Capítulo 17

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-Eres mía-me besó.

-No-lo separe de mi- no soy tuya- el necesitaba ver mi nueva yo, la que no dejaría que le rompieran el corazón otra vez- yo no soy de nadie-me gire, aprisionándolo contra el colchón, me restregué contra él haciendo que se le escapara un gemido, me las pagaría por haberme hecho sufrir, y él sufriría de la manera más cruel. Me levante dejándolo con las ganas, me quite la ropa que traía puesta, quedando totalmente desnuda, la boca de Diego casi toca el suelo, se levantó para dirigirse a mi- No-lo apunte con el dedo- quédate donde estas-dije demandante, el alzó una ceja-Mejor levántate-lo hizo de inmediato, mire descaradamente su entrepierna, un enorme bulto la adornaba, sonreí, así era como lo quería, excitado a mil y sin poder hacer nada, me dirigí a la cama y me acosté sobre ella, abrí mis piernas sin ningún pudor, ni un rastro de la Lodovica tímida e inexperta- acércate-le indique

-Me gustas travie...

-Cállate-dije duramente- no te he dicho que hables, dije que te acercaras- se posicionó encima de mí- bésame, ahora- tire de su pelo y lo hice besarme, duro y salvaje, sus manos subieron por mi cintura, me separe de inmediato de él- no me toques, te quiero ahí-mire hacia mi entrepierna-ahora-demande

-Me gusta tu juego de dominante

-No estoy jugando, hazlo, ahora-abrió sus ojos con sorpresa, bajó hacía mi centro, no lo deje respirar, tire de su cabello y enterré su cara en mi feminidad, sentí su lengua en mi entrada, me arqueé contra el colchón soltando un gemido- quiero tu boca en mi clítoris y dos dedos en mi-dije, el obedeció, íbamos bien hasta el momento, succionó tan fuerte mi botón que mi respiración se atascó en mi garganta, sus largos dedos entraban lentamente en mi-rápido-jadeé, sus dedos entraron y salieron en mi con velocidad, un poderoso orgasmo se estaba construyendo en mí, enterré más su cabeza, machacando mi clítoris contra su boca, mi respiración se atascó en mi garganta, mi piel se erizo, apreté fuertemente las sábanas, espasmos recorrieron mi cuerpo, solté un grito de placer-¡Sí!-, cuando pude recobrar el aliento sentí a Diego contra mí, desnudo, me giré hacia el lado, me cubrí con sus sábanas y cerré los ojos pretendiendo dormir

-¡¿Es enserio?!-se quejó, reprimí las ganas de reír, levante mi vista y lo mire

-¿Qué?-dije desinteresadamente

-¡Estoy como una moto-señaló su enorme erección-y tú te quedas ahí sin tocarme!-mire descaradamente su erección, hice una mueca

-No me apetece-dije restándole importancia

-¿Te estas vengando de mí?-frunció el ceño, se lanzó contra mi tomándome por sorpresa, me besó salvajemente, mordí su labio haciéndolo sangrar, me miró fijamente- Te he dicho que te quería, lo he admitido, me encantas, ¡Mierda Lodovica ! Eres mía-gruñó

-No soy tuya idiota, me las pagarás...

-¡Bien! Si tengo que darte otro de esos maravillosos orgasmos que solo yo se te dar, bien, lo hare con gusto-no debía sonrojarme, pero sentía el rubor aparecer en mis mejillas

-Me da igual, en lo único que eres bueno es con la lengua y con eso-señalé su entrepierna

-No digas eso-me miró dolido-Solo lo dices porque estas enojada, lo único que quiero es que me perdones-susurró, ¿Por qué tienes que hacer esto Diego ? No importa, no lo perdonaré fácil, el me hizo sufrir. Se recostó a mi lado y me dio la espalda, solo debía darle una pequeña lección, quiero perdonarlo pero, no lo sé, no sé si perdonarlo tan fácil

Y que importa la edad? Dievica HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora