Capítulo 54

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Pongo las tostadas en el plato que esta sobre la bandeja, me giro para darle un último vistazo a los huevos para apagar la cocina. Ordeno toda la comida sobre la bandeja y vierto el café en las tazas. Me asomo al living donde el hombre, que desboca mi corazón cada vez que me mira con esos intensos ojos, está durmiendo sobre las mantas y la alfombra de piel frente a la chimenea encendida. Ciertamente las actividades practicadas son exquisitamente agotadoras, pero una vez que comienzas no es posible detenerte, nunca tienes suficiente del otro.

Me pongo a horcajadas sobre su espalda baja y voy dejando un camino besos para despertarlo, se remueve y para girarse bajo mi cuerpo. Una sonrisa un tanto adormilada se extiende por su rostro, sus párpados revolotean por abrirse completamente y así poder contemplar sus maravillosos ojos.

-Muy buenos días-su voz sale ronca, observo sus labios que están lo suficientemente apetecibles para inclinarme y besarlo, sus brazos me envuelven y me aprisionan.

-¿Tienes hambre? He preparado el desayuno-paso mis dedos por su incipiente barba, que por cierto, me encanta.

-Si amor, mi estómago ruge-me dedica una sonrisa lobuna, recordándome los acontecimientos de la madrugada.

-Bien, entonces levanta ese delicioso trasero y ven a desayunar-el aprieta mis muslos y me apega a su matutina sorpresa.

-¿Te parezco delicioso?-eleva su pelvis, atrapo mi labio para evitar gemir.

-No me tientes Diego -me deshago de su agarre y me levanto- Y como siempre, me pareces sexy y completamente delicioso-lo miro, se levanta de un salto, admiro su esbelto y fornido cuerpo cubierto tan solo por un bóxer negro.

-No desayunaremos, si sigues Lodovica -dice-dice.

-Tu empezaste-le recuerdo, ahora mirándolo directo a los ojos, sus brazos me envuelven y me besa tan dulcemente que me siento como mantequilla al sol.

-Vamos entonces-pasa una hebra de mi cabello por detrás de mi oreja.

Me hace sentarme y me sirve el desayuno ya preparado por mí, llevo la taza de café a mis labios mientras el muerde una tostada.

Luego de desayunar, nos duchamos por separado, ya que he tomado la decisión de que debemos hacer algo productivo hoy, aparte de calentar nuestra cama o cualquier rincón de nuestra casa. Me coloco los calcetines mientras que él sale del baño con una toalla atada a su cintura. Me calzo las zapatillas cuando él se arrodilla ante mí y ata mis cordones, le doy una sonrisa de agradecimiento.

-¿Entonces, qué quieres hacer hoy?-se sienta a mi lado, él se pasa una pequeña toalla en el cabello, se la quito de las manos y hago lo que estaba haciendo.

-En realidad, no sé-me rio, paso suavemente la toalla por su cabello y luego por sus hombros aún mojados.

-Podríamos ir a cabalgar-sugiere.

-¿Cabalgar?-mis ojos se iluminan-eso suena asombroso-sonrío, el imita mi acción.

-Entonces cabalgar será-besa mi mejilla-luego veremos qué hacer despuésme abraza- debo aprovecharte antes de que empieces la escuela-hace una mueca- podrías seguir estudiando por internet-dice, niego.

-Ni lo sueñes-pellizco su nariz-quiero hacer vida social, ver a mis amigos y además, ¿Qué haré en casa?, tus clases ya casi comienzan.

-Podrías pensar en cómo desvestir a tu hombre cuando llegue a casa-alza las cejas repetidas veces haciéndome reír.

-Lo siento, aunque me resulte un poco tentadora la idea, declino-el tuerce la boca divertido.

-¿Solo un poco?-dice incitándome.

-Sé lo que estás haciendo-entrecierro mis ojos, me alejo de él y voy hacia el armario.

-Lodovica-rechista como niño pequeño, me giro y hace un puchero.

-Vamos a cabalgar Diego -le aviento una camiseta en el rostro.

-Me vengaré-dice haciéndome reír.

Diego nos llego donde un amigo suyo que tenía una gran granja interactiva, habían muchísimos animales. Pero sobre todo, muchos visitantes. El tal Jeff nos saludo y de inmediato nos llevo al establo donde se encontraban los caballos listos para montar.

-Solo necesitaremos uno Jeff-dijo-así utilizas el otro-Diego señalo a un par de personas que estaban a la espera.

-No se preocupen, llévense a la preciosa Liz-acaricio el lomo de la yegua.

Diego me ayudo a montar, el se puso tras de mí y nos pusimos en marcha. Sus brazos estaban a mí alrededor, la emoción se expandía por mi cuerpo al igual que la sonrisa en mi rostro.

-Esto es tan emocionante-chillé, lo sentí sonreír contra mi oído.

Recorrimos toda la granja, era definitivamente maravillosa. La cantidad de animales y el invernadero me enamoraron de inmediato. El paso del caballo se hizo más respingo cuando Diego movió las riendas, este con un movimiento me abro más las piernas, el traqueteo del caballo golpeo justo en mi clítoris, reprimí un gemido.

-¿Lo sientes?-murmuró seductoramente en mi oído, mierda.

-Sí-mordí mi labio

-Esta es mi venganza-dijo

-Diego , para-gemí

-No-movió las riendas y el caballo traqueteo más rápido, ajeno a lo que Diego intentaba hacer.

Intenté cerrar mis piernas, pero me lo impidió. Me sentía completamente avergonzada, pero el golpeteo directo en mi zona erógena hacia cosquillear todo mi cuerpo. Un espasmo recorrió mi cuerpo y me contuve. Diego detuvo al caballo y me bajo de inmediato, tirando de mi mano, mientras agitada jadeaba, amarro al caballo para luego llevarme tras un árbol donde no seríamos vistos. Me beso con tal fiereza que la cabeza me dio vueltas, sus labios barrieron los míos, lamio mi labio para luego succionarlo.

-Amor-jadeé, metió la mano dentro de mis jeans acariciando la excitación entre mis piernas, me arqueé contra el árbol y sin poder evitarlo exploté alrededor de sus dedos- Oh Diego .

-Sí, cielo-dijo con voz ronca- así, ahora vámonos de aquí antes de que te folle.

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Miércoles, Diego me levanto lo suficientemente temprano para que estuviéramos a tiempo en la consulta del doctor.

-Bien Lodovica -el doctor tomo los papeles en sus manos- Los resultados demuestran que la operación ha logrado que todo funcione de maravilla contigo, a decir verdad a sigo muy rápido-Diego apretó mi mano- Pero, necesariamente debemos seguirte controlando, hasta que estemos muy seguros de que ya no está tan presente en tu cuerpo el cáncer. Luego de eso las citas se fijaran cada dos meses o una vez por mes, dependiendo de lo que digan los exámenes, pero, felicitaciones pequeña Lodovica -se levantó del asiento y llego hasta mi- eres una gran luchadora, pese a cualquier cosa, nunca te rindas-me sonríe.

-Esto hay que celebrarlo mi amor-Diego me besa al entrar en nuestra casa.

Podemos salir al cine y luego a cenar, podemos hacer lo que tu quitar-me toma entre sus brazos y me hace reír

-Bájame-cierro los ojos mientras él gira otra vez- Bebé-río

-Estoy tan feliz por ti-me baja pero nuevamente me encuentro con su delicioso pecho en un cálido abrazo.

-Y yo estoy muy feliz por nosotros-beso su barbilla

-Ve a ponerte más hermosa de lo que ya eres para que salgamos a celebrar, amor-acaricia mi nuca con sus hábiles dedos

-Lo que tu digas- me giro rápidamente, la cabeza me da vueltas por un segundo, cierro los ojos ante el mareo.

-¿Estás bien amor?-me retiene un momento

-Sí, no te preocupes, vamos-tiro de su mano, mientras mi corazón golpetea lleno de alegría en mi pecho, por un momento contengo la respiración.

-¿Lodovica …?

Y que importa la edad? Dievica HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora