Tercera generación: La oportunidad de salvar vidas.

Capítulo 15. Michael Abarbanel.

Eh.... ¡Juro que yo no hice explotar la habitación de Alastair!

Zacarías abrió la boca, incluso Helga pero cada uno por distintas razones, los demás, en cambio, soltaron una carcajada.

«¡Tú fuiste, gilipollas!»

«¡Cállense de una puta vez!»

«¡Delphini, ese idiota explotó mi habitación!»

«Lo sé»

No es para tanto.

«¡Te mato!»

«Por Salazar, Alastair cállate y dime que cosas daño, yo las pagaré»

Por fin, ya se fue Smith. Bien, me voy a presentar, soy Michael Abarbanel. Yo soy lo que los puristas clasifican como “sangre sucia”, así es, soy nacido muggle y me siento orgulloso de serlo.

Los puristas presentes hicieron una mueca, Walburga sabía que no debía juzgar pero le era imposible, apenas había escuchado «nacido muggle» y la mueca de asco apareció. Lily y Hermione sonrieron orgullosas, ellas también estaban bien con su estatus de sangre.

Tengo 23 años, fui gryffindor, premio anual y estudié para romper maldiciones en gringots, y hace poco conocí a la chica más bella y salvaje que puede existir.

«¿Me acabas de decir salvaje?»

Ups.

«Corre mientras puedas»

¡Por Godric, ayúdame!

– Lo siento, chico, no puedo ayudarte, si esa chica se parece en lo más mínimo a Salazar es mejor esconderte. – Comento Gryffindor con lastima/pesar, los demás leones le miraron con cara de «¿Qué verga?» mientras las serpientes sonreían con orgullo.

En fin, mis padres celebraron tener un brujo en casa, soy hijo único, padrinos muggle... Ya, no tengo mucha relevancia en sus vidas, espero que muchos de ustedes sigan vivos.

[...]

A él le hubiera gustado tardar más en subir, en el taburete estaba el místico sombrero seleccionador y quién diría como sería una parte de su vida en sus estudios.

– ¡Abarbanel; Michael – Creyó que se desmayaría cuando dijeron su nombre, respiro con suavidad y avanzo hacia el hombrecillo pequeño, subió al taburete y le pusieron encima el sombrero.

– Hufflepuff o Gryffindor, esa es la cuestión. – Dijo el sombrero, dió un respingo y la idea de salir corriendo fue grandiosa, pero no lo hizo, se quedó ahí listo para la sentencia.

– No sé a dónde me enviarás. – Soltó Michael. – Pero confío en ti, no me enviarías a un sitio donde no encajo. – Le pareció horas la espera pero tal vez solo fueron uno o dos minutos, cuando creyó que sería mejor quitárselo él mismo la voz del sombrero seleccionador resonó por todo el gran comedor.

– ¡Gryffindor! 

[...]

Godric aplaudió feliz, Helga soltó un suspiro pero también entendía que debía tener algo que hizo que terminará en Gryffindor, en la casa de su buen amigo.

– Gryffindor, cálmate ya, no te burles de Helga. – Le soltó Salazar con molestia.

– Déjalo, Salazar, algo debe tener para quedar en su casa. – Le restó importancia con calma.

– Bien, esto es todo. – James movió la mano, alzando una ceja. – ¿Alguien quiere seguir?

– Yo, papá. – Dijo Harry, cuando estaba por levantarse e ir por el libro Dumbledore se aclaró la garganta, llamando la atención de todos.

– Se que cada capítulo es muy interesante pero creo que un descanso les viene bien, ¿No creen? – Albus Dumbledore sonrió, algunos asintieron y ellos, en silencio, le dieron la razón. – Bien, si quieren pueden comer un poco mientras descansen, salgan y charlen, son libres.

Todos hicieron caso, haciendo lo que querían, algunos solo se quedaron a comer —Ron, Regulus, Sirius y, para que mentir, Walburga— pero algunos con más elegancia y otros casi metiéndose la comida a la boca sin mascar.

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Capítulo quince actualizado a la 03:43 pm, día 11 de marzo.