«"Dulce o truco"»
Delphini no comprendía la festividad o, al menos, no del todo.
No comprendía el disfrazarse y salir a pedir dulces, ¿Acaso no podían ir a una tienda, comprar una bolsa de dulces y disfrazarte de manera ridícula en tu casa? Pareciera que no.
Harry y su tía Narcissa la obligaron a disfrazarse, tenía un accesorio circular medio dorado sobre su cabeza, alas blancas y un maquillaje suave. Salió de la habitación para toparse con Scorpius, este se había disfrazado de Drácula.
- Será divertido. - Comento el primogénito de los Malfoy.
– No sé en qué sentido. – Protestó.
– Te ves bien, el blanco te sienta de maravilla.
Ella solo rodó los ojos pero tuvo que hacer milagros para no sonreír, no importará que tan mal mirará a Scorpius, ella lo quería a su peculiar manera. Bajaron las escaleras con paso calmado, en el primer piso encontraron a los Weasley, Longbottom-Nott, Zabini, Potter y demás.
– Que bello ángel. – Dijo con diversión Alastair tendiendole la mano.
– Pensé que me habían disfrazado de un pájaro albino. – Reconoció, le agarro la mano y bajo los últimos escalones. – ¿Tu que eres?
Él abrió la boca ofendido.
– Me has roto el corazón, amor mío. – Dramatizó. – Soy un diablo.
Tenía una pantalón, playera y tenis rojos, la cola salía del pantalón y tenía una diadema con cuernos, llevo su mano libre hacia estos y de un momento a otro prendieron en color rojo.
– Idiota, lo sapevi? – Mascullo ella con diversión.
Su relación había iniciado gracias a ese viaje, aún tenían sus diferencias pero sin duda se acoplaban a la perfección. Él la abrazo con fuerza, casi adoración y decidieron prestarle atención a sus amigos.
– ¡Soy un zombie! – Rose levantó las manos, maquilladas de un color verde, y comenzó a caminar con lentitud.
– ¡Y yo un cazador de vampiros! – Albus inflo el pecho con orgullo.
– Se tomó muy enserio clavarle su estaca a un vampiro, por eso se quedó con Scorpius. – Se burló James.
Albus y Scorpius se sonrojaron con fuerza, los otros no pudieron evitar reírse.
– ¡Adivinen que soy! – Chillo Dayana avanzando, tenía unas alas color arcoiris y una corona.
– ¿Una hada princesa? – Pregunto dudosa la descendiente de Salazar Slytherin.
– ¡Sí! – La hija del domador de dragones sonrió feliz. – ¿Y mi novio?
– ¡Aquí! – Gritó un chico con armadura brillante, movía una espada —De goma— y un escudo en la otra mano.
Varios, como Delphini, rodaron los ojos, esos dos eran demasiado cariñosos tanto en compañía como en soledad y hacían sentir a todos el inicio de la diabetes estando cerca.
ESTÁS LEYENDO
Tercera generación: La oportunidad de salvar vidas.
Hayran KurguCon trabajo y esfuerzo la tercera generación envía un libro donde se presentan, mostrando como son y lo que hacen pero no solo eso, sino, también, para contar muertes que ellos desean evitar con desesperación, desean que cada uno de esos lectores te...