Con trabajo y esfuerzo la tercera generación envía un libro donde se presentan, mostrando como son y lo que hacen pero no solo eso, sino, también, para contar muertes que ellos desean evitar con desesperación, desean que cada uno de esos lectores te...
Haré esto de vez en cuando, dedicarle un capítulo a alguien pero será al azar. Menos ustedes dos, ustedes no fueron al azar.
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Las familias al día siguiente despertaron temprano o todo lo temprano que te permite tu cerebro sobre cargado, cada uno había tenido que hacer una rutina. Los Potter cayeron, se gritaron y al final salieron listos, los Weasley fue casi la misma rutina menos con Rose, ella se despertó desde temprano, Longbottom-Nott fueron ligeramente más ordenados si quitabas el echo de la discusión entre Cadie y Frank, los Malfoy habían sido más ordenados ya que Lyra y Astoria se cambiaron primero y después ellos.
Con Zacarías y Alastair fue fácil, así que no tardaron en salir, pero Delphini y Bellatrix fueron otra cosa, la joven se había propuesto a hacer ver bien a su madre y habían tardado más.
– Es extraño, ¿No? – Inicio Narcissa con calma, los adultos presentes le miraron con curiosidad.
– ¿En qué sentido, sobrina? – Pregunto Walburga con calma, llevándose un bocado a la boca. Algo que ocultaban los Black es que, al igual que los Weasley, tenían un apetito voraz pero debían ser elegantes así que se contenían.
– Ya saben, estamos conviviendo con personas que no lo haríamos y con nuestros nietos, pero lo más importante es... – Ella paró como si no pudiera creerlo, tenía una sonrisa de emoción surcandole el rostro. – Que somos nosotros mismos por primera vez en años.
Ares, Lucius y Walburga se quedaron en silencio, claro que ellos estaban pensando igual, desde su llegada a este mundo se les había dictado que hacer, que comer y como vestirse, lo cual, algunos —Walburga— habían seguido ciegamente creyendo que eso era lo mejor para sus hijos.
Ron, Hermione, Harry, Ginny, Neville y Luna charlaron acerca de sus hijos, menos la última.
– Frank es muy dramático. – Dijo con una mueca pero después río. – Nunca creí tener un hijo. – Aseguro Neville sirviéndose un poco de patatas.
– Estamos igual, Nev, Albus platico conmigo acerca de mi futuro. – Sus ojos castaños parecieron brillar de la emoción pero nadie podía evitarlo, ella siempre había deseado ser una jugadora profesional y su hijo le aseguro que lo sería. – Harry, ¿Tú qué piensas de nuestros hijos?
Ambos se miraron unos momentos, como si estuvieran comunicándose de manera silenciosa.
– Son maravillosos, Ginny. – Aseguro Harry con una sonrisa.
