Capítulo 29

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Mis manos se aferraron a las sabanas y mi cuerpo se arqueó contra el colchón, abrí mis ojos de golpe, mire a mi alrededor, el sol apenas está por salir, una oleada de placer recorre mi cuerpo miro entre mis piernas y veo una maraña de pelo oscuro, suelto un suspiro y me dejo llevar, bajo las manos y acaricio su cabello para hacerle saber que me despertó, su cabeza de alza, me regala una sonrisa y se saborea los labios, Joder!. Mi cabeza golpea la almohada cuando retoma su trabajo, mi cuerpo se consume de golpe.

-¡Diego !-chillo, pierdo la noción del tiempo por un segundo mientras me recupero, mi respiración se tranquiliza mientras su cálido aliento roza mi oído.

-Buenos días-lo miro y sonríe, le dedico una sonrisa perezosa mientras estiro mi cuerpo.

-Hola-me acerco a sus labios y lo beso.

-¿Quieres que desayunemos y luego nos vamos al estudio?-pregunta mientras me acurruco en su pecho.

-Creo que podrías despertarme así de ahora en adelante-digo, el ríe.

-No lo sé-me acaricia el cabello-¿quieres desayunar aquí o en otro lugar?

-Aquí-murmuro- ¿Qué hora es?

-Las 8 y algo-besa mi frente, trepo por su pecho hasta besar sus labios.

-Me encantas-suelto, él me toma por mis muslos y me sienta en su regazo.

-Tu mucho más a mí-presiona su erección contra mí, devora mis labios, su erección se vuelve mucho más dura, tiro de su labio y salto de su regazo fuera de la cama.

-Tomare una ducha-le guiño un ojo.

-Está bien-gruñe tapando su erección, suelto una risita y me encierro en el baño, abro la llave de la ducha y una vez que esta temperada me introduzco en ella, dejo que el agua caiga por mi cuerpo cuando siento la chapa de la puerta forzarse-mierda-se queja Diego al ver que le he puesto seguro a la puerta, se me escapa una carcajada, conozco muy bien sus intenciones.

Me envuelvo en una toalla y salgo a la habitación, la ropa que antes estaba regada en el piso ahora ya no existe, voy hacia el armario de Diego y ahí está mi ropa doblada junta con toda la suya, aún es temprano así que opto por una camiseta de "Guns and roses" de Diego y me la coloco.

-¿Qué estás haciendo?-me giro para ver a Diego entrar a la habitación con tan solo unos boxers y una bandeja con el desayuno, sonrío ante tal escena.

-Usando tu camiseta-digo como si nada, él sonríe, deja la bandeja sobre la cama y me atrapa en sus brazos, acaricia suavemente mi mejilla.

-Me gusta que uses mi ropa-su pulgar roza mis labios.

-¿Entonces me dejas usar esta hoy?-el asiente, beso su mejilla- tengo hambre-me quejo y el ríe, camina hasta la cama y se sienta con bandeja entre las piernas, coge una uva y se la lleva a la boca, gimo y mi palma se estampa contra mi frente, la escena es tan erótica que ya me he excitado y pronto podría estarle rogando que me haga el amor.

Cojo una camiseta de su closet y se la aventé contra la cabeza, el me mira sin comprender.

-Póntela-ordeno.

-¿Por qué?-me reta, coge otra uva y se la lleva a la boca, dios, lo está haciendo a propósito.

-Solo póntela-gimoteo.

-Si me dices porque-sonríe

-Póntela antes de que te ruegue que me tomes duro-digo seria, él se burla de mi mientras se pone la camiseta, deja la bandeja a un lado.

-Ven-estira su mano, suelto un suspiro frustrada, voy hacia él y me sienta en su regazo- no me hagas puchero-tira de mi labio con sus dientes, mierda, todo en el me excita.

Luego de alimentarnos el uno al otro, nos vestimos para irnos hasta el estudio, me paso a mi habitación para simular que he dormido ahí, pero cuando salgo de mi habitación me encuentro con Jess de brazos cruzados.

-¡Dios!-me llevo las manos al pecho-casi me matas.

-¿Dónde estabas?-pregunta seria, ¿perdón? Desde cuando le doy explicaciones a una pequeña.

-¿Disculpa?

-Dije, que donde estabas

-No te voy a...

-Le diré a mamá-me amenaza, suspiro

-Estaba en casa de Diego -su rostro se ilumina

-¿Volvieron a ser novios?-me pregunta esperanzada

-No-su rostro decae- bueno, algo así-ella vuelve a sonreír.

Acompaño a la pequeña a desayunar, agarro mi bolso con los materiales necesarios y Jess toma el suyo, el timbre de la casa sueña, tomo a Jess de la mano, abro la puerta y me encuentro con el Dios del pecado en mi puerta, me estrecha en sus brazos, suelto la mano de Jess y me besa ardientemente, me derrito en sus brazos y me deja sin aliento. Parpadeo un poco y sonrió, bajo la vista hasta mi hermana pequeña quien está sonrojada a más no poder.

-Hola Jess-Diego  se inclina y besa su mejilla

-Hola-responde tímida, vuelve a agarrar mi mano

-¿Nos vamos?-yo asiento, cerramos la puerta, y nos vamos. Diego lleva su brazo en mi cintura y va sonriendo a todo el mundo cuando entramos en su estudio-espérame aquí-besa mis labios cortamente, se acerca hasta su recepcionista quien le mira embobada todo el tiempo mientras le da los recados, él le da las gracias, ella le regala una mega sonrisa y luego a mí me dedica la peor de las miradas.

-¿Qué le pasa a ella?-pregunto mientras vamos al salón de Jess.

-Solo quiere sexo conmigo y moja sus bragas cada vez que me ve-dice

-Diego -le pego en el hombro y veo a mi pequeña hermana que por suerte va distraída.

Dejamos a Jess en el salón no sin antes que Diego le recordara a su colega lo buena que era Jess en las cosas de manualidades y escultura. Cuando entramos en nuestro salón aún no hay nadie, así que Diego pone mi caballete en su lugar y me acomoda las cosas, en agradecimiento le doy un suave beso pero como siempre aquí, alguien nos interrumpe. Nos giramos hacia la puerta y hay un chico con un aro en su oreja y chaqueta de cuero, bastante atractivo.

-Lo siento-se disculpa, su voz es demasiado suave, muy suave para ser hombre.

-Adelante-dice Diego y se va a su escritorio-puedes instalarte-le sonríe.

El chico se instala a mi lado, se ve que es bastante tímido, se acerca a mí y sonríe.

-Soy Finn Smith-se presenta

-Lodovica Comello-estrecho su mano, el salón se llena con todos los chicos- ¿hace cuánto vienes aquí? No te había visto, he faltado algunos días-digo

-Oh, solo ahora, mi novio viene hace tiempo y como compartimos la misma afición me ha insistido en que me matriculara aquí-bien, es bastante atractivo, una pena que sea gay.

-Eso es bueno, Diego , digo el profesor Domínguez es muy bueno en lo que hace-en todo lo que hace, pestañeo para sacar los pensamientos pecaminosos de mi cabeza.

-¿Él es tu novio?-pregunta

-Mmhm no, solo salimos-digo

-Él es sexy-dice, lo miro y luego estallamos en carcajadas. Este chico ya me ha caído bien.

Y que importa la edad? Dievica HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora