Capítulo 36

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Mi madre nos ha obligado a Diego y a mí a usar unos ridículos chalecos navideños con la inicial de cada uno, a Diego le parecen adorables, pero a mí me da un poco de comezón. Nuestras madres tienen patas arriba la cocina de mi novio haciendo la cena, la chimenea está encendida haciendo más grato el momento en familia.

Walihya y Doniya están recostadas conmigo en el sofá, hablando cosas de la vida, mientras Diego juega a las barbies con Saafa y Jess, la escena es divertida porque él hace voz femenina para usar la Barbie, haciendo que las chicas rían.

-¿Ya lo hiciste con Alex?-pregunta Walihya a Doniya

-¿¡Que!?-exclama esta- como se te ocurre-se sonroja.

-Si lo has hecho-la acuso, ella se muerde el labio avergonzada y asiente.

-Se ha comportado estupendo-suspira-fue muy lindo.

-Que tierno-decimos Walihya y yo a la vez.

-¿Tú lo has hecho con Diego ?

-Eso…no les puedo…eso no importa-me sonrojo.

-¿Qué está hablando?-Diego se acerca a nosotras, nos miramos de reojo y estallamos en carcajadas avergonzadas. Diego se hace un hueco entre nosotras y recuesta la cabeza en mi hombro- Te extraño-dice.

-Estoy aquí-suelto una risilla.

-Lo sé-susurra-pero no me has dado ni un beso-se inclina hacia mí, su cercanía hace que mi corazón comience a latir más rápido, mi mano se posa en su pecho cuando nuestros labios se juntan, no lo he besado por horas, el deseo explota en mi interior, mi corazón se hincha en mi pecho electrizando cada parte de mi cuerpo, lo primero que hago al separar nuestros labios es mirar sus ojos, el me encanta. Me lanzo a sus brazos y el me abraza, quiero llorar y ni siquiera sé cuál es la razón, me encanta que lo que él me hace sentir crezca cada día más, no sé ni cómo algún día la podré reprimir, solo sé que se expande con tanta rapidez que ya me tiene tomada.

-¿Me acompañas a buscar los regalos?-le digo, él se levanta y me extiende la mano.

Saco las llaves de mi bolsillo y nos encaminamos a mi casa, me doy cuenta de inmediato que hay alguien delante de mi puerta, Diego aprieta mi mano mientras nos acercamos, el hombre estira la mano para tocar pero la retira de inmediato, cuando estamos al lado de él toco su hombro.

-¿Disculpe?-digo suavemente, el hombre no me da la cara, solo me mira de reojo y se da la vuelta sin más, el auto arranca de inmediato.

-Qué extraño-dice Diego , me encojo de hombros, entramos a la casa y voy por las bolsas de regalos. Bajo la escalera cargada como un burro, Diego va de inmediato y me quita las bolsas- ¿Qué has comprado tanto?

-Regalos para tu madre, tus hermanas, mi ma…-me interrumpe de inmediato.

-Te dije que no debías comprarles regalos, era malditamente innecesario gruñe

-Yo quería hacerlo-digo

-No, no debías-dice enojado, le quito las bolsas de las manos completamente indignada, me encamino hacia la puerta, todo sucede tan rápido, me estampa contra la pared y me besa fervientemente, me rindo a sus labios y me dejo llevar, sus manos van hacia mis muslos alzándome para enredar mis piernas en su cintura- Lo siento-dice sobre mis labios-solo que no quería que gastaras tu dinero.

-No me importa-acaricio su rostro-solo quería darles un regalo, además se han portado tan bien conmigo-beso la comisura de sus labios.

-Haz comprado los regalos antes de que ellos llegaran-dice- eres tan testaruda, pero tan tierna-suspira-Te quiero, ¿lo sabías?

-Puede que lo hayas mencionado-digo, sus sonrisa se ensancha- yo también te quiero, mucho-lo beso.

-Vamos antes de que te desnude-esconde su rostro en mi cuello y me besa justo sobre mi pulso.

Dejamos los regalos debajo del árbol de Diego , la mesa ya ha sido puesta, miro la hora en el reloj de Diego , ya son casi las diez. Hemos quedado en que abriríamos los regalos justo a las doce, fui por acuerdo ya que la familia de Diego debía partir temprano de vuelta a casa.

-Pase toda la familia a sentarse, la comida está lista-dice mi madre.

La comida les ha quedado deliciosa, cenamos todos gratamente, por su parte Trisha avergonzaba a mi pequeño Diego con sus anécdotas de pequeño mientras mi madre hacia lo mismo, pero bueno, así son las madres ¿no?

Todos sentados alrededor de la chimenea nos disponemos a abrir los regalos, Diego se sienta al lado del árbol para entregarlos.

-Bien, comencemos-dice emocionado, a veces es como un niño- Este es para Saafa, de parte de mi-la pequeña abre su regalo con euforia y chilla cuando una muñeca y un ken salen del paquete- Este es para Jess, también de mi parte-ah bueno él se enoja porque yo compro regalos pero el sí puede hacerlo,

Jess abre tímidamente el paquete encontrándose con un pony de peluche que mueve los pies, Jess se lanza a los brazos de Diego y le susurra suavemente un gracias.

Todos hemos recibido regalos, pero falta el regalo de mi parte para Diego , me levanto, busco entremedio de el árbol y saco un pequeño sobre, se lo entrego y el me mira sorprendido.

-¿Otro?-él había abierto ya las poleras y un par de jeans que le regale, pero este regalo es más importante, no sé si le gustara, asiento un poco nerviosa, el mete la mano a su bolsillo, saca una cajita y me la da- Abrámoslo juntos dice, yo estoy de acuerdo en ello, él rasga el pequeño sobre y yo abro la caja quedándome impresionada, un hermoso collar con un dije de una llave se asoma, nuestras miradas se encuentras mientras el sostiene los boletos en sus manos.

-Diego

-Lodovica -decimos nuestros nombres a la vez-toma-estira los boletos-no puedo aceptar esto-dice, yo le tiendo la cajita.

-Yo tampoco-digo, nuestras familias están atentas a la situación.

-Podrías por último mirar la llave, por favor-ruega, tomo el fino collar e inspecciono la llave en mis dedos, tiene unos pequeños diamantes, la cabeza de la llave es en forma de corazón, giro la llave entre mis dedos y contengo el aliento, unas pequeñas letras grabadas en la parte detrás de la llave hacen que mi corazón salté al igual que las lágrimas que pican en mis ojos,

“pequeña, tienes mi corazón”, se lee atrás, lo miro con los ojos inundados, levanta su polera y el chaleco revelando un pequeño tatuaje recién hecho en forma de cerradura justo en su pecho, mis lágrimas caen veloces por mis mejillas, suelto un sollozó, mierda, esto es mucho- Consérvalo-pide.

Salto a sus brazos y me aprieto fuerte contra él, siempre es tan detallista, lo amo, con toda mi alma, acaricia suavemente mi espalda y besa mi frente mientras dejo de temblar.

-Yo-sollozo-lo conservare, si tú haces lo mismo-digo refiriéndome a los boletos.

-Lodovica-dice-yo no puedo hacerlo.

-Por favor-pido- iremos juntos a Paris-prometo, el suspira y asiente, enredo mis brazos en su cuello y lo beso suavemente- Te amo-se me escapa, se tensa contra mi cuerpo, sus ojos me dejan ver las puertas de su alma, un miedo a que me rechace recorre mi cuerpo, sus labios atacan con tal fiereza mis labios mis labios, despertando mi delirio.

Y que importa la edad? Dievica HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora