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Jace estaba esperando a Harry cuando este llegó a la oficina el lunes por la mañana. Harry no había dudado ni un momento que su amigo estaría esperándolo para ahogarlo a preguntas tras la llamada de teléfono que había recibido la noche del sábado.

Jace se encontraba sentado en el despacho de Harry cuando este entró. La preocupada mirada de Jace se cruzó con la de él.

-¿Lo solucionaste todo? -preguntó Jace sin siquiera darle tiempo a Harry para que se sentara.

Harry soltó el maletín sobre la mesa y luego se dejó caer en la silla al mismo tiempo que miraba a su amigo; sus ojos estaban oscurecidos de la preocupación.

-Estoy en ello -murmuró Harry-. Hice algunas llamadas de camino al trabajo. Tengo que contratar a un tío para que siga a ese gilipollas, vigilar sus movimientos y luego decidir cuál es el mejor momento para actuar.

-Dios santo -murmuró Jace-. Vas en serio.

Harry levantó una ceja. Había un montón de notas sobre el escritorio: llamadas perdidas que tenía que devolver, documentos que necesitaban su firma... pero lo dejó todo sin tocar y se recostó en la silla mientras calmadamente sondeaba a Jace al otro lado de la mesa.

-¿Te he dado alguna razón para creer otra cosa? Le hizo daño, Jace. Le dejó moratones en la cara. Ni de coña voy a dejarlo pasar. Estaba demasiado asustada y conmocionada como para denunciarlo, pero me alegro de que no lo hiciera porque yo sí que puedo hacer sufrir a ese maldito cabrón. El tío habría estado fuera de la cárcel en dos segundos, y dudo que saliera algo de ahí. Ya sabes cómo este tipo de cosas siempre acaban en el olvido, especialmente cuando tienes dinero y contactos que lo hagan «desaparecer».

-¿Y él tiene todo eso? -preguntó Jace.

-Algo, sí. Pero no puede competir conmigo. Voy a asegurarme de que pilla el mensaje. ____ es mía y si alguna vez vuelve a hacerle daño, te juro que es hombre muerto.

-¿Cómo se está tomando ____ toda la situación? -preguntó Jace con voz queda.

Harry se paró.

-Creo que bien. No le di mucho tiempo para procesar las cosas, la verdad. Cuando llegué a su apartamento después de dejaros tirados en la cena del viernes, no le di más opciones. Le preparé una bolsa de viaje y le dije que se iba a mudar conmigo. Fui un cabrón. ____ necesitaba que la trataran con delicadeza, pero sabía que si le daba espacio podría no venir a mí nunca. Así que aproveché mi ventaja estando ella abrumada y alterada y me moví rápido.

Una sonrisa se dibujó en las comisuras de los labios de Jace.

-¿Tú? ¿Un cabrón? ¿No se supone que tú eres el chico encantador y simpático? Pensé que lo de ser cabrones era solo cosa mía y de Gabe.

Harry hizo una mueca.

-¿Por qué cojones todo el mundo piensa que soy un despreocupado?

Jace se rio.

-Yo nunca he dicho eso, tío. Pero normalmente siempre eres Míster Educado con las mujeres. Nunca te he conocido de otra forma.

-Las otras mujeres no importaban -dijo Harry con simpleza-. ____ sí. No puedo arriesgarme con ella. Tengo que usar todas mis bazas cuando las tengo.

Jace inspiró hondo y estudió a Harry atentamente. Tras un momento, Harry se removió incómodo en su silla bajo el escrutinio de su amigo.

-¿Estás hablando de algo a largo plazo? -preguntó Jace-. Dices que ella es diferente y yo ya he visto lo diferente que eres tú con ella. Estás hablando de ir contra la ley y de hacerle Dios sabe qué a ese gilipollas que le pegó. ¿Pero cómo de diferente estamos hablando, Harry?

Mi Frenesí (03)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora