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Harry miró su reloj mientras esperaba en el vestíbulo del hotel Bentley, uno de los muchos hoteles que HCM poseía. Exhaló con irritación al posar de nuevo la mirada en la entrada del lujoso hotel.

Llegaba tarde.

O quizás había decidido no acudir a la cita.

Habría apostado lo que fuera a que iba a venir. Las joyas de su madre claramente significaban mucho para ella, y aunque se hubiera comportado como un auténtico cabrón al chantajearla con ir a cenar con él, no podía sentir ni una pizca de arrepentimiento. No si lo ayudaba a conseguir lo que quería.

Unas pocas horas en compañía de ____.

Tenía una docena de preguntas listas y preparadas. Quería saber por qué no llevaba el collar. Quería saber si el tipo que se lo regaló había desaparecido del mapa. No cambiaba mucho sus planes si no hubiera cortado con él, pero sí que hacía las cosas mucho más fáciles si ella tenía una relación con otro tío.

A las ocho menos cuarto, Harry se enderezó y empezó a aceptar que no iba a venir. La decepción se adueñó de él; una sensación a la que no estaba acostumbrado. Pero si ella pensaba que el plantón lo iba a disuadir, se equivocaba. Solo había enardecido su empeño.

Estaba a punto de coger el teléfono para llamar a su chófer cuando ____ entró precipitadamente por la puerta principal del hotel. Las mejillas las tenía rojas y el pelo despeinado, como si hubiera venido corriendo y el viento hubiera estropeado los largos tirabuzones.

Cuando su mirada reposó en él, se paró a unos pocos metros mientras sus ojos se encontraban. Harry se estaba acercando a ella cuando, normalmente, nunca era el primero en dar el paso. La gente venía a él, no al contrario. Pero aun así, quería acercarse antes de que ella cambiara de parecer y saliera de nuevo por la puerta.

-____ -la saludó con diplomacia.

-Siento llegar tarde -dijo ella sin aliento-. Estaba pintando. Estaba totalmente abstraída en lo que estaba haciendo y olvidé la hora por completo.

Harry miró el bolso exageradamente grande que colgaba de su hombro y las pequeñas manchas de pintura que cubrían sus dedos. Luego la miró a ella, de la cabeza a los pies, memorizando cada detalle.

-No pasa nada. Nos guardarán la mesa -dijo-. ¿Quieres comer ya o prefieres tomar algo primero?

Ella hizo una mueca ante la situación.

-No suelo beber mucho. Es decir, no tengo nada en contra, y sí que bebo en algunas ocasiones, pero soy bastante especial y siempre bebo las tonterías para mujeres. Pero sí que me gusta una copa de vino de vez en cuando.

Harry se rio entre dientes.

-Encajarías perfectamente con Mia y Bethany y sus amigas.

Ella ladeó la cabeza.

-¿Quiénes son Mia y Bethany?

Alargó la mano para cogerla del brazo y la guio hasta la entrada del restaurante.

-Mia es la mujer de uno de mis socios, Gabe, y es la hermana de mi otro socio, Jace. Bethany está prometida con Jace.

-Suena como a una gran familia feliz -murmuró.

-Algo así.

Llegaron al restaurante y el maître inmediatamente los llevó a la mesa que siempre estaba reservada para él, Gabe o Jace cuando preferían comer aquí.

____ se sentó frente a Harry, pero no se relajó por completo. Se acomodó en el borde de la silla y su mirada no dejó de mirar de derecha a izquierda y por detrás de Harry. Parecía nerviosa y como si prefiriese estar en cualquier otro lugar menos en ese con él. Su ego lo estaba sufriendo. Normalmente no tenía que chantajear a las mujeres para que accedieran a tener una cita con él.

Mi Frenesí (03)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora