Capítulo 27. Maratón 3/6

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«"Un Black siempre será un Black"»

Dedicado a VirginiaBravo5 y Marii_Jara

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Dedicado a VirginiaBravo5 y Marii_Jara

Sirius no podía —O quería, mejor dicho— reconocer algunas cosas, Remus le sonreía con suavidad y suspiro, esperando que Hermione hiciera cuentas sonrió con tristeza, había visto a su madre volar con elegancia y ferocidad, la vio sonreír de manera sincera y reír con diversión pura, entendió que ella también sufrió pero había una diferencia en ambos y él deseaba saber cual.

– Remus. – Susurro Sirius con suavidad.

– ¿Sí? – Pregunto el castaño aún cuando no necesitará hacerlo, conocía al azabache como la palma de su mano así que, sin dejarlo hablar, movió la cabeza en dirección a Walburga y se alejo, dándole tiempo para que charlará. Sirius se acercó a su madre la cual estaba sentada en el pasto hablando con Dorea pero no tardó en llegar hasta su madre.

– Bueno, los dejo. – Murmuró Dorea, al levantarse —Con ayuda— le revolvió el cabello al azabache y se fue con calma.

Madre e hijo se miraron en silencio, no se atrevían a hablar ninguno pero nadie podía culparlos, habían sido años de discusiones de uno y otro, insultos entre más cosas.

– Creí que mi habilidad para el quidditch la había sacado de papá. – Dijo Sirius al fin, mirando a sus amigos desde lejos, ahora sí sonreía sinceramente y no con un atismo de tristeza. Ella río sin maldad, sacudiendo la cabeza.

– Merlín, ¿De Orión? La única y última vez que se subió a una escoba termino con el brazo izquierdo roto en tres partes. – La mujer no pudo evitar reírse al recordar a un Orión jóven quejándose, diciendo que moriría y todo por culpa de su propio padre. – Tu padre era un asco para volar.

– ¿Enserio? – Él también rio con diversión, esa extraña faceta de su madre amable le gustaba.

– A mi me encantaba jugar, mi puesto era golpeadora, en cada partido que jugué jamás descuide una bola y nadie salía herido gracias a eso. – Los ojos grises de la matriarca Black brillaron de emoción y añoranza, su mayor sueño frustrado había sido ser jugadora profesional de Quidditch. Y Sirius comprendió por que razón ella sonrió ese día, tantos años atrás.

Recuerdo.

Sirius no quería volver a casa pero lo hizo, bajo del tren y se despidió de sus amigos, no tardó en ver a su hermanito Regulus caminar con calma hasta sus progenitores.

– Vamos a casa. – Dijo la voz frívola de Walburga, sostuvo la mano de Sirius con fuerza y con la otra sus cosas, después de un mareo, el mundo verse borroso y una mueca aparecieron afuera de su casa. Al entrar todo seguía igual de siempre, frío, oscuro y negro, Kreacher bajo las escaleras con rapidez y hizo una reverencia a los Black menos, claro está, a Sirius.

Tercera generación: La oportunidad de salvar vidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora