Capítulo 33

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El sabor del algodón de azúcar inundo mis papilas gustativas, Diego va concentrado manejando mientras me como mi algodón color azul, la pasamos increíble en el parque. Nos subimos a todos los juegos posibles, y bueno obligue a Diego a subirse a todas las montañas rusas, ya que después de 3 parecía que iba a vomitar el almuerzo.

Observando el camino por la ventana, una canción comenzó a sonar en la radio llamando mi atención;

"When you say you love me

No, I love you more

And when you say you need me

No, I need you more

Boy, I adore you"

Mire a Diego por el rabillo del ojo, estaba tan concentrado conduciendo, me puse de lado en el asiento y lo observe detalladamente mientras la letra de la canción me llegaba, casi como si yo se la estuviera cantando desde cuerpo y alma. Puse mi mano sobre la suya que estaba sobre la palanca de cambio, me dio un rápido vistazo y me sonrió, me incline y bese suavemente su mejilla, estacionó fuera de su casa, sin poder aguantarlo me abalancé sobre sus labios, al principio se sorprendió pero luego me correspondió, lo besé de manera suave, al ritmo de la canción, al separarnos un brillo apareció en sus ojos.

-Me gusta esa canción-confesé-te la dedico-él sonrió.

-Yo debía dedicarte una canción primero, pero me has ganado-sus dedos recorren mi mejilla-también me ha gustado la canción-sus labios se posan en mi frente-vamos a dentro.

Me confiesa que ya ha pedido permiso a mi madre para poder quedarme en su casa, en cualquier momento encontraré mi pieza vacía, paso más tiempo aquí que en mi propia casa.

Diego quiere que veamos las estrellas recostados en el patio, así que voy a su cuarto y me pongo unos de sus sweaters. Cuando salgo al patio él ya está recostado sobre una manta, me acuesto a su lado, él se acerca a mí y besa mi mejilla, recuesta su cabeza en mis pechos mientras se aferra a mi cintura, mis dedos comienzan a picar por las ganas de querer acariciar su cabello.

-¿Ves esa constelación?-dice

-¿Cuál?-digo mirando al montón de estrellas brillantes en el cielo.

-Esa-toma mi mano-cierra un ojo Lodovica -dice, con la ****! de mi dedo recorre la constelación, se siente como si la tuviera entre mis dedos por la suavidad de las manos de Diego - esa es Orión, es mi favorita.

-¿Y esa?-apunto hacía siete estrellas brillantes que trazan el cielo nocturno-como se llama-mis dedos se hunden en su cabello, lo escucho soltar un suspiro.

-Esa es la osa mayor-su mano se escabulle bajo su sweater y mi polera para acariciar mi cintura-dicen que Zeus se había enamorado perdidamente de ella, Calisto, la hizo su amante-explica- pero Hera, la esposa de Zeus estaba celosa así que convirtió a Calisto en una osa, pero Zeus no podía aguantar que algo le pasara a su amada así que la lanzó hacia el cielo para poder verla y protegerla siempre.

-Qué lindo-suspiré, me removí bajo su agarre para poder recostarme en su pecho, sus brazos se aferraron a mi cintura mientras el palpitar de su corazón inundaba mis oídos- tú... ¿harías algo así por mí?-pregunte tímida.

-Yo haría mucho más por ti Lodovica -su mirada se encuentra con la mía-pero jamás estaría con alguien y luego te elegiría, porque para mí tú siempre eres primero-mi corazón golpea fuerte contra mi pecho-solo tú.

El aire se escapa de mis pulmones cuando sus labios rozan los míos, nos besamos como si nuestras vidas dependieran de ello, sus manos moldearon la forma de mi cuerpo sobre la ropa, me aferré a sus brazos, no lo quería dejar ir.

-Déjame hacerte el amor Lodovica -su aliento acaricio mis labios-por favor-su mirada removió todo mi cuerpo en un suave escalofrío, asentí lentamente. Me besó una vez más antes de tomar mi mano y guiarme escaleras arriba hacia su habitación, cerró la puerta de su habitación y su espalda chocó contra está atrayéndome hacia sus brazos, finos y delicados besos bajaron por mi cuello mientras subía lentamente su sweater para luego lanzarlo hacia cualquier parte de la habitación.

Me sentía tímida, casi como si fuera la primera vez, tomo mi mano y me guio hacia la cama, abrió el cubre cama y las sábanas. Con un beso y caricias de por medio nos fuimos quitando la ropa, admiramos nuestros cuerpos desnudos, sus brazos me envolvieron para recostarme sobre la cama, nos tapó con las sábanas para luego besarme con tal intensidad que ya creía volar.

La maraña de pelo oscuro se escabullo entre las sábanas, besando y amando cada parte de mi cuerpo, sentí su respiración justo ahí, mis manos se aferraron a las sábanas, un beso lento quedo pasmado sobre mi piel más íntima, sus manos subieron suaves sobre mi piel, ¿había alguna posibilidad de que algún día lo dejara escapar? No, ni siquiera la más mínima posibilidad. Sus labios encontraron mi cuerpo así como su intimidad encontró la mía, un gemido sordo se atascó en mi garganta dejándome sin aliento ante el suave erotismo de su embestida, me aferré a su espalda mientras me susurraba palabras tiernas al oído.

-Diego -suspire, enterrando mis uñas en sus bíceps

-¿Qué sucede pequeña?-me miro, sus ojos cubiertos de deseo, una gota de sudor bajaba por su sien, la quite de ahí y acaricie su rostro.

-Más-gemí ante sus suaves embistes- quiero más.

-Lento Lodovica , lento-acaricio mi muslo- deja que el placer te carcoma-el placer hormigueaba en mi cuerpo, calentando cada célula de mi cuerpo llevándola al punto de ebullición.

Mi cuerpo se aferró al suyo, los suaves gemidos y su respiración entrecortada me avisaron que él estaba en el mismo punto que yo, una, dos y tres estocadas y nos hundimos en el delicioso espiral de placer, me elevo lentamente hasta que mi cuerpo explotó de placer dejándome sin aliento y sin poder pensar, maravilloso, simplemente maravilloso.

A lo lejos sentí sus labios por toda mi cara, abrí mis ojos lentamente y lo observe acostado a mi lado, me abrace a él.

-¿Me he quedado dormida?-murmuró

-Sí, te he aturdido solo con un orgasmo-suelta una pequeña risita.

-Eres bueno en eso-digo acariciando su pecho.

-¿Solo en eso?-pregunta, niego con la cabeza

-También eres bueno en volverme loca, me encanta la forma en que me acaricias, como me besas y definitivamente amo la forma como me haces el amor. Pero nada supera la forma en como me miras y también...-sus labios se estrellan con los míos- más.

-¿Qué?

-Quiero más-subo mi pierna a su cadera, provocando un pequeño roce, gira sobre sí, haciendo que mis piernas queden a cada lado de su cadera, sus ojos miran hacia arriba a mis ojos y bajan hacia mis pechos relamiéndose los labios.

-Tú me encantas-susurra.

-Y yo te adoro-me embisto contra el.

Y que importa la edad? Dievica HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora