Capítulo 21

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Oí unas voces a lo lejos, miré a mi alrededor, estaba en mi habitación, sola, me encontraba ves... ¿vestida?, mire mi pijama, fui al baño para ducharme, aún podía sentir el aroma de Diego impregnado en mi piel. Luego de ducharme me vestí ligueramente, aún estaba perdida, miré mi celular, mierda, eran las 10 de la mañana y yo no había asistido al colegio, mi madre ahora sí que me mataría.

Baje con cuidado de no hacer ruido, las voces se hacía cada vez más presentes.

-Solo quiero cuidarla Graciela, ella enserio ha robado mi corazón-la voz de Diego

-¿Te das cuenta de lo que me estás diciendo?, ¡es una niña! Y tú te aprovechaste de ella-cielos, fue mala idea bajar

-No Graciela  no lo malentiendas, nos queremos, por favor, lo único que te estoy pidiendo es que la perdones, si quieres ódiame por el resto de tu vida pero a ella no por favor, anoche ella no paraba de llorar-escuche a mi madre levantar se su asiento, podría golpear a Diego , termine de bajar los escalones, los dos me miraron, uno con una sonrisa y la otra queriendo asesinarme, ciertamente mi madre iba a golpear a Diego , estaba solo a unos escasos centímetros y ella tenía la mano empuñada.

-Hola-susurré para romper la tensión, Diego se acercó lentamente a mí y me envolvió en sus brazos en mi cintura, beso mi frente haciéndome sonreír

-Hola pequeña-sentí los pasos de mi madre alejarse, me puse en puntillas de pie y bese cortamente sus labios- ¿Quieres salir a desayunar?-me sonrió

-No creo que sea conveniente, aparte no voy vestida para la ocasión-hice una mueca

-Oh, vamos, te vez preciosa con todo-me tomo en brazos para girarme y hacerme reír

-Bájame Diego -chillé

-¿Entonces?

-Me quedaré aquí, nos vemos en la tarde cuando vaya a tus clases-sonreí

-Que floja nena, vas a mis clases pero no al colegio-negó con la cabeza, mi estómago rugió- Ve a desayunar-beso mi frente- nos vemos más tarde-acarició mi mejilla y se fue, suspire, ahora debía enfrentarme al odio de mi madre. Fui hasta la cocina, ahí estaba mi madre sentada tomando una taza de café, camine lentamente hasta el refrigerador, saque la jarra de jugo, un poco de queso y luego saqué el pan de la canasta que tenía mi madre, me senté un poco alejada de ella y comencé a comer.

-Llamé temprano a tu escuela para avisar que no irías-dijo mi madre, yo solo asentí- ¿No me hablaras?-la miré por un segundo y luego seguí comiendo- Hija-suspiró- yo solo quiero lo mejor para ti, quiero que seas feliz

-Soy feliz, él me hace feliz ¿Por qué no lo entiendes?

-Claro que lo entiendo hija, solo que, tengo miedo-susurró, me levante de mi asiento, me acerque a ella y la abrace

-Te quiero mamá, se lo que está bien y lo que está mal, he aprendido de la mejor como cuidar de mí, solo confía en mi mamá, por favor...

Y que importa la edad? Dievica HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora