Capítulo 8

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“-Si qué?-pellizcó mi pezón

-Si-jadeé- te quiero-su boca estaba sobre la mía dura y caliente derritiéndome por dentro, hasta que”… es sonido de la puerta nos interrumpió, nos sobresaltamos, me baje rápidamente de su escritorio y me puse la ropa, Diego se arregló el pelo alborotado, tenía los labios rojos e hinchados por nuestros besos, abrió la puerta y salió para hablar con su secretaria, me dispuse a recoger unos cuantos papeles que habíamos votado por nuestra ola de pasión, me incline a recogerlos cuando sentí algo clavarse entre mis nalgas y unos brazos en mi cintura, me enderece soltando un gemido

-Odio cuando nos interrumpen-dijo sobre mi oído

-No te preocupes-enrede mis brazos en su cuello-prometo recompensártelo esta noche-besé sus labios, me aleje de él y recogí mi bolso del suelo

-¿Te vas?-hizo puchero

-Si caballero, algunas personas tenemos deberes por hacer-dije, me acomode la ropa, tome la manilla de la puerta pero él me detuvo

-Antes dame un beso-estiro sus labios, solté una pequeña risita, aproveche que tenía los ojos cerrados, abrí la puerta, bese mi mano y se la planté en los labios para luego salir corriendo- Me las pagaras pequeña traviesa-grito desde la puerta, salí en dirección a la casa de James, tenía llaves de su casa, así que cuando llegue abrí la puerta para encontrarme con una sorpresa, mis dos mejores amigos se estaban prácticamente devorando sobre el sofá

-Vaya, vaya, miren lo que tenemos aquí-me cruce de brazos, ellos se separaron sobresaltados

-No es lo que tú crees-saltó James, Daisy le pego en el brazo poniéndole mala cara- Bueno si lo es-dijo bajito

-Cuando planeaban decirme de sus prácticas sucias-alce las cejas varias veces de forma divertida, ellos se miraron y se sonrojaron- ¿Y bien? ¿Desde cuándo?

-No hace mucho-dijo Daisy sonrojada

-Hace como dos semanas-dijo James

-Bien-sonreí- me alegro por ustedes-los abrace- pero ahora debemos hacer el trabajo, debo irme pronto-dije

Al terminar el trabajo corrí a mi casa, Diego ya estaba en su casa porque su auto estaba ahí, le había contado a Daisy sobre mi “relación” con el, no me juzgó ni nada, lo comprendió, así que ella me ayudaría a mentirle a mi mamá, entre a casa, bese la mejilla de mi hermana para encontrarme con mi madre en la cocina

-Mami-bese su mejilla- puedo quedarme en casa de Daisy esta noche, mañana nos iremos al colegio juntas-ella dudo-porfaaaaa-puse mi cara de perrito

-Bueno hija, entonces ve a arreglar tus cosas

-Gracias mamá, eres la mejor-la abrace y corrí hacia mi habitación, puse en mi mochila los cuadernos y la ropa que usaría, puse la mochila en el balcón para mañana pasarme del balcón de Diego y tomarla, me puse un sexy conjunto de ropa interior y un vestido, me arregle el cabello, me puse perfume y baje-Adiós mamá-grite, aproveche que no estaba y salí, corrí hacia la puerta de Diego , toque a la puerta y me abrió, estaba tan sexy con esos vaqueros y la camisa abierta, mordí mi labio al imaginarlo desnudo junto a mí, me tomo de la cintura obligándome a entrar, me empujó contra la puerta para besarme apasionadamente

-Qué bueno que viniste pequeña-tomo mi mano- ¿Tienes hambre?-Sí cariño, pero de ti, mordí mi labio ante tal pensamiento

-Sí-me sonrojé

-No sé qué pasará por esa cabeza pervertida tuya-beso mi mejilla, tenía la mesa puesta, todo estaba iluminado por velas- siéntate- me senté en la silla que el aparto para mí, puso un rico plato de lasaña ante mis ojos, se sentó junto a mí, le di una pequeña mirada y me di cuenta que se había abotonado la camisa

Y que importa la edad? Dievica HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora