Capítulo 45

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Me dolía todo el cuerpo, me estaba debilitando cada vez más rápido y no sabía qué hacer. Había reunido el valor necesario para contarle a mi madre lo que estaba pasando, pero en el momento que me digne a bajar por la escalera y escuche la voz de Diego preguntando por mí, toda esa valentía se fue por la borda.

Esta semana le había pedido a mi madre que nadie me viera, para “no contagiar el virus”, pero, en sus ojos se reflejaba la preocupación. Ella había llamado a un doctor, el señor había venido a casa para examinarme, pero, el miedo a que mi madre supiera fue más grande y técnicamente escape de la casa, llegue horas más tarde fingiendo estar mejor.

Me levante de la cama, apretando la mandíbula, intentando ignorar mi dolor, me quite el pijama para darme una ducha, pero antes de entrar a la ducha mi celular vibró.

“Me estoy cansando Lodovica , ¿podrías abrirme la puta puerta? Solo, quiero verte amor” Diego , me dolía estar haciéndole todo esto, justo cuando nuestra relación estaba en el punto máximo del cielo. Él había estado planeando todo nuestro futuro, era como esas típicas chicas que llevan el vestido de novia en la cartera, pero, en versión masculina. El día sábado me había mandado una foto del jardín, le había quedado en precioso, de ensueño. Eran muchas capturas del jardín y una donde el salía sonriendo, otra donde me mandaba un beso.

Lo amo, con todo mi estúpido y pequeño corazón.

La cabeza me dio vueltas, respire hondo antes de entrar a ducharme. Me relaje un poco, sabía lo que sucedería si no lo hacía. Salí de la ducha con sumo cuidado de no caerme, alguien estaba aporreando la puerta. Me afirme de la pared para no caer.

-Si no abres esa maldita puerta Lodovica , la derribare Diego , mierda, él estaba aquí

Camine con lentitud y precisión para poder llegar a la cama, aferre la toalla a mi cuerpo.

-Abre la puerta Lodovica , puedo escucharte-

Mis rodillas se debilitaron, mis pies se enredaron y lo inevitable sucedió.

Respire con dificultad, intentando que la voz me saliera, mi vista comenzó a nublarse, parpadeé un par de veces, la puerta se abrió con gran estruendo, pude escuchar el gemido estrangulado de Diego y las maldiciones que escupió al aire.

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Un familiar pitido llegó hasta mis oídos, mi cuerpo estaba completamente inmóvil. Abrí mis ojos lentamente, recorrí la habitación con mi vista, un doctor estaba serio frente a mí.

-Hola Lodovica , ¿Cómo estás?

-Bien-contesto

-Estupendo, en un momento vendrá una enfermera a revisarte, luego vendré a conversar contigo unos asuntos, descansa.

Mi corazón se encogió, pesando en mi pecho. Mi madre se acercó a mí me acaricio el rostro con lágrimas en sus ojos, mierda, todo se había ido a la mierda, ella ya lo sabe. Intenté levantarme, pero ella me detuvo.

-Tranquila cielo, el doctor va a venir para que hablemos-ella me dedica una sonrisa tranquilizadora, observo una esquina de la habitación donde mi novio está apoyado con los brazos cruzados y su rostro serio, me descubre observándole, frunce el ceño y sale de la habitación dando un portazo.

-¿Qué pasa?-pregunto preocupada

-Él solo, no, él no quiere aceptarlo-dice mi madre, un sollozo se escapa de sus labios- ¿Qué pas….-

La puerta se abre revelando a una joven enfermera, nos saluda a mí y a mi madre, revisa mi suero y mis pulsaciones, inspecciona si estoy en mis cinco sentidos y luego se va en busca del doctor, que llega junto a Diego, el cual se siento lo más apartado de mí.

Y que importa la edad? Dievica HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora