Capítulo 2. Libro misterioso.

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Harry Potter sabe que nada es fácil, nada se consigue extendiendo la mano y diciendo «¡Quiero eso!» como siempre decía su primo, Dudley, pero también sabe que la cara de sapo está destruyendo todo lo bueno y agradable de Hogwarts, siente la molestia queriendo salir de él por eso, se sentía impotente al no poder detener aquel ser que destruía su segundo hogar, una mano sobre la propia le hizo alzar la mirada solo para toparse con la mirada de preocupación de sus amigos.

– ¿Estás bien? – Pregunto Hermione, él solo asintió moviendo la comida de su plato con el tenedor. No quería preocuparlos, ellos debían sentirse igual que él.
La puerta del gran comedor fue abierta, Dumbledore, con su larga barba plateada, entro con calma y a su lado Cornelius, ambos serios y eso le causó un escalofrío.

– ¡Cornelius! – Chillo Dolores alegre, creyendo, posiblemente, que el ministerio traía a Dumbledore para entregarse.

– Oh, Dolores, que bueno que estás aquí, quiero decirte algo. – Se quitó el sombrero que lo hacía verse como un champiñón con patas. – Estás despedida, vete de aquí, Dumbledore vuelve a ser el director. – La mujer —O cosa esa, Harry dudaba que alguien tan fea fuera una persona— salió indignada y ofendida, cuando cruzó la puerta pareció que una explosión sucedía alrededor, todos reían y gritaban felices por su partida e, incluso, varios slytherin estaban aliviados, felices. Tardaron un rato en calmarlos pero cuando se logró estaban atentos a los movimientos del director, él no podía culparlos ya que habían estado un tiempo bajo el radar de la cara de sapo y ahora eran libres, ansiosos y libres, mala combinación.

– Bien, ahora que tengo su atención quiero contarles un par de cosas, hace unas horas a mí me llegó un libro muy, muy especial, habla sobre el futuro. – Harry se hizo un poco hacia el frente, curiosos, la castaña murmuró un «¡Eso es muy peligroso!» pero dudaba que ella no estuviera interesada en eso, Ron también hablo pero él para pedir las sobras de Harry que habían quedado echas a un lado, olvidadas. – Se que muchos piensan que es peligroso pero es un riesgo que vale la pena tomar, también hice que gente del pasado viniera, si evitaremos dolor debe ser de la manera correcta. Acomodense, en unos minutos empezaremos.

Horas después...

La puerta fue nuevamente abierta, por esta pasaron todos los Weasley, el matrimonio Malfoy, Andrómeda, Ted y Nymphadora Tonks, Remus Lupin junto con un gran perro negro, la orden del Fénix —Lucius se incómodo un poco por eso último— Flur Delacour, Amos Diggory, Vernon, Petunia y Dudley Dursley —Los amigos de Harry enviaron malas miradas a estos últimos—. Cuando se acomodaron la puerta fue nuevamente abierta, dejándose ver esta vez a James Potter, Lily Evans con un bebé en brazos, los gemelos Prewett, Regulus Black, Walburga Black, Frank y Alice Longbottom.

Silencio.  Nadie hablo, todos demasiado asombrados, Molly rompió el llanto y corrió hacia sus hermanos abrazándolos con fuerza, estos sin saber muy bien que sucedía devolvieron el abrazo.

– ¡Merlín, Molly, te vez vieja! ¿Qué te sucedió? – Pregunto Gideon con falsa seriedad, la mujer, aún sollozando débilmente, le dió un suave golpe en el brazo.

– Cállense... Los extrañe tanto.

Dumbledore los hizo acomodarse y jurar que después tendrían unas horas para ponerse al corriente pero aún así no evito que Neville y Harry abrazaran a sus padres, que los Weasley casi afixiaran en un abrazo a sus tíos y que estos últimos le hicieran burlas a Arthur de su cabello, cayéndose por edad o estrés... Puede que ambas.

– Se que es difícil, ver gente que ya no está y luego tenerlos pero tranquilos, vamos a leer esto y tendremos mejores vidas, ¿Les parece? Bien, ¿Quién quiere leer?

– Yo, profesor. – Se ofreció Lily, pasándole al bebé a James y recibiendo el libro que floto hasta ella. – Bueno... El título es «Dominique Weasley».

Si, muy corto, pero no me culpen... ¡Son las 2:52 AM! Tengo sueño y pedos mentales, así que no funcionó bien ahorita :c tengan buena noche o día.


Segundo capítulo modificado a las 10:39 pm, día 10 de marzo.

Tercera generación: La oportunidad de salvar vidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora