Capítulo 31

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Luego de nuestro agitado momento bajamos a reunirnos con nuestra madre, que como siempre estaba haciendo galletas en la cocina. A mi madre le encanta cocinar y bueno nosotras sus hijas somos las más contentas con ello.

-¿Te quedas a comer galletas Diego ? -pregunta mi madre pasándose las manos por el delantal

-Oh no Graciela  gracias, pero, ¿puede Lodovica venir a quedarse a mi casa hoy?-mi corazón se paraliza, se supone que yo me escaparía por la ventana.

-¿Para qué?-inquiere mi madre

-Quiero llevarla a cenar y puede que lleguemos tarde-dice Diego

-Oh, está bien, solo tengan cuidado-mi madre me mira haciendo que mis mejillas se ruboricen

-Entonces nos vemos a las ocho, vendré por ti-Diego  se dirige a mí, se inclina para quedar a mi altura y me besa suavemente, debo separarme de el por qué está mi madre pero no puedo y no quiero- nos vemos-susurra sobre mis labios- Adiós Graciela -le hace un gesto a mi madre y salé de la cocina.

-Sí que traes a ese chico hija-mi madre suelta una risita

-mmhm sí, creo-me ruborizo otra vez- crees que ¿podrías prestarme un vestido tuyo?-ella se ríe

-Ni en un millón de años te caería uno de mis vestidos. Pero podríamos ir a comprar uno, ve a buscar tu bolso que iremos de compras-dice mientras saca las galletas del horno, voy en busca de mi pequeño bolso, cepillo un poco mi cabello y, me reúno con mi madre y Jess.

Mi madre tiene la idea de que debo lucir muy bonita para mi cita con Diego , la verdad es que yo creí que me pasaría por mi ventana hasta su habitación y luego haríamos el amor tantas veces que mi conciencia ya no existiría, pero me encanta y a la vez me sorprende que me lleve a una cita, es, emocionante.

Fuimos a la peluquería a petición de mi madre, me cortaron un poco el pelo y luego me lo dejaron lacio ya que se me hacen algunas ondas en las *****! de vez en cuando, me dejaron irreconocible para mí. Me veía, bien, linda creo. Luego de recorrer todo el centro comercial al menos 3 veces encontramos el vestido perfecto, era simple, blanco y con estampado de pequeñas flores, era casual ya que no quería exagerar con un vestido de noche.

Al llegar a casa, me di una ducha pero sin mojar mi cabello, mi madre me maquillo un poco, creo que ella es la única emocionada con la cita, bueno estoy nerviosa pero solo por el hecho de que la excitación corre fuerte por mis venas. El timbre sonó mientras acomodaba mis zapatos, mi madre besó mi mejilla y bajo para recibir a Diego , repase mi apariencia en el espejo y baje al encuentro, Diego estaba riéndose con mi madre de algo, dios, él estaba caliente, llevaba una camiseta blanca y una chaqueta de cuero, jeans negros ajustados y botas, él se dio cuenta de mi presencia, me escaneo de arriba abajo con grandes ojos y una sonrisa tirando de sus carnosos labios, se acercó a mí, tomo mi mano y me hizo girar.

-Estas preciosa-beso mi mejilla-me gusta tu nuevo corte-sonríe

-Me gusta como estas vestido-lo escaneo una vez más- te vez… caliente-susurró para que mi madre no escuche, consigo una sonrisa de su parte y un pequeño beso en mi frente.

-¿Nos vamos ya?-asiento- Adiós Graciela , prometo traerte a tu hija mañana- nos despedimos de mi madre y vamos hasta su auto que esta fuera de su casa, antes de abrirme la puerta me atrapa entre sus brazos y me besa hasta dejarme sin aliento- Necesitaba besarte, te ves realmente hermosa pequeña-envuelvo mis brazos en su cuello y lo vuelvo a besar, todo en él es tan adictivo.

El restaurante era un poco elegante, de inmediato me sentí fuera de ocasión, había gente muy elegante, Diego tomo mi mano y nos encaminamos al recepcionista, Diego dio su nombre y nos guiaron a nuestra mesa.

Y que importa la edad? Dievica HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora