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Harry casi se derritió ante la imagen de ____, arrodillada y con la boca alrededor de su polla, tal como la había imaginado tantas veces desde aquella primera vez que la vio en el parque. Ahora era suya, y estaba en su apartamento. En su vida.

Sabía que ____ le había dado un regalo muy valioso. No solo era el hecho de que le había ofrecido su confianza, sino que había puesto su corazón y su cuerpo en sus manos y él haría todo lo que hiciera falta para protegerlos a ambos. Nunca infravaloraría ni daría por hecho lo que esta preciosa y valiente mujer le estaba regalando.

Le pasó las manos por el pelo y le agarró varios mechones mientras se impulsaba hacia delante para hundirse más adentro. Cada caricia que le daba le proporcionaba el placer más exquisito que hubiera experimentado nunca.

Harry había tenido a muchas mujeres. Había sido honesto con ____ en ese tema. Pero ella era diferente. Y no podía siquiera decir el porqué. Había algo en ella que le hablaba en un nivel completamente diferente. Le hacía pensar en estabilidad cuando eso nunca había sido un problema en sus relaciones pasadas. Aunque también es cierto que, el que tanto él como Jace se tiraran a las mismas mujeres difícilmente podía clasificarse como relaciones en todo el sentido de la palabra.

Habían pasado años desde la última vez que había estado a solas con una mujer, y ahora esa idea le parecía atractiva. ____ le atraía.

Estaba de rodillas frente a él, totalmente sumisa, y no solo sumisa, sino que quería las mismas cosas que él. Disfrutaba las mismas perversiones que él. No había una mujer más perfecta para él, de eso estaba seguro.

Se hundió bien dentro de su boca, sacudiéndose en la parte posterior de su garganta antes de volver a deslizarse fuera de ella y de disfrutar de la caricia de su lengua en la sensible parte inferior de su miembro. Luego se apartó y la observó al mismo tiempo que sus ojos, esos pozos aguamarina cegados por el deseo, se encontraban con los suyos.

Sin decir ni una palabra, Harry extendió la mano hacia abajo para coger la de ella y la ayudó a ponerla de pie. En cuanto se hubo puesto de pie, Harry la estrechó entre sus brazos y la pegó contra su pecho. La besó casi olvidándose de tener cuidado en la urgencia por poseer su boca. Aún se le veían los moratones en la cara, y su boca seguía estando sensible, pero ni siquiera eso le había impedido tomar posesión de su boca por muy delicado que hubiera sido.


-Vayamos al dormitorio -dijo con brusquedad-. He estado duro en tu boca, pero ahora me voy a centrar en otras partes de tu delicioso cuerpo.

Los ojos de ____ se encendieron de calor y excitación. Le había pedido perversiones, y él se las iba a dar. Sus manos se morían por enrojecerle el trasero, por ver sus marcas de posesión sobre su cuerpo. Era una urgencia primitiva que lo superó. Quería poseerla, que no hubiera duda alguna de a quién pertenecía.

Pero al mismo tiempo que la guiaba hasta el dormitorio, se percató de que no quería solamente poseer su cuerpo. Quería su corazón también. Y aunque fuera a hacer suyo su cuerpo en cuestión de minutos -tal y como ya lo había hecho una vez- le llevaría mucho más tiempo y esfuerzo hacerse con esas partes de ella que ____ apreciaba más. Su corazón, su mente y su alma.

Harry lo quería todo. No se conformaría con menos.

Ahora solo tenía que convencerla.

-Súbete a la cama. Tiéndete boca abajo y llévate las manos a la espalda. Vendré en cuanto lo prepare todo.

A ella se le fue el aliento y el color rojo cubrió sus mejillas. Harry pudo ver cómo su respiración se empezó a acelerar y la excitación se reflejaba en su mirada. Le soltó la mano y rompió el contacto que tenía con él, luego se acercó a la cama y se colocó tal como le había indicado.

Mi Frenesí (03)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora