus padrinos»

Cierto, mis padrinos son el Tío Charlie y  la tía Katie Bell.

– ¿Qué? – Soltó Fred, mirándole ofendido a su gemelo que parecía avergonzado y asombrado. – ¿Por qué Charlie es su padrino y no yo?

– Yo... No sé, Gred. – Respondió George sin poder creerlo, ¿Por qué Fred no era el padrino de su hijo? – Tal vez perdí una apuesta.

– Yo espero que no. – Soltó Molly, a veces no entendía a sus hijos y en otras sí pero el apostar quien sería el padrino no lo harían, ¿Cierto? Enserio esperaba que no.

– Bueno... – Inicio Charlie alargando la “o” con pena. – Gracias, George y lo siento Fred.

¡Los dejo con mi recuerdo!

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Tercera generación: La oportunidad de salvar vidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora